LECTURAS DEL SÁBADO DE FERIA DE NAVIDAD 9 DE ENERO (BLANCO)
Es necesario que Él crezca y que yo venga a menos.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Virgen Madre de Dios, el que no cabe en todo el universo, quiso encerrarse en tus entrañas, hecho hombre.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que quisiste que tu Verbo, engendrado desde toda la eternidad,
naciera del seno de la Virgen, concédenos que por intercesión de santa
María, el esplendor de su presencia ilumine nuestras tinieblas y de su
plenitud nos conceda alegría y paz.Él, que vive reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios nos escucha en todo lo que le pedimos conforme a su voluntad.
De la primera carta del apóstol san Juan: 5, 14-21
Queridos
hijos: La confianza que tenemos en Dios consiste en que, si le pedimos
algo conforme a su voluntad, Él nos escucha. Si estamos seguros de que
escucha nuestras peticiones, también lo estamos de poseer ya lo que le
pedimos. Si alguno ve que su hermano comete un pecado de los que no
llevan a la muerte, que pida por él y le obtendrá la vida. Esto vale
para los que cometen pecados que no llevan a la muerte, porque hay un
pecado que sí lleva a la muerte (por ése no digo que se pida). Toda mala
acción es pecado, pero hay pecados que no llevan a la muerte. Sabemos
que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Hijo de Dios lo
protege, y no lo toca el demonio. Sabemos que somos de Dios, mientras
que el mundo entero yace en poder del demonio. También sabemos que el
Hijo de Dios ha venido ya y que nos ha dado inteligencia para conocer al
Dios verdadero. Nosotros permanecemos fieles al único verdadero, porque
permanecemos en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida
eterna. Hijos míos, no adoren a los ídolos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 149
R/. El Señor es amigo de su pueblo.
Entonen
al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su
creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
En
honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El
Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes. R/.
Que
se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus
hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo
se complace. R/.
ACLAMACIÓN Mt 4, 16
R/. Aleluya, aleluya.
El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció. R/.
El amigo del novio se alegra de oír su voz.
En
aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí
con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de
Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba,
pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió
entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos
judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a
Juan: "Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del
Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos
acuden a Él".
Contestó
Juan: "Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo.
Ustedes mismos son testigos de que yo dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino
el que ha sido enviado delante de Él’. En una boda, el que tiene a la
novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo
oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora
de alegría. Es necesario que Él crezca y que yo venga a menos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al
celebrar este tiempo dichoso, que consagraste con el nacimiento de tu
Unigénito el parto de la Virgen María, te pedimos, Señor, que esta
ofrenda nos santifique y nos conceda renacer en Cristo. Él, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Prefacio de santa María Virgen
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN cfr Lc 11, 27
Dichoso el vientre de la Virgen María, que llevó al Hijo del eterno Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Señor, que este
divino sacramento que hemos recibido llenos de gozo en esta
conmemoración de la Virgen María, nos haga partícipes de la divinidad de
tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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Comentario al Evangelio de hoy
Fernando Torres Pérez cmf
Termina la semana y nos encontramos con los discípulos en medio del lago. Embarcados. De noche. El viento decide salir de su refugio y empieza a montarse sobre las olas. Viene la tormenta. Y el miedo. Si alguno conoce el lago de Genesaret quizá le haya tocado verlo en un día apacible. Es un paisaje encantador, casi idílico. Pero suficientemente grande como para que las tormentas sean terribles. Y más con los medios de la época. Y más todavía si pensamos que la barquichuela de los discípulos no sería gran cosa. Pero por allí pasa Jesús y les invita a confiar: “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.”
Decía que estos días los Evangelios nos planteaban una especie de resumen de lo que significa ser cristiano. Este Evangelio de hoy tiene también su importancia. El lago y la barca han sido desde hace mucho tiempo uno de los símbolos favoritos del mundo y la Iglesia. La barca de la Iglesia, la barca sencilla del pescador Pedro, tiene que navegar entre los peligros de un mar que a veces es tranquilo y apacible y otras veces es terrible y peligroso. En una barca no hay un lugar seguro al que agarrarse. Sobre todo, si las olas son más altas que la misma barca. La barca se mueve sin parar y la sensación es que no hay esperanza ni forma de llegar a buen puerto.
Hoy podemos sentir nuestra vida amenazada. Y la vida de la misma Iglesia. Algunos parece que todo lo que ven son peligros, tan terribles que parece que estamos abocados a un final desastroso y sin salida.
Frente a los profetas agoreros, no tenemos más que la figura de Jesús que pasa cerca de nosotros y nos dice: “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.” Él es el que nos hace seguir navegando seguros, seguir practicando la fraternidad, seguir abriendo la mano a los hermanos y hermanas de la humanidad sin excluir a nadie porque todos somos hijos e hijas de Dios. A veces nos encontramos con problemas, con conflictos. De la Iglesia con la sociedad. También dentro de la Iglesia, a veces en nuestra comunidad o en nuestra familia. Todo se arreglará desde el diálogo y el amor y la misericordia. Y recordando muchas veces las palabras de Jesús: “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.”