LECTURAS DEL LUNES XII DEL T. ORDINARIO 20 DE JUNIO (VERDE)
No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán.
ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 9, 38
Rueguen al Señor de la mies que envíe trabajadores a sus campos, dice Jesús a sus discípulos.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que quisiste proveer de pastores a tu pueblo, infunde en tu
Iglesia tal espíritu de piedad y fortaleza, que suscite ministros dignos
de tu altar y los haga ser valientes y humildes promotores del
Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor apartó a Israel de su presencia y solamente quedó la tribu de Judá.
Del segundo libro de los Reyes: 17, 5-8. 13-15. 18
En
aquellos días, Salmanasar, rey de Asiria, invadió el país, llegó a
Samaria y la sitió durante tres años. En el año noveno de Oseas, el rey
de Asiria ocupó Samaria y deportó a los israelitas a Asiria. Los instaló
en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de Media.
Esto
sucedió porque los hijos de Israel habían pecado contra el Señor, su
Dios, que los sacó de la tierra de Egipto, y habían adorado a otros
dioses, siguiendo las costumbres de las naciones que el Señor había
exterminado a su llegada y que sus mismos reyes habían introducido.
El
Señor había advertido a Israel y a Judá, por boca de todos los profetas
y videntes, diciendo: "Enderecen sus malos caminos y cumplan mis
mandamientos y preceptos, conforme a la ley que impuse a sus padres y
que les manifesté por medio de mis siervos, los profetas".
Pero ellos no escucharon y endurecieron su corazón como lo habían hecho sus padres, que no quisieron obedecer al Señor, su Dios.
Despreciaron
sus decretos, la alianza que estableció con sus padres y las
advertencias que les hizo. El Señor se enojó mucho contra Israel y lo
arrojó de su presencia, y solamente quedó la tribu de Judá.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 59
Dios nuestro, nos has rechazado y nos has deshecho. Estabas enojado, pero ahora vuélvete a nosotros. R/.
Has
sacudido la tierra, la has agrietado; repara sus grietas, porque se
desmorona. Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo, nos diste a beber un
vino que nos hace temblar. R/.
Tú,
Señor, nos has rechazado y no acompañas ya a nuestras tropas. Ayúdanos
contra el enemigo, porque la ayuda del hombre es inútil. Con Dios
haremos maravillas, porque él vencerá a nuestros enemigos. R/.
ACLAMACIÓN Hb 4, 12
R/. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz, y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R/.
Sácate primero la viga que tienes en el ojo.
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen y no serán
juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan
los medirán. ¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das
cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu
hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú
llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que
tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la
paja que lleva en el suyo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, con bondad las oraciones y ofrendas de tu pueblo, para que se
multipliquen los dispensadores de tus misterios y perseveren sin cesar
en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Jn 3, 6
Conocemos
lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también
debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Con la Palabra de Dios
“Dijo Jesús a sus discípulos: “No juzguéis y no seréis juzgados; porque os van a juzgar como vosotros juzguéis, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?” (Mt 7,1-5)
No lo podemos negar. Todos tenemos vocación de jueces.
Y, con perdón de los que limpian nuestras calles, con una gran vocación de “barrenderos de la Municipalidad”.
Todos sacamos fuera nuestros “cubos” de basura.
Pasa el Camión de la Municipalidad recogiendo nuestras basuras.
Los hombres que cuelgan de él, solo tienen ojos para ver las basuras.
Es posible hayan pasado, una y mil veces, al lado de un lindo jardincito de flores y nunca se han enterado de que estaba allí.
Ellos no ven las flores.
Ellos tienen la misión de ver la basura.
¿No es realmente esto lo que, en realidad nos acontece a la mayoría de nosotros?
Tenemos ojos para ver los defectos de los demás.
Estamos bastante ciegos para ver las flores que florecen en sus corazones.
Y por eso, todos nos convertimos en “jueces” de los demás.
Jesús, en esta advertencia que hace a los discípulos destaca en realidad dos cosas:
Una: el que juzga al hermano, rompe la comunión de la Comunidad.
Otra: el que juzga quiere suplantar a Dios, el único juez que conoce la verdad de cada corazón.
Juzgar al hermano es verlo a medias.
Juzgar al hermano es ver solo sus defectos.
Juzgar al hermano es marginarlo de nuestro corazón.
Juzgar al hermano es crear grietas que dividen la comunidad.
Juzgar al hermano es revelar y manifestar la falta de amor de nuestro corazón.
Juzgar al hermano es revelar y manifestar nuestra falta de comprensión.
En la comunidad de los hermanos podemos discutir y disentir.
Pero no por eso nos dividimos ni nos marginamos.
En cambio el juicio del corazón rompe esa unidad, por más que aparentemente demos la impresión de estar unidos.
En cambio el juicio del corazón rompe esa comunión, porque en su corazón ya lo marginó y excluyó.
Me gusta cuando a veces, los fariseos están espiando a Jesús, no dicen nada, pero el Evangelio añade: “Jesús adivinando lo que pensaban, les dice: “¿por qué pensáis mal?”
Por lo demás ¿quién es capaz de conocer la verdad del corazón del hermano?
El único que conoce lo bueno y lo malo del corazón es Dios.
El único que conoce la verdad y la mentira del corazón es Dios.
Por eso mismo, sólo Dios es el verdadero juez de cada uno.
Pero cuando nosotros juzgamos estamos asumiendo el rol de Dios.
Pero asumimos solo una parte.
Porque el mismo Dios que nos conoce por dentro nos juzga, pero no nos condena.
Porque Dios cuando descubre la basura de nuestro corazón nos sigue amando y nos sigue ofreciendo el perdón.
En el Padre nuestro nos enseñó que pidamos “perdón como también nosotros perdonamos”.
Jesús nos dice que “seamos compasivos como vuestro Padres es compasivo”.
Pero aquí Jesús es mucho más duro:
“Con la medida con que midas a tu hermano serás medido”.
“Como juzgues a tu hermano serás juzgado”.
Y un consejo o un criterio: ¿por qué siempre hemos de mirar los defectos del hermano y somos ciegos para ver los nuestros?
Quien no es capaz de reconocer sus propios defectos, tampoco sabrá reconocer los defectos del hermano. Termino con una frase de Khalil Gibran:
“Puedes juzgar a los demás cuando te conozcas a ti mismo. Ahora dime: ¿Quién entre nosotros es culpable y cuál inocente?”
Perdón, porque también yo acabo de “juzgar a los demás”.