LECTURAS DEL MIÉRCOLES X DEL T. ORDINARIO 8 DE JUNIO (VERDE)
Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha
con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida
transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Que todo el pueblo sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero, que puede cambiar sus corazones.
Del primer libro de los Reyes: 18, 20-39
En
aquellos días, el rey Ajab envió mensajeros a todo Israel y reunió a
los profetas de Baal en el monte Carmelo. Elías se acercó al pueblo y le
dijo: "¿Hasta cuándo van a andar indecisos? Si el Señor es el verdadero
Dios, síganlo; y si lo es Baal, sigan a Baal".
Pero
el pueblo no supo qué responderle. Entonces Elías les dijo: "Yo soy el
único sobreviviente de los profetas del Señor; en cambio, los profetas
de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos; que ellos
escojan uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin
prenderle fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña
sin prenderle fuego. Ustedes invocarán a su dios y yo invocaré al Señor;
y el Dios que responda enviando fuego, ése es el verdadero Dios".
Todo
el pueblo respondió: "Está bien". Elías dijo entonces a los profetas de
Baal: "Escojan un novillo y comiencen ustedes primero, pues son más
numerosos. Invoquen a su dios, pero sin prender fuego". Ellos tomaron el
novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron a Baal desde la
mañana hasta el mediodía, diciendo: "Baal, respóndenos". Pero no se oyó
ninguna respuesta, y ellos seguían danzando y brincando junto al altar
que habían hecho. Llegado el medio día, Elías comenzó a reírse de ellos,
diciéndoles: "Griten más fuerte, porque a lo mejor Baal, su dios, está
muy entretenido conversando o tiene algún negocio o está de viaje. A lo
mejor está dormido y así lo despiertan".
Ellos
gritaron más fuerte y empezaron a sangrarse, según su costumbre, con
cuchillos y punzones, hasta que la sangre les chorreaba por todo el
cuerpo. Cuando pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de
la ofrenda, pero no se escuchó respuesta alguna ni hubo nadie que
atendiera sus ruegos. Entonces Elías le dijo al pueblo: "Acérquense a
mí". Y todo el pueblo se le acercó. Preparó el altar del Señor, que
había sido demolido. Tomó doce piedras, según el número de las tribus de
los hijos de Jacob (a quien el Señor había dicho: Tú te llamarás
Israel). Con las piedras levantó un altar en honor del Señor e hizo
alrededor del altar una zanja, del ancho de un surco. Acomodó la leña,
descuartizó el novillo y lo puso sobre la leña. Después dijo: "Llenen
cuatro cántaros de agua y derrámenla sobre el holocausto y sobre la
leña". Y lo hicieron así. Volvió a decirles: "Háganlo otra vez". Y lo
repitieron. De nuevo les dijo: "Háganlo por tercera vez". Y así lo
hicieron. El agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja por
completo.
A
la hora de la ofrenda se acercó el profeta Elías y dijo: "Señor, Dios
de Abraham, de Isaac y de Jacob; que se vea hoy que tú eres el Dios de
Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas
estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que todo este pueblo
sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero, que puede cambiar los
corazones".
Entonces
bajó el fuego del Señor y consumió la víctima destinada al holocausto y
la leña, y secó el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo tuvo
miedo, y postrándose en tierra, dijo: "El Señor es el Dios verdadero. El
Señor es el Dios verdadero".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 15
R/. Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. R/.
Los ídolos abundan y tras ellos se van todos corriendo; más yo no he de ofrecerles sacrificios, jamás invocaré sus nombres. R/.
El
Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus
manos. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado jamás
tropezaré. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.
ACLAMACIÓN Sal 24, 4. 5
R/. Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R/.
No he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud.
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a
abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles
plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que
deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo
tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a
los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los
cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos.
Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se
celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra
redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Jn 4, 16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos,
Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del
cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Comentario al Evangelio de hoy
José M. Vegas cmf
Queridos Hermanos,El texto del libro de los Reyes es, tal vez, al más grandioso alegato de la lucha del profetismo, encarnado en Elías, contra la idolatría, la tentación permanente de Israel. Sorprende la desproporción de fuerzas (un profeta de Yahvé contra 400 de Baal), pero también la enorme seguridad con la que actúa Elías. Él mismo propone el desafío, se comporta con un aplomo que roza la temeridad, no se ahorra, siquiera, el sarcasmo contra el dios pagano, a pesar de que de parte de este último está todo el poder de tejas abajo. ¿Qué creyente se atrevería hoy día a lanzar un desafío de estas características? ¿No ha callado, acaso Dios, en tiempos pasados y recientes, cuando los creyentes le invocaban mientras eran perseguidos y masacrados? Además, la fuerte “desmitificación” de la fe lleva con frecuencia a “interpretar” estos textos, de manera que nos cuidamos muy mucho de poner a prueba a Dios con semejantes retos… El caso es que en tiempos de la Unión Soviética no fue infrecuente que en las escuelas se plantearan desafíos similares, aunque en sentido inverso. Se invitaba a los niños que se confesaban creyentes a pedir a Dios que les mandara caramelos. Naturalmente, el silencio era la estruendosa respuesta. Después los niños soviéticos (los pioneros) invocaban a Stalin en el mismo sentido, y ni que decir tiene que desde el techo llovían las golosinas.
El hecho es que, sin que podamos saber hasta el final el fondo histórico del episodio de Elías, su lección es clara e inequívoca: es preciso adorar sólo a Dios, y no ceder ni un milímetro ante toda forma de idolatría (y hoy día los baales son muchos y variados), aun a riesgo de la propia vida, un riesgo que el mismo Elías había asumido.
También Jesús ha sumido ese compromiso, y no sólo como riesgo, sino como la realidad de una vida entregada por amor hasta el extremo. Sus palabras en el Evangelio de hoy deben entenderse en este sentido. No resuelven una cuestión legal ni de mera interpretación de la ley. Jesús ha venido a dar plenitud a la ley, a llevarla a su perfección. Y esa perfección es la ley y el mandamiento del amor. Y el amor no es una actitud genérica, “global”, sin matices. Al contrario, el que ama de verdad está atento también a los pequeños detalles, a esos que no parecen importantes, pero en los que se decide habitualmente nuestra vida, y en la que el ser humano se hace grande. Porque sólo amando en lo pequeño (y a los pequeños) como Jesús, es posible prepararse para los grandes momentos, para las grandes gestas, como la de Elías frente a los falsos profetas de Baal, como la de Jesús ante su misterio Pascual.
En definitiva, los niños creyentes de las escuelas soviéticas no recibieron caramelos, pero no se inclinaron ante el ídolo, en este caso de acero, salvaron su dignidad, y dieron un testimonio más valioso que, incluso, el del gran profeta Elías.