Misal del dia de hoy Miercoles 13 de Enero 2016

LECTURAS DEL MIÉRCOLES I DEL T. ORDINARIO 13 DE ENERO (VERDE)


"Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido".


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 89, 17

Que tu bondad, Señor, se derrame sobre nosotros, y guía las
obras de nuestras manos.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, creador de todas las cosas, que ordenaste al ser humano cumplir con los deberes del trabajo, concédenos que las labores que ahora iniciamos contribuyan al mejoramiento de esta vida y sirvan por tu bondad, a la extensión del Reino de Cristo. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Habla, Señor, tu siervo te escucha.

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Del primer libro de Samuel: 3, 1-10. 19-20

En los tiempos en que el joven Samuel servía al Señor a las órdenes de Elí, la palabra de Dios se dejaba oír raras veces y no eran frecuentes las visiones.

Los ojos de Elí se habían debilitado y ya casi no podía ver. Una noche, cuando aún no se había apagado la lámpara del Señor, estando Elí acostado en su habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: "Aquí estoy". Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?" Respondió Elí: "Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor a llamarlo y él se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?" Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte".

Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?"

Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: "Ve a acostarte, y si te llama alguien, responde: ‘Habla, Señor; tu siervo te escucha’ ". Y Samuel se fue a acostar.

De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: "Samuel, Samuel". Éste respondió: "Habla, Señor; tu siervo te escucha". Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía, se cumplía. Todo Israel, desde la ciudad de Dan hasta la de Bersebá, supo que Samuel estaba acreditado como profeta del Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 39

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R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños. R/.

Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.

He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.

ACLAMACIÓN  Jn 10, 27

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R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.

Curó a muchos enfermos de diversos males.

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Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él.

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: "Todos te andan buscando". Él les dijo: "Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido". Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio V para los domingos del tiempo ordinario

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17

Todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de esta mesa de unidad y caridad, imploramos, Señor, de tu clemencia, que, cumpliendo las labores que nos tienes encomendadas, hallemos sustento para nuestra vida terrena y edifiquemos confiadamente tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Comentario al Evangelio de hoy

Fco. Javier Goñi, cmf

Queridos hermanos:
“Predicando en las sinagogas y expulsando los demonios”. Así de conciso se muestra Marcos para resumir la actividad evangelizadora de Jesús. El texto del Evangelio de hoy podría ser, en efecto, un resumen del quehacer diario de Jesús: después de predicar en la Sinagoga cura enfermos, se retira a un lugar apartado para orar y se traslada a otra población, “para predicar también allí”. Jesús, consciente de su misión, se dedica por completo a anunciar la Buena Nueva, a invitar a la conversión y a hacer signos creíbles que avalen la anunciada cercanía del Reino; pero sabe reservarse sus tiempos. Sobre todo para orar, para ponerse en relación con su Padre, el que le había enviado. Pero también para estar con sus discípulos y amigos.
Y es que la misión de Jesús, igual que la nuestra que no es sino continuación de la suya, tal y como lo encomendó a su Iglesia, sólo tiene sentido en el marco de las relaciones personales. La relación personal con el Padre Dios, por supuesto, pero también las relaciones personales con sus amigos y sus hermanos en la misión, y con la gente misma a la que se dirigía. De hecho, Jesús despliega toda su acción misionera y salvadora en relaciones personales, en el tú a tú. No podría ser de otra manera: es el Amor que nace de Dios y que se transmite de tú a tú a cada persona en una relación también de amor.
A veces entendemos mal nuestra acción misionera. Como si fuera cosa de “hacer” muchas tareas, o de emprender grandes “proyectos”, o cosa de ideas a transmitir, o… No. La misión de Jesús, como la nuestra, sólo tiene sentido en el ámbito de las relaciones personales, en el tú a tú, en el terreno del amor real y concreto. Por eso sólo puede desplegarse desde una comunidad de hermanos de los que se pueda decir “mirad cómo se aman”. Por eso sólo nace de una relación profunda y constante con Dios mismo. Por eso sólo se puede realizar desde el encuentro y la cercanía del tú a tú, especialmente con los más pobres, sufrientes y excluidos.