LECTURAS DEL MARTES I DEL T. ORDINARIO 10 DE ENERO (VERDE)
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Vi
sentado en el trono celestial a un hombre, a quien adora la multitud de
los ángeles que cantan a una sola voz: "Éste es aquel cuyo poder
permanece eternamente".
ORACIÓN COLECTA
Acompaña,
Señor, con celestial piedad, los anhelos y súplicas de tu pueblo, para
que conozca lo que debe poner obra y lleve a cabo con firmeza lo que ha
conocido. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
De la carta a los hebreos: 2, 5-12
Hermanos:
Dios no ha sometido a los ángeles el nuevo orden de la salvación, del
cual estamos hablando. Un salmo lo atestigua solemnemente diciendo: ¿Qué
es el hombre, para que de él te acuerdes, ese pobre ser humano, para
que de él te preocupes? Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a
los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. Todo lo sometiste bajo
sus pies.
Al
decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna
excepción. Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero
sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo
inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está
coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que Él
sufrió redunda en bien de todos. En efecto, el creador y Señor de todas
las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso
convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a
Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El
santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por
eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres, cuando dice:
Hablaré de ti a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 8
R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
¡Qué
admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! ¿Qué es
el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que
de él te preocupes? R/.
Sin
embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de
gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo
lo sometiste bajo sus pies. R/.
Pusiste
a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes,
las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de las
aguas. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. 1 Ts 2, 13
R/. Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad. R/.
No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad.
Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 21-28
En
aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la
sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus
palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas.
Había
en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a
gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le
ordenó: "¡Cállate y sal de él!" El espíritu inmundo, sacudiendo al
hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron
estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es
ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus
inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por toda
Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te
pedimos, Señor, que te sea agradable la ofrenda de tu pueblo por la
cual recibimos la santificación y obtenemos lo que piadosamente pedimos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 35, 10
Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados
por tus sacramentos, te suplicamos, Dios todopoderoso, que te sirvamos
dignamente con una vida que te sea agradable. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
No hace mucho me preguntaron por qué los sacerdotes no predican con la fuerza de los primeros apóstoles, cuando se convertían de repente varios miles de personas. Quizá nos falta novedad, precisamente, lo que tenía Jesús. En este mundo en que vivimos, todo tiene que ser nuevo. Teléfonos, ordenadores, televisores de última generación, el sistema operativo del ordenador, la versión del programa que usamos cada día, la ropa todas las temporadas… Todo hay que actualizarlo cada poco tiempo. Lo viejo, cansa. Lo nuevo, atrae.
¿Cómo dar al mundo la novedad del Evangelio? Porque el mensaje de Jesús es absolutamente nuevo. Y el ser humano no ha cambiado tanto en los últimos 2000 años: todos queremos ser felices y todos vamos a morir. Y dar sentido a toda la vida y también al final de la misma es algo que la Buena Nueva puede hacer.
Quizá no creemos lo suficiente. Es verdad que no hemos visto liberar a endemoniados cerca de nosotros, como los contemporáneos de Jesús, pero cada día se realizan un montón de pequeños milagros. Gente buena, haciendo cosas buenas por los demás. Médicos y enfermeros en hospitales, voluntarios en comedores populares, catequistas en parroquias… Mucha gente ha sentido en su vida que Jesús, con su autoridad, ha entrado en su vida, le ha dado sentido y ahora merece la pena seguir sus huellas.
Quizá creemos, pero no se nota en nuestra vida. Ahora que empieza el año, mira si entre todas las cosas que haces durante las 24 horas del día te queda tiempo para Dios. ¿Cuánto tiempo tienes para la oración? ¿Para leer la Biblia? ¿Haces algo por los demás? ¿Qué tal los sacramentos, sobre todo la Santa Misa y la reconciliación?
Si todos los cristianos hiciéramos más, seguramente el mundo sería un lugar mejor. Si se viera más nuestra fe, la gente, seguramente, se sorprendería. Y podriamos hablar con autoridad como Jesus.
No hace mucho me preguntaron por qué los sacerdotes no predican con la fuerza de los primeros apóstoles, cuando se convertían de repente varios miles de personas. Quizá nos falta novedad, precisamente, lo que tenía Jesús. En este mundo en que vivimos, todo tiene que ser nuevo. Teléfonos, ordenadores, televisores de última generación, el sistema operativo del ordenador, la versión del programa que usamos cada día, la ropa todas las temporadas… Todo hay que actualizarlo cada poco tiempo. Lo viejo, cansa. Lo nuevo, atrae.
¿Cómo dar al mundo la novedad del Evangelio? Porque el mensaje de Jesús es absolutamente nuevo. Y el ser humano no ha cambiado tanto en los últimos 2000 años: todos queremos ser felices y todos vamos a morir. Y dar sentido a toda la vida y también al final de la misma es algo que la Buena Nueva puede hacer.
Quizá no creemos lo suficiente. Es verdad que no hemos visto liberar a endemoniados cerca de nosotros, como los contemporáneos de Jesús, pero cada día se realizan un montón de pequeños milagros. Gente buena, haciendo cosas buenas por los demás. Médicos y enfermeros en hospitales, voluntarios en comedores populares, catequistas en parroquias… Mucha gente ha sentido en su vida que Jesús, con su autoridad, ha entrado en su vida, le ha dado sentido y ahora merece la pena seguir sus huellas.
Quizá creemos, pero no se nota en nuestra vida. Ahora que empieza el año, mira si entre todas las cosas que haces durante las 24 horas del día te queda tiempo para Dios. ¿Cuánto tiempo tienes para la oración? ¿Para leer la Biblia? ¿Haces algo por los demás? ¿Qué tal los sacramentos, sobre todo la Santa Misa y la reconciliación?
Si todos los cristianos hiciéramos más, seguramente el mundo sería un lugar mejor. Si se viera más nuestra fe, la gente, seguramente, se sorprendería. Y podriamos hablar con autoridad como Jesus.
Alejandro c.m.f
CIUDAD REDONDA