LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXXIII DEL T. ORDINARIO 18 DE NOVIEMBRE (VERDE)
Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate,
Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus
pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de
los que te buscan.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo,
invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el
espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en
posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El creador del mundo les devolverá el alimento y la vida.
Del segundo libro de los Macabeos: 7, 1. 20-31
En
aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey
Antíoco Epífanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de
puerco, prohibida por la ley.
Muy
digna de admiración y de glorioso recuerdo fue aquella madre que,
viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día, lo soportó
con entereza, porque tenían puesta su esperanza en el Señor. Llena de
generosos sentimientos y uniendo un temple viril a la ternura femenina,
animaba a cada uno de ellos en su lengua materna, diciéndoles:
"Yo
no sé cómo han aparecido ustedes en mi seno; no he sido yo quien les ha
dado el aliento y la vida, ni he unido yo los miembros que componen su
cuerpo. Ha sido Dios, creador del mundo, el mismo que formó el género
humano y creó cuanto existe. Por su misericordia, él les dará de nuevo
el aliento y la vida, ya que por obedecer sus santas leyes, ustedes la
sacrifican ahora".
Antíoco pensó que la mujer lo estaba despreciando e insultando.
Aún
quedaba con vida el más pequeño de los hermanos y Antíoco trataba de
ganárselo, no sólo con palabras, sino hasta con juramentos le prometía
hacerlo rico y feliz, con tal de que renegara de las tradiciones de sus
padres; lo haría su amigo y le daría un cargo.
Pero
como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey mandó llamar a la
madre y le pidió que convenciera a su hijo de que aceptara, por su
propio bien. El rey se lo pidió varias veces, y la madre aceptó. Se
acercó entonces a su hijo, y burlándose del cruel tirano, le dijo en su
lengua materna: "Hijo mío, ten compasión de mí, que te llevé en mi seno
nueve meses, te amamanté tres años y te he criado y educado hasta la
edad que tienes. Te ruego, hijo mío, que mires el cielo y la tierra, y
te fijes en todo lo que hay en ellos; así sabrás que Dios lo ha hecho
todo de la nada y que en la misma forma ha hecho a los hombres. Así,
pues, no le tengas miedo al verdugo, sigue el buen ejemplo de tus
hermanos y acepta la muerte, para que, por la misericordia de Dios, te
vuelva yo a encontrar con ellos".
Cuando
la madre terminó de hablar, el muchacho dijo a los verdugos: "¿Qué
esperan? No voy a obedecer la orden del rey; yo obedezco los
mandamientos de la ley dada a nuestros padres por medio de Moisés. Y tú,
rey, que eres el causante de tantas desgracias para los hebreos, no
escaparás de las manos de Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 16
R/. Escóndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten. R/.
Mis
pies en tus caminos se mantuvieron firmes, no tembló mi pisada. A ti mi
voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis
palabras. R/.
Protégeme,
Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas
escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al
despertarme, espero saciarme de tu vista. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Jn 15, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.
¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Del santo Evangelio según san Lucas: 19, 11-28
En
aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba
que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, Él les
dijo esta parábola:
"Había
un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado
rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados
suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo:
‘Inviertan este dinero mientras regreso’.
Pero
sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados
que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’.
Pero
fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los
empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había
ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha
producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen
empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador
de diez ciudades’.
Se
presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras
cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco
ciudades’.
Se
presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he
tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre
exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha
sembrado’. El señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia
boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo
que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué,
pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo
hubiera recobrado con intereses?’
Después
les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que
tiene diez’. Le respondieron: `Señor, ya tiene diez monedas’. Él les
dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y
al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis
enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en
mi presencia’ ".
Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe
benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle en tu
misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se
conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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