LECTURAS DEL DOMINGO III DEL T. ORDINARIO 22 DE ENERO (VERDE)
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos".
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 1. 6
Canten
al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor.
Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y
majestad.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos
agradarte en todo y así merezcamos en nombre de tu Hijo amado, abundar
en toda clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Los que andaban en tinieblas vieron una gran luz.
Del libro del profeta Isaías: 8, 23-9, 3
En
otro tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí;
pero en el futuro llenará de gloria el camino del mar, más allá del
Jordán, en la región de los paganos.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.
Engrandeciste
a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como
gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú
quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro
de su tirano, como en el día de Madián.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 26
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
El
Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor
es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Lo
único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda
mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en
su presencia. R/.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.
Que no haya divisiones entre ustedes.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 10-13. 17
Hermanos:
Los exhorto, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos vivan
en concordia y no haya divisiones entre ustedes, a que estén
perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo pensar.
Me
he enterado, hermanos, por algunos servidores de Cloe, de que hay
discordia entre ustedes. Les digo esto, porque cada uno de ustedes ha
tomado partido, diciendo: "Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Pedro, yo
de Cristo". ¿Acaso Cristo está dividido? ¿Es que Pablo fue crucificado
por ustedes? ¿O han sido bautizados ustedes en nombre de Pablo?
Por
lo demás, no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y
eso, no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de
Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.
Fue a Cafarnaúm y se cumplió la profecía de Isaías.
Del santo Evangelio según san Mateo: 4, 12-23
Al
enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y
dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al
lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo
que había anunciado el profeta Isaías:
Tierra
de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea
de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre
los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos".
Una
vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos
hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban
echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo:
"Síganme y los haré pescadores de hombres". Ellos inmediatamente dejaron
las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos
hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en
la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando
enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Andaba
por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena
nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y
dolencia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos nuestras plegarias al Padre.
Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por
todas las Iglesias y comunidades cristianas. Que lleguemos un día a
formar una única Iglesia, bajo la guía del único pastor. Oremos.
Por todos los que creen en Jesucristo. Que den ante el mundo un buen testimonio de fe, con la palabra y con la vida. Oremos.
Por
los gobernantes de las naciones. Que trabajen sinceramente por la paz,
la concordia y el bienestar de todos los habitantes de la tierra.
Oremos.
Por quienes han abandonado sus países buscando una vida mejor. Que sean recibidos y tratados con respeto y dignidad. Oremos.
Por nosotros. Que la Eucaristía de este domingo nos aumente la fe, la esperanza y el amor. Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración, y danos con abundancia el mismo Espíritu que
llenaba a Jesús, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de que nos
sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio para los domingos de Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 6
Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Las sorpresas de Dios
Aquel día amaneció como un día cualquiera. Era un amanecer como cualquier otro. Era la hora de acercar las barcas a la orilla y lavar las redes. Era la hora de regresar a casa y tomarse un legítimo descanso.
Cuando de repente alguien pasa por la orilla. Es Dios que también madruga y le gusta el fresco del agua del lago. Y la gran sorpresa: “Venid conmigo y os hará pescadores de hombres”. Es la hora de la llamada, de la invitación, del cambio, de lo nuevo y lo inesperado.
No los llamó cuando estaban en el Sinagoga, tampoco cuando estaban en el Templo, aunque tengo dudas que frecuentasen mucho el Templo. Los llamó cuando estaban en sus propias faenas de pesca. Ninguno de ellos estaba rezando, estaban en su propio mundo de trabajo.
Es que para Dios no hay tiempos apropiados, tampoco lugares adecuados, tampoco momentos en los que uno está preparado. Dios es siempre sorpresivo. Aunque te imagines que Dios no se preocupa de ti, aunque te imagines que tú no vales para esas cosas, cuando Dios pasa a tu lado y te llama todo cambia.
Jesús no anduvo buscando gente preparada, gente con una cultura adecuada, ni tampoco gente de prestigio. A Jesús le bastaron unos simples pescadores que algo sabían de pesca, pero poco más.
Cuando Dios llama no vale eso de “yo no valgo”, “yo no estoy preparado”, “yo no sirvo”. Tanto mejor si no sirves ni vales porque es entonces donde mejor se pone de manifiesto el poder de la gracia.
Las piedras fundamento de la Iglesia no fueron escogidas en las grandes canteras de la gente preparada del templo sino gente que sabe de peces, de barcas, de redes y de lago.
El resto lo hace Dios en nosotros. Son las sorpresas de Dios. Son esos momentos de Dios que llama, que toca a la puerta de nuestros corazones. Puede que tú seas de los que ni pienses en Él, como tampoco pensaban ellos. Y de repente, tu vida puede dar un vuelco y comenzar un nuevo camino. No sé si estarás recogiendo las redes o estarás camino de la oficina. Pero puede que Él pase a tu lado y tu vida dé un viraje que nunca te has imaginado…
Juan juaregui