Misal del dia de hoy Domingo 15 de Enero 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL DOMINGO II DEL T. ORDINARIO 15 DE ENERO (VERDE)


Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él…"


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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Te hago luz de las naciones, para que todos vean mi salvación.

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Del libro del profeta Isaías: 49, 3. 5-6

El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria". Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo —tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza—. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 39

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R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.

Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.

La gracia y la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús.

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De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 1-3

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi colaborador, saludamos a la comunidad cristiana que está en Corinto. A todos ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Jn 1, 14. 12

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R/. Aleluya, aleluya.

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios. R/.

Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.

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Del santo Evangelio según san Juan: 1, 29-34

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".

Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo’. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos nuestras plegarias a Dios, nuestro Padre, que por medio de Jesucristo anuncia su luz y su vida a toda la humanidad.

Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.

Para que la Iglesia sea, como Jesús, una luz de vida y de esperanza para toda la humanidad. Oremos.

Para que todos aquellos que se sientan llamados por Jesús a dedicar su vida entera a la causa del Evangelio, respondan con alegría y generosidad. Oremos.

Para que los niños y jóvenes vivan su fe con espíritu misionero y sean conscientes de que este don lo deben compartir con aquellos que no la tienen. Oremos.

Para que quienes han perdido su trabajo encuentren pronto una alternativa digna para sobrevivir. Oremos.

Para que todos nosotros vivamos cada día más intensamente la fe en Jesús y en la Buena Noticia que él nos anuncia. Oremos.

Escucha, Padre, nuestras plegarias, y concédenos los dones de tu amor.

Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Aunque nuestra tradición popular dice: “que hasta San Antón, Pascuas son”, hemos comenzado el tiempo ordinario. Es verdad que el Evangelio de este domingo, forma parte de nuestras reflexiones del tiempo de Navidad, pero vamos a intentar situarlo en el nuevo contexto litúrgico. Dicen los entendidos, que cuando Juan escribió este evangelio, quedaban grupos de seguidores del Bautista que le consideraban el Mesías y por eso, pone en boca de Juan el Bautista, la primera profesión de fe: “Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. Jesús es más que el Bautista.
Especialistas aparte, lo que parece importar al evangelista, es situar a Jesús a partir de los antiguos textos proféticos y de los acontecimientos que están ocurriendo en el presente, en la realidad por la que atraviesa la comunidad cristiana en la situación actual. Por eso, los títulos que se le atribuyen: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, “el que existía antes que yo”, “éste es el Hijo de Dios”. La pregunta en definitiva, no es tanto: ¿quién es Jesús?, sino ¿qué significa Jesús para nosotros?, de eso dependerá el titulo que le demos.
Una de las tareas más difíciles del cristianismo hoy, es presentar quién es Jesús para nosotros, sin caer en las fórmulas tantas veces usadas, que en ocasiones son tan poco comprensibles. Se trata, como hace el evangelista, de recoger la historia y la fe de los primeros cristianos y lo que aportaron, y de actualizar esa experiencia. No podemos atarnos a las expresiones, éstas no son fijas e inamovibles, lo importante es trasmitir con un lenguaje actual y de sentido, lo que es sustancial en el encontrase con Jesús. Resumir eso en una palabra, como hace San Pablo en la segunda lectura: “es el Señor”, ayuda, en estos tiempos de “tuit”, y frases cortas.
En el texto de hoy, aparece la expresión: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, que repetimos en la Eucaristía antes de la comunión. Puede que no sea muy apropiado y moderno, llamar a Jesús “el Cordero”, pero entronca, con toda la tradición de Isaías sobre el Siervo de Dios, (primera lectura). Actualiza la entrega, su muerte en la cruz para que todos tengan vida. No se trata de tener elaborados conceptos y reflexiones, de hablar mucho, sino de encontrar aquellas claves, que iluminan lo que estamos viviendo. Por eso en el cristianismo, siempre existieron los títulos, quizás el más ilustrativo es el de “Jesucristo”.
Decir antes de la comunión estas palabras de Juan el Bautista, es decir, que quienes pretendemos unirnos hoy a Jesús en la comunión, debemos estar dispuestos a ser “siervos”, luchar contra la muerte, que es el pecado del mundo y entregar la vida como aquel “cordero” llevado al matadero. Con esta expresión, estamos diciendo sin retoricas, que los cristianos estaremos allí donde el pecado, la muerte, ejerce un gran poder sobre los hombres, porque nuestra tarea como la de Jesús, es luchar por la vida y por eso comulgamos, nos hacemos también ofrenda.
Desde nuestro bautismo en Espíritu, demos testimonio como Juan el Bautista del Hijo de Dios, buscando la paz con nosotros mismos y entre los pueblos, colaborando con la caridad, la solidaridad y la justicia. Desde la amistad, la alegría, el afecto, el amor, propongamos la libertad, la responsabilidad, saludando a todos como hace San Pablo a los Corintios: “La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, sea con vosotros”. Quizás entonces, como en aquel tiempo, cuando alguien venga hacia nosotros, pueda exclamar: ¡he aquí un seguidor del Cordero! No olvidemos que dibujar un Cordero, era uno de los símbolos que identificaban a los primeros cristianos.
PD: Hoy es la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, el lema es: “Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz”. Viendo las imágenes no es cuestión de muchas palabras y puede que no llegue con las oraciones, es momento a contracorriente en esta vieja Europa,de recordar los valores .

Ciudad Redonda