LECTURAS DEL MARTES I DEL T. ORDINARIO 12 DE ENERO (VERDE)
Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ef 1, 9. 10
Dios
nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad: hacer que todas las
cosas, las del cielo y las de la tierra, tuvieran a Cristo por cabeza.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que en tu admirable providencia dispusiste que el Reino de Cristo
se extendiera por todo el mundo y que todos los hombres fueran hechos
partícipes de la redención salvadora, concédele a tu Iglesia ser
sacramento universal de salvación, y que todos los hombres les sea
anunciado tu Hijo como el Salvador de los pueblos y la esperanza de las
naciones. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor se acordó de Ana y de su oración, y ella dio a luz a Samuel.
Del primer libro de Samuel: 1, 9-20
En
aquel tiempo, después de tomar la comida ritual en Siló, Ana se levantó
y se puso a orar ante el Señor. Llena de amargura y con muchas
lágrimas, hizo esta promesa: "Señor de los ejércitos, mira la aflicción
de tu sierva y acuérdate de mí. Si me das un hijo varón, yo te lo
consagraré por todos los días de su vida, y en señal de ello, la navaja
no tocará su cabeza".
Mientras
tanto, el sacerdote Elí estaba sentado a la puerta del santuario. Ana
prolongaba su oración y Elí la miraba mover los labios, pero no oía su
voz. Pensando que estaba ebria, le dijo: "Has bebido mucho. Sal de la
presencia del Señor hasta que se te pase". Pero Ana le respondió: "No,
señor. Soy una mujer atribulada. No he bebido vino ni bebidas
embriagantes; estaba desahogando mi alma ante el Señor. No pienses que
tu sierva es una mujer desvergonzada, pues he estado hablando, movida
por mi dolor y por mi pena".
Entonces
le dijo Elí: "Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo que le
has pedido". Ella le contestó: "Ojalá se cumpla lo que me dices". La
mujer salió del templo, fue a donde estaba su marido, y comió y bebió
con él. Su rostro no era ya el mismo de antes.
A
la mañana siguiente se levantaron temprano, y después de adorar al
Señor, regresaron a su casa en Ramá. Elcaná tuvo relaciones conyugales
con su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella y de su oración. Ana
concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: "Al
Señor se lo pedí".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
1 Samuel 2
R/. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
Mi
corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya
puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda.
R/.
El
arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza
llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos; y sin
tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Siete veces
da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. R/.
Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. R/.
Él
levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para
hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. 1 Ts 2, 13
R/. Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina tal como es en realidad. R/.
No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad.
Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 21-28
En
aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la
sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus
palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas.
Había
en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a
gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le
ordenó: "¡Cállate y sal de él!" El espíritu inmundo, sacudiendo al
hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron
estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es
ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus
inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por toda
Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
misericordioso, mira las ofrendas de este pueblo a ti consagrado y
concédele, por la eficacia de este sacramento, que la multitud de los
que creen en ti sea siempre estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada y pueblo de tu propiedad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Ap 22, 17. 20
El Espíritu y la esposa dicen: Ven. Amén. Ven, Señor Jesús.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Comentario al Evangelio de hoy
Fco. Javier Goñi, cmf
Queridos hermanos:
A lo largo de la semana vamos a estar contemplando al Señor en los primeros tiempos de su actividad pública. Ayer escuchábamos cómo comenzó a anunciar la Buena Noticia, cómo empezó a invitar a la conversión y cómo llamó a los primeros discípulos. También desde el comienzo de su misión, Jesús acompañó su anuncio de la cercanía del Reino y del Amor de Dios con signos que validaran su pretensión: ¡con Él había llegado la Salvación de Dios! Y ahí le tenemos, ya desde el comienzo de su predicación, curando enfermos, en concreto hoy a un hombre que tenía un espíritu inmundo.
