LECTURAS DEL JUEVES II DE ADVIENTO 10 DE DICIEMBRE (MORADO)
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Que se reúna, Señor, tu Iglesia, para consolidar tu Reino, porque tuyo es el poder y la gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
y Padre nuestro, que, por el anuncio del ángel, quisiste que tu Verbo
se encarnara en el seno purísimo de la Virgen María, concede a tu pueblo
que, al venerarla bajo la advocación de Guadalupe, espere, con sus
misma ternura, la venida de tu Hijo. El que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Yo soy tu redentor, el Dios de Israel.
Del libro del profeta Isaías: 41, 13-20
"Yo,
el Señor, te tengo asido por la diestra y yo mismo soy el que te ayuda.
No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel, que soy yo, dice el
Señor, el que te ayuda; tu redentor es el Dios de Israel.
Mira:
te he convertido en rastrillo nuevo de dientes dobles; triturarás y
pulverizarás los montes, convertirás en paja menuda las colinas. Las
aventarás y se irán con el viento y el torbellino las dispersará. Tú, en
cambio, te regocijarás en el Señor, te gloriarás en el Dios de Israel.
Los miserables y los pobres buscan agua, pero es en vano; tienen la
lengua reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les daré una respuesta; yo,
el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré que broten ríos en las
cumbres áridas y fuentes en medio de los valles; transformaré el
desierto en estanque y el yermo, en manantiales.
Pondré
en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; plantaré juncos en la
estepa, cipreses, oyameles y olmos; para que todos vean y conozcan,
adviertan y entiendan de una vez por todas, que es la mano del Señor la
que hace esto, que es el Señor de Israel quien lo crea".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 144
Dios
y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre.
Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus
creaturas. R/.
Que
te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
Que
muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu
reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas las
generaciones. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Is 45, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan al Justo; que la tierra se abra y haga germinar al Salvador. R/.
No ha habido ninguno más grande que Juan el Bautista.
Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 11-15
En
aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: "Yo les aseguro que no ha surgido
entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista.
Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más
grande que él.
Desde
los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige
esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y
la ley profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el
que habría de venir. El que tenga oídos que oiga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
y Padre nuestro, santifica estas ofrendas por el Espíritu que fecundó
el seno de la Virgen María para que por su medio recibamos el fruto
bendito de su vientre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque
al llegar la plenitud de los tiempos la Virgen María, Madre del Verbo,
entonó llena de gozo el cántico de tu alabanza y quiso después
testimoniarnos su amor materno en la colina del Tepeyac, invitándonos a
acudir a su protección y amparo invocándola como santa María de
Guadalupe.
Ella,
como buena madre, nos ha enseñado también a cantar la gloria de tu
nombre por todo el bien que, por su intercesión, has hecho a este pueblo
tuyo.
A
ella nos unimos en su alabanza y proclamamos la grandeza de tu amor
unidos a los ángeles y a los santos, diciendo sin cesar: Santo, Santo,
Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sof 3, 14; Ag 2, 8
Alégrate
y gózate de todo corazón, Hija de Jerusalén; viene el deseado de todos
los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Comentario al Evangelio de hoy
Fernando Torres Pérez, cmf
De buenas a primeras nos puede sorprender el texto evangélico de hoy. Habla de violencia. De la violencia que se hace contra el reino de Dios. Y de la gente violenta que se quiere apoderar del reino. Al leerlo, me ha venido a la mente una escena de una película de hace ya unos cuantos años que narraba la vida de Gandhi, el pacifista luchador por la independencia de la India frente al dominio británico. Creo que la película se llamaba igual: “Gandhi”. En esa escena se ve como Gandhi y los que le siguen resisten la violencia de las fuerzas armadas británicas. Y la resisten mediante la no-violencia. Ellos se manifiestan por una causa justa. Los soldados se oponen a esa marcha. Y frente a la no-violencia los soldados oponen la violencia de sus fusiles. Caen muchos del lado de Gandhi. Están inermes. No tienen fusiles para defenderse. Pero siguen avanzando. Al final, los soldados se tienen que retirar. No pueden matar a toda una multitud desarmada.
La película me hace pensar que hay que ser muy fuerte para resistir a la violencia. Es más. Me hace pensar que la violencia es, precisamente, la reacción de los débiles. El reino de Dios exige un compromiso serio. Ser cristiano, anunciar la buena nueva del reino, no es en absoluto tarea para personas débiles ni flojas ni mustias ni endebles. Hay que ser fuertes. Hay que comprometerse con la justicia y con el amor. Hay que poner la fraternidad por encima de cualquier otra razón. Hay que perdonar y amar sin límites. Todo eso no es fácil. Exige, en muchas ocasiones, violentarse a uno mismo. Porque lo que le pide a uno el instinto es no perdonar sino vengarse, es responder a la violencia con más violencia.
El reino nos pone en un compromiso Nos saca de nuestras casillas, de nuestra zona de comodidad. Y nos invita a recorrer caminos nuevos. Pero sabemos que son los únicos caminos por donde podremos llegar de verdad a la paz, a la fraternidad, a la justicia. El reino exige tenacidad, constancia, fidelidad.
Ya ha venido el que tenía que venir. Jesús nos habla con claridad de por dónde deberíamos caminar si queremos alcanzar ese reino y que sea de verdad para todos. “El que tenga oídos, que escuche.”
.............................................................................................