Misal del dia de hoy Lunes 06 de Junio 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL LUNES X DEL T. ORDINARIO 6 DE JUNIO (VERDE)


Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Jn 14, 26; 15, 26

Cuando venga el Espíritu de la verdad, Él los guiará hasta la verdad plena, dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Te rogamos, Señor, que el Espíritu Santo, que procede de ti, ilumine nuestras mentes y las conduzca hasta la verdad plena, como lo prometió tu Hijo. Él, que vive y reina contigo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Elías ante la presencia del Dios de Israel.

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Del primer libro de los Reyes: 17, 1-6

Por aquel tiempo, el profeta Elías, del pueblo de Tisbé, en Galaad, le dijo al rey Ajab: "Juro por Dios, el Señor de Israel, a quien yo sirvo, que en estos años no habrá rocío ni lluvia, si yo no lo mando".

Luego, el Señor le dijo a Elías: "Vete de aquí; dirígete hacia el oriente y escóndete en el torrente de Kerit, que queda al este del Jordán. Bebe del torrente y yo les encargaré a los cuervos que te lleven de comer".

Elías hizo lo que le mandó el Señor, y se fue a vivir en el torrente de Kerit, que queda al este del Jordán. Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebía del torrente.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 120

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R/. Siempre me cuidará el Señor.

La mirada dirijo hacia la altura de donde ha de venirme todo auxilio. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R/.

No dejará que des un paso en falso, pues es tu guardián y nunca duerme. No, jamás se dormirá o descuidará el guardián de Israel. R/.

El Señor te protege y te da sombra, está siempre a tu lado. No te hará daño el sol durante el día ni la luna, de noche. R/.

Te guardará el Señor en los peligros y cuidará tu vida; protegerá tus ires y venires, ahora y para siempre. R/.

ACLAMACIÓN  Mt 5, 12

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R/. Aleluya, aleluya.

Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos. R/.

Dichosos los pobres de espíritu.

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Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo:

"Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, con agrado, la ofrenda espiritual que traemos a tu altar, con todo el anhelo de nuestra devoción, y concede a tus siervos un espíritu recto, para que su fe te haga aceptables estos dones y su humildad los recomiende ante ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 26; 16, 14

El Espíritu que procede del Padre, me glorificará, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, Dios nuestro, que te has dignado alimentarnos con manjares celestiales, infunde la suavidad de tu Santo Espíritu en lo más íntimo de nuestros corazones, para que se nos convierta en don eterno lo que en el tiempo hemos recibido devotamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.



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Comentario al Evangelio de hoy

José M. Vegas cmf
Queridos hermanos:
Durante esta semana vamos a seguir las andanzas de Elías, el gran profeta de Israel, el reino del norte. Su nombre “Mi Dios es Yahvé” (?liyah?) es todo un programa de vida, y expresa además las difíciles circunstancias en las que desarrolló su ministerio. Elías vive un duro enfrentamiento con el poder político, encarnado en Ajab, que “hizo el mal a los ojos de Dios, más que todos los que le habían precedido” (1 Rey 16, 30), por las muchas injusticias cometidas, pero también y sobre todo, porque condujo a Israel a la idolatría, seducido por su mujer cananea, Jezabel. Es a la luz de esta situación extrema como se explica el ministerio profético de Elías, expresado en su nombre, y las enormes dificultades a las que tuvo que enfrentarse. La grandeza de su figura profética explica porqué, así como Moisés es la personificación de la Ley, Elías lo es del profetismo religioso judío (cf. Mc 9, 4). La primera aparición del profeta es para anunciar al rey una sequía como castigo divino a causa de la idolatría, después de lo cual se ve forzado a huir, sostenido por la Providencia, pero llevando una existencia precaria.
Elías pertenece, sin duda, al grupo de los bienaventurados de los que habla Jesús, en la inauguración programática de su ministerio, que abre con el sermón de la montaña, y con ese pórtico grandioso que son las Bienaventuranzas. Éstas suponen toda una inversión de la mentalidad religiosa tradicional (que, para muchos, sigue hoy vigente), según la cual el éxito es signo de bendición divina, mientras que toda desgracia es señal de haber perdido el favor de Dios. Vemos cómo la radical novedad del Evangelio tiene ya muchos y claros antecedentes en el Antiguo Testamento, en el que por defender la causa de Dios (que es la causa del verdadero humanismo) se deben soportar persecuciones, peligros, estrecheces y penurias. En Elías vemos anticipada la paradójica felicidad del pobre, del manso, del que llora, del hambriento y sediento de justicia, del misericordioso, del limpio de corazón, del que trabaja por la paz, del perseguido por causa de la justicia. Y comprendemos en él que estas bienaventuranzas nada tienen que ver con la pasividad, la debilidad de espíritu, los “valores del rebaño”, que el filósofo Nietzsche atribuía al cristianismo, porque nada tienen que ver con el (imposible) deseo de sufrir, o con la cooperación con la injusticia por omisión. Significan, al contrario, asumir las consecuencias posibles y más que probables del que vive sin compromisos en lucha con la injusticia, la mentira, la violencia y la idolatría, con tanta frecuencia ligadas al poder. Y es que Elías, como tantos otros bienaventurados del Antiguo Testamento, no es otra cosa que figura de Cristo, el Bienaventurado que encarna y porta en sí el Reino de los Cielos, la presencia cercana de Dios.
La felicidad plena no está asegurada en este mundo, porque depende de demasiados factores que escapan a nuestro control. Pero vivir con dignidad sí que es cosa nuestra, pues depende en exclusiva de nuestra libertad. Jesús nos dice que los que viven así (con la gracia de Dios, unidos a Él, que nos trae la vida de Dios) empiezan ya a gozar en este mundo, anticipadamente, de la felicidad sin fisuras a la que el corazón humano aspira.