Misal de hoy Domingo 20 de Diciembre 2015

LECTURAS DEL DOMINGO IV DE ADVIENTO 20 DE DICIEMBRE (MORADO)


¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
 


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8

Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Te pedirnos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

De ti saldrá el jefe de Israel.

clip_image002Del libro del profeta Miqueas: 5, 1-4

Esto dice el Señor: "De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 79 

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R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.

Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.

Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad.

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De la carta a los hebreos: 10, 5-10

Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije —porque a mí se refiere la Escritura—: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad". Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado" —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".

Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Lc 1 , 38

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R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. R/.


¿Quién soy para que la madre de mi Señor venga a verme?

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Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos a Jesús, luz y esperanza de la humanidad entera.

Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.

– Para que todos los cristianos, en este Año de la misericordia, reafirmemos nuestra adhesión a Jesús que nace entre nosotros. Oremos.

– Para que los gobernantes de todos los países busquen sinceramente la paz y la concordia entre todos los pueblos de la tierra. Oremos.

– Para que todas las madres que esperan un hijo puedan vivir este momento tan importante con mucha alegría y confianza en el futuro. Oremos.

– Para que quienes llegan a estas fiestas marcados por la pobreza y las dificultades de la crisis económica, encuentren las ayudas que necesitan para poder seguir adelante. Oremos.

– Para que todos nosotros encontremos en estos días momentos de silencio y de oración, y vivamos de verdad en nuestros corazones la venida del Hijo de Dios. Oremos.

Escúchanos, Señor Jesús, y ven a salvarnos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II o IV de Adviento.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14

Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Puede utilizarse la bendición solemne.

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Comentario al Evangelio de hoy

Julio César Rioja, cmf 
 
Queridos hermanos:
“María se puso en camino y fue a prisa a la montaña”. El Adviento y la Navidad ya próxima, es fundamentalmente “salida”. El Hijo que sale de estar con la Santísima Trinidad para estar con nosotros, para introducirse en la historia: “Cuando Cristo entró en el mundo”, nos dice la segunda lectura de hoy de la carta  a los Hebreos. María que se pone en camino para servir a su prima Isabel. El Papa Francisco no deja de hablar de una “Iglesia en salida”. Salir, parece ser la dinámica que nos presenta Lucas, después de decir: “Hágase, aquí está la esclava del Señor, del Sí de María” o del “Aquí estoy, para hacer tu voluntad” (Hebreos), no queda otra posibilidad que “dar a luz”, hacer nacer, poner en marcha la Encarnación. Eso es lo que celebramos estos días.
Esta disponibilidad, hace que el hombre esté siempre a la expectativa (Adviento) y alerta a la llegada de Dios. Esta llegada no consiste en algo milagroso o sensacional en un día del año, sino que se manifiesta a través de los acontecimientos de la misma vida humana, podríamos decir que Adviento y Navidad son todos los días del año. La pobreza de corazón, característica de María, la primera creyente, es la disponibilidad total de nuestro ser al Dios que salva y que obra en la historia concreta de los hombres. Es el Sí del hombre, el Sí de María, al Sí de Dios.
El encuentro de María con Isabel, pone al descubierto los planes de Dios que se ha fijado en lo humilde y débil para llevar adelante la salvación. Isabel, ya mayor y estéril, pero llena de ilusión por el hijo que espera como un don de Dios, y María, una desconocida joven de Nazaret pero “¡Bendita entre las mujeres!”. Y es que Dios se complace en lo humilde y sencillo. En la primera lectura de Miqueas nos dice que el Mesías nacerá en “Belén, pequeña entre las aldeas de Judá”, no en Jerusalén la gran ciudad. Nacerá en las afueras, no en el centro urbano, en un pesebre, no en un templo o en un palacio. Algo nos querrá decir todo esto.
El saludo de Isabel se prolonga en la bienaventuranza: “Dichosa tú, que has creído”. La dicha plena, la felicidad, la encuentra María en haber creído a Dios. “Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”, se cumplió ya en el nacimiento de Jesús. María es el punto de unión entre las promesas de Dios y su cumplimiento. Toda la esperanza trasmitida por los profetas, se cumple en Belén y en el seno de María. Ahora nos toca a nosotros, no es una tarea para los poderosos, famosos o ricos, la humilde muchacha de Nazaret nos lo recuerda en el Magníficat, Él cuenta con los que no tienen más que fe y esperanza.
En esta dinámica, y si decimos, que lo que se dice de María se puede decir de la Iglesia, nos recuerda el Papa Francisco: “Todos estamos llamados a esta nueva “salida” misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”, “María es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás sin demora. Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización “(Evagelii Gaudium).
El Señor llega, viene, el hombre camina, sale. O Cristo nace dentro de nosotros y de la comunidad, comunidad que se hace Cristo y eso lo comunicamos con humildad y ternura a todos los hombres, o no habremos entendido nada de lo que significa celebrar la Navidad. Él viene a visitar a su pueblo, María se va a prisa a la montaña y nosotros acogemos e intentamos llevar a la práctica la Buena Noticia. Está llamando a nuestra puerta, está pidiendo permiso para entrar en nuestra historia, en nuestra casa y el ruido, las compras, la fiesta por la fiesta, el dejarse llevar por el ambiente… tantas cosas en estos días, pueden hacernos sordos y ciegos, para no ver el gran regalo que se nos da: un niño que nos invita a ser misericordiosos.
María nos dice hoy: ¿sales a la montaña conmigo, quieres ponerte en camino? Eso ha sido el Adviento.

PD: Hoy en nuestro País celebramos las Elecciones Generales, votemos en conciencia y oremos por la esperanza de los pobres, que es la nuestra.