LECTURAS DEL DOMINGO II DE ADVIENTO 4 DE DICIEMBRE (MORADO)
Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo
de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todas las naciones y
dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena sirva
de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo, antes
bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a gozar de
su presencia. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Les hará justicia a los pobres.
Del libro del profeta Isaías: 11, 1-10
En
aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá
de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de
sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de
piedad y temor de Dios.
No
juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con
justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al
violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al
impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.
Habitará
el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo
y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca
pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con
el buey.
El
niño jugará sobre el agujero de la víbora; la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi
monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el
país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 71
R/. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Comunica,
Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu
siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
R/.
Florecerá
en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se
extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. R/.
Al
débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se
apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado. R/.
Que
bendigan al Señor eternamente, y tanto como el sol, viva su nombre. Que
él sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
R/.
Cristo salvó a todos los hombres.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 15, 4-9
Hermanos:
Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se
escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el
consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
Que
Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir
en perfecta armonía unos con otros, conforme al espíritu de Cristo
Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre
de nuestro Señor Jesucristo.
Por
lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a
ustedes, para gloria de Dios. Quiero decir con esto, que Cristo se puso
al servicio del pueblo judío, para demostrar la fidelidad de Dios,
cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su
misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la
Escritura: Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Lc 3, 4. 6
R/. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R/.
Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 3, 1-12
En
aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de
Judea, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los
cielos". Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo:
Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen
sus senderos.
Juan
usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y
se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los
habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al
Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al
ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo:
"Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que
les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan ilusiones
pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta
de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está
puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será
cortado y arrojado al fuego.
Yo
los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido; pero
el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy
digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y
su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la
paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que
no se extingue".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Salgamos al encuentro del Señor y presentémosle confiados nuestra plegaria.
Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.
Por la Iglesia, para que viva alegre y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella. Oremos.
Por todo ser humano, para que, con la ayuda de Dios, goce de seguridad, de alegría y de paz. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones, para que trabajen por una justa distribución de la riqueza. Oremos.
Por los que sufren, para que el Señor, con su venida, conforte sus corazones abatidos. Oremos.
Por
nosotros, que nos hemos reunido en esta iglesia, para que se acreciente
nuestra fe y nos dispongamos a recibir los auxilios que Dios nos envía.
Oremos.
Escucha,
Señor, la oración de tu pueblo reunido, y suscita en nosotros el deseo
de una verdadera conversión. Tú, que vives y reinas…
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que
te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y ofrendas, y
puesto que no tenemos merecimientos en qué apoyarnos, socórranos el
poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados
por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por
nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar
sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
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¡Vuelve mañana Juan!, una voz grita en nuestras plazas, ¿no era en el
desierto? Sí, pero nuestras plazas a veces, son desiertos, aunque estén
llenas de gente: “Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino
del Señor, allanad sus senderos”. ¡No me grites muchacho!, y vístete
decentemente si quieres decirme algo: “Juan llevaba un vestido de piel
de camello, con una correa de cuero en la cintura, y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre”. Bueno, esto es más que corriente, será
otro supuesto parado, pidiendo algo. ¿Quién te va a escuchar con esas
pintas?, ¿no sabes que la gente está ya muy escamada?, ¡apártate, que te
va a pillar un coche!
¿Un camino?, ¿convertirnos?, ¿está llegando el Reino?, esto me suena a
un visionario, que no se habrá tomado la medicación convenientemente.
Anda, que todo este tinglado de meterse todos sus seguidores en la
fuente, dicen que para bautizarse, no sé como estos alcaldes modernos lo
permiten. Encima, arremete contra los que nos paramos a mirar, nos
llama: “¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo
inminente? Dad el fruto que pide la conversión”, sus palabras son muy
agradables: “Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que
no dé buen fruto será talado y echado al fuego”.Por cierto, también nos anuncia que detrás de él viene alguien: “Pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias”, no estamos para muchas visitas, pero al menos reconoce, que es más importante que él. Ese bautizará con agua, pero no sólo con agua, sino con espíritu y fuego, menudo espectáculo, y en su mano tendrá un bieldo: “Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”.
Se me ha acercado, da un poco de miedo, dice: “Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras”, puede que no le falte razón, pero no se ha dado cuenta, de que no es tiempo, ni para bañarse en la fuente (bautizarse), con el frío que hace, ni para pedirnos que nuestras vidas cambien. Dejémoslo estar, en esta época de adornos y consumo, lo de convertirse, puede ser un propósito que hagamos para el año nuevo. ¡Que vuelva más tarde!, ¡no nos agües la fiesta!, que está todo preparado como cada año, para que la venida del que nos anuncias, no nos moleste.
Me voy calle abajo, a mi mente vienen lejanamente, las palabras del profeta Isaías: “Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid”. Hay muchos sueños que no salen a la luz.
Echo una mirada a mis adentros. Puedo aparentar por fuera felicidad, alegría, satisfacción, pero es indudable, que por dentro, el fuego de la insatisfacción me quema y me hace daño. En lo más secreto y profundo de mi intimidad, donde el tesoro es más mío, guardo un cúmulo enorme de esperanzas frustradas, que no consigo hacer realidad. Y lo malo, es que tú eres igual que yo y que el de más allá: tranquilo por fuera y herido por dentro, hasta la médula de nuestra seguridad. Somos así, no nos engañemos, pero nos engañaríamos más, si siguiéramos pensando, que debemos seguir siendo así. La esperanza no está muerta, no ha desaparecido, está escondida, llena de polvo, en la oscuridad de nuestros adentros. Pero respira y hay que sacarla a la luz. El ser más miserable de la tierra la lleva dentro. Hay que alimentarla, puede que se esté agotando el tiempo.
Juan es la voz, el grito que tenemos dentro, vuelve cada año, esperando que comprendamos lo que es el Adviento. Salgamos a las plazas o al desierto, allí no hace falta abrir las ventanas, para sentir la brisa del Reino, que sopla con fuerza y nos invita a convertirnos, a que cambiemos .
Julio César Rioja, cmf
Ciudad Redonda