LECTURAS DEL JUEVES II DE PASCUA 27 DE ABRIL (BLANCO)
Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 67, 8-9. 20
Cuando
saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través
del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos dejaron caer su
lluvia. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que llevaste a cabo el sacrificio pascual para que el mundo
obtuviera la salvación, escucha las súplicas de tu pueblo, y haz que,
intercediendo por nosotros Cristo, nuestro Pontífice, por su humanidad,
que comparte con nosotros, nos reconcilie, y por su divinidad, que lo
hace igual a ti, nos perdone. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Nosotros somos testigos de todo esto, y también lo es el Espíritu Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-3
En
aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles ante el
sanedrín, y el sumo sacerdote los reprendió, diciéndoles: "Les hemos
prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han
llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables
de la sangre de ese hombre".
Pedro
y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay que obedecer a Dios y
luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a
quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo
exaltó y lo ha hecho jefe y salvador, para dar a Israel la gracia de la
conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo
esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo
obedecen".
Esta respuesta los exasperó y decidieron matarlos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 33
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.
Bendeciré
al Señor a todas horas; no cesará mi boca de alabarlo. Haz la prueba y
verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
En
contra del malvado está el Señor para borrar de la tierra su recuerdo;
escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. R.
El
Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas.
Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra.
R.
ACLAMACIÓN Jn 20, 29
R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees, porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor. R. Aleluya.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos.
El
que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la
tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que
viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha
visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su
testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla
las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su
Espíritu.
El
Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el
Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida,
porque la cólera divina perdura en contra de él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba
hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para
que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el
sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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El evangelio de este día nos permite reflexionar sobre la centralidad que tiene el testimonio para nuestra vida cristiana. Nuestra fe nace del testimonio que nos da Jesús del amor del Padre. «El atestigua lo que ha visto y oído». Por eso, creer en Jesús es acoger su testimonio que viene de lo alto. Apropiarnos del mensaje de Jesús es vivir su experiencia filial, de un Dios Abbá que es cercano con el que sufre, que acoge a publicanos y pecadores, que le importa más la vida de sus hijos, que las normas y prescripciones.
Preguntemos qué imagen de Dios es la que manejamos. Porque muchas veces nuestra idea de Dios no coincide con la de Jesús. Creer en su testimonio es abrirnos a la experiencia de Dios que nos comunica el Evangelio. Por eso, nuestra vivencia creyente está siempre en relación con la escucha, que se traduce en la recepción del testimonio que nos da Jesús, de esa conectamos nuestra experiencia de fe, con la imagen de Dios que se nos revela en las palabras y obras de Jesús.
De tal manera que nuestra vida cristiana se convierta también en testimonio del amor del Padre. Recordemos que el testimonio es la primera palabra evangelizadora de la Iglesia, así lo expresaba Pablo VI: «para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio"» (Evangelii Nuntiandi 41).
Que el Espíritu que Dios nos da si medida nos permita creer en el testimonio del Hijo en quien el Padre ha puesto todo en sus manos, para ser testigos y mensajeros de la alegria de4l evangelio.
Ciudad Redonda