LECTURAS DEL LUNES VII DE PASCUA 9 DE MAYO (BLANCO)
En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Hch 1, 8
Recibirán
la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre ustedes, y serán mis
testigos hasta los confines de la tierra. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Descienda
sobre nosotros, Señor, la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos
cumplir fielmente tu voluntad y manifestarla con una vida santa. Por
nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
¿Han recibido el Espíritu Santo, cuando abrazaron la fe?
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 19, 1-8
En
aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las
regiones altas de Galacia y Frigia y bajó a Éfeso. Encontró allí a unos
discípulos y les preguntó: "¿Han recibido el Espíritu Santo, cuando
abrazaron la fe?" Ellos respondieron: "Ni siquiera hemos oído decir que
exista el Espíritu Santo". Pablo replicó: "Entonces, ¿qué bautismo han
recibido?" Ellos respondieron: "El bautismo de Juan".
Pablo
les dijo: "Juan bautizó con un bautismo de conversión, pero advirtiendo
al pueblo que debían creer en aquel que vendría después de él, esto es,
en Jesús".
Al
oír esto, los discípulos fueron bautizados en el nombre del Señor
Jesús, y cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo y
comenzaron a hablar lenguas desconocidas y a profetizar. Eran en total
unos doce hombres.
Durante
los tres meses siguientes, Pablo frecuentó la sinagoga y habló con toda
libertad, disputando acerca del Reino de Dios y tratando de
convencerlos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 67
R/. Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.
Cuando
el Señor actúa sus enemigos se dispersan y huyen ante su faz los que lo
odian; cual se disipa el humo, se disipan; como la cera se derrite al
fuego, así ante Dios perecen los malvados. R/.
Ante
el Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría. Entonen
alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara. R/.
Porque
el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él
fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos.
R/.
ACLAMACIÓN Col 3, 1
R/. Aleluya, aleluya.
Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R/.
Tengan valor, porque yo he vencido al mundo.
En
aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: "Ahora sí nos estás
hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo
sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que
has venido de Dios".
Les
contestó Jesús: "¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más
aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me
dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo.
Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo
tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al
mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que
este sacrificio inmaculado nos purifique, Señor, y fortalezca nuestros
corazones con el poder divino de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio de Pascua o de la Ascensión.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 14, 18; 16, 22
No los dejaré huérfanos, dice el Señor; vendré de nuevo a ustedes y se alegrarán sus corazones. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con
los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado
a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición sobre el pueblo.
Comentario al Evangelio de hoy
Veintimuypocos años
tendría aquella chica que entró en el vagón del Metro. Después de pedir
disculpas por interrumpir, nos contó a todos que era huérfana de los
dos padres (y que podía enseñarnos sus certificados de defunción), que
se había hecho cargo de un hermano pequeño,
y que trabajaba unas horas limpiando una casa, por lo que recibía menos
de 400 euros. Que la asistente social quería que ingresara a su hermano
en un centro de menores, porque con ese dinero no tenían para nada...
Que si alguien sabía de algún trabajo complementario, que había aprobado
el bachillerato, o si podíamos darle alguna ayuda. Que tenía toda su
documentación disponible y en orden...
Algunos abrieron sus monederos y carteras y... una mujer joven se levantó y dijo: «No te preocupes, te vamos a encomendar
al Espíritu Santo, que es la intercesión más poderosa que existe, y ya
verás cómo todo se va a resolver, y te va a ir bien. Te lo prometo».
Se hizo un enorme silencio. Las caras de sorpresa de casi todos eran
dignas de una «selfie». La mía... no sé cómo sería... pero ¡me descolocó
y me dio que pensar!
Me hizo recordar la
escena que contemplamos en la primera lectura: la sorpresa al mencionar
el Espíritu Santo y prometer una oración. Claro que no sé cuántos de
los allí presentes seríamos cristianos. Pero... sinceramente a mí no se
me habría ocurrido tal reacción, ni en privado, ni menos aún en público.
Y es cierto, que es la intercesión más poderosa que hay (y podría
soltar aquí una buena colección de citas bíblicas al respecto), eso lo
sé muy bien, como los discípulos en el Evangelio «creían que creían porque sabían».
Pero ya les dice Jesús que «creer que se cree» no es suficiente, que
saber cosas no es suficiente: que se tiene que notar en los momentos
concretos. Y uno cae en la cuenta de lo poco que se relaciona con esa
persona de la Trinidad que nos habita, por más que, como cura, lo
«encuentre» por doquier en la liturgia y los sacramentos.
Estamos comenzando la última semana de Pascua y no anda lejos
Pentecostés. Bien estará abrirse y renovar su presencia en nuestra vida,
orar insistentemente para que «venga». Pero también, y sobre todo...
para revisar «cómo» está presente, qué espacio le dejo, cómo cuido sus
dones, sus frutos, sus efectos en mí, cómo le tengo mucho más en cuenta
en mi oración personal, cómo me hago más consciente de que sin él... mi
fe es nada. Como el bautismo de Juan.
En cuanto al Evangelio, me fijo esta vez en lo que dice Jesús: «Me dejaréis solo».
Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad,
enfermedad, dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...)
aquellos de quienes más esperas y necesitas la cercanía y el apoyo...
te la juegan, te fallan: tus amigos, tu familia, tu comunidad, tu
pareja... «no están», o incluso están en contra. La madurez y fortaleza
de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos
momentos. Y la fe es también una relación personal con Dios. Fue muy
duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse,
tirar la toalla...
«Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre».
Preciosa enseñanza y testimonio de Jesús. Es entonces cuando se pone a
prueba nuestra fe: aquello de el Señor, es mi fuerza, Dios mío en ti
confío, y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo «sé de quién me he fiado». Sí, el «mundo»
del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos (intereses
económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para
pelear por la justicia, los silencio cómplices, el miedo....) parecen
vencernos, y no pocas veces nos vencen. Oportuno es que nos agarremos a
nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta. Oportuno es
que oremos estas palabras, que las dejemos entrar en el fondo del
corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús. Amén