La razón de ser de los milagros de Jesús no fue otra que mostrar con signos tangibles que efectivamente en Él estaba el poder Salvador de Dios, que Él era el enviado de Dios. No parece que sea casualidad que la primera curación de Jesús en el Evangelio de Marcos sea precisamente la de un endemoniado. El poder del mal se manifiesta de muchos modos: en desastres naturales, en la enfermedad, en el pecado, en la muerte… Y en todos esos ámbitos de destrucción del ser humano y del Plan de Dios se hará presente Jesús mostrando el Poder del Amor del Padre presente en Él. Pero quizá sea en los poseídos por el mal (fueran verdaderos endemoniados, o simplemente pacientes de enfermedades mentales graves) en quienes con más claridad los judíos de entonces podían ver la fuerza del mal y el daño que podía hacer en un ser humano. Jesús quería mostrar con claridad que realmente Él era quien pretendía ser: el Hijo enviado para Salvar al Mundo. Y qué mejor que hacerlo precisamente con aquellos que más podían sufrir a los ojos de los que le veían actuar y le escuchaban.
Hoy día es la Iglesia la que continúa la misión salvadora de Jesús, haciéndole presente en medio del mundo. Tendremos que seguir haciendo gestos que hagan creíble nuestro mensaje, y especialmente allí donde con más fuerza a los ojos de los hombres y mujeres de hoy parece triunfar el mal: en las guerras sanguinarias e interminables, en la miseria y el hambre y la muerte provocados por el desigual reparto de las riquezas de la Creación, o en las tragedias vividas por tantos inmigrantes sin recursos y excluidos, o en tantas familias que quedan sin trabajo, recursos, vivienda en medio de nuestra opulencia… Ahí la Iglesia se hace presente, y debe seguir haciéndolo cada vez más, para llevar esperanza, consuelo, paz y transformación real. Sólo así seguiremos haciendo gestos creíbles de que el Reino ha llegado con Jesucristo.
A lo largo de la semana vamos a estar contemplando al Señor en los primeros tiempos de su actividad pública. Ayer escuchábamos cómo comenzó a anunciar la Buena Noticia, cómo empezó a invitar a la conversión y cómo llamó a los primeros discípulos. También desde el comienzo de su misión, Jesús acompañó su anuncio de la cercanía del Reino y del Amor de Dios con signos que validaran su pretensión: ¡con Él había llegado la Salvación de Dios! Y ahí le tenemos, ya desde el comienzo de su predicación, curando enfermos, en concreto hoy a un hombre que tenía un espíritu inmundo.
La razón de ser de los milagros de Jesús no fue otra que mostrar con signos tangibles que efectivamente en Él estaba el poder Salvador de Dios, que Él era el enviado de Dios. No parece que sea casualidad que la primera curación de Jesús en el Evangelio de Marcos sea precisamente la de un endemoniado. El poder del mal se manifiesta de muchos modos: en desastres naturales, en la enfermedad, en el pecado, en la muerte… Y en todos esos ámbitos de destrucción del ser humano y del Plan de Dios se hará presente Jesús mostrando el Poder del Amor del Padre presente en Él. Pero quizá sea en los poseídos por el mal (fueran verdaderos endemoniados, o simplemente pacientes de enfermedades mentales graves) en quienes con más claridad los judíos de entonces podían ver la fuerza del mal y el daño que podía hacer en un ser humano. Jesús quería mostrar con claridad que realmente Él era quien pretendía ser: el Hijo enviado para Salvar al Mundo. Y qué mejor que hacerlo precisamente con aquellos que más podían sufrir a los ojos de los que le veían actuar y le escuchaban.
Hoy día es la Iglesia la que continúa la misión salvadora de Jesús, haciéndole presente en medio del mundo. Tendremos que seguir haciendo gestos que hagan creíble nuestro mensaje, y especialmente allí donde con más fuerza a los ojos de los hombres y mujeres de hoy parece triunfar el mal: en las guerras sanguinarias e interminables, en la miseria y el hambre y la muerte provocados por el desigual reparto de las riquezas de la Creación, o en las tragedias vividas por tantos inmigrantes sin recursos y excluidos, o en tantas familias que quedan sin trabajo, recursos, vivienda en medio de nuestra opulencia… Ahí la Iglesia se hace presente, y debe seguir haciéndolo cada vez más, para llevar esperanza, consuelo, paz y transformación real. Sólo así seguiremos haciendo gestos creíbles de que el Reino ha llegado con Jesucristo.