LECTURAS DEL DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 25 DE DICIEMBRE (BLANCO)
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios con nosotros.
Misa vespertina de la vigilia
Esta Misa se dice en la tarde del 24 de diciembre, antes o después de las primeras vísperas de la Navidad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ex 16, 6-7
Esta noche sabrán que el Señor vendrá a salvarnos y por la mañana contemplarán su gloria.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que cada año nos alegras con la esperanza de nuestra redención,
concédenos que a tu mismo Hijo Unigénito, a quien acogemos llenos de
gozo como Redentor, merezcamos también acogerlo llenos de confianza,
cuando venga como Juez. El, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor se ha complacido en ti.
Del libro del profeta Isaías: 62, 1-5
Por
amor a Sión no me callaré y por amor a Jerusalén no me daré reposo,
hasta que surja en ella esplendoroso el justo y brille su salvación como
una antorcha.
Entonces
las naciones verán tu justicia, y tu gloria todos los reyes. Te
llamarán con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás
corona de gloria en la mano del Señor y diadema real en la palma de su
mano.
Ya
no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra, "Desolada"; a ti te
llamarán "Mi complacencia" y a tu tierra, "Desposada", porque el Señor
se ha complacido en ti y se ha desposado con tu tierra.
Como
un joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor;
como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 88
R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
"Un
juramento hice a David mi servidor, una alianza pacté con mi elegido:
‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’.
R/.
Él
me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me
salva’. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le
hice". R/.
Señor,
feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, que en tu nombre se
alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. R/.
Testimonio de Pablo acerca de Cristo, hijo de David.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 16-17. 22-25
Al llegar Pablo a Antioquía de Pisidia, se puso de pie en la sinagoga, y haciendo señal de silencio con la mano, dijo:
"Israelitas
y cuantos temen a Dios, escuchen: El Dios del pueblo de Israel eligió a
nuestros padres, engrandeció al pueblo cuando éste vivía como forastero
en Egipto, y lo sacó de allí con todo su poder. Les dio por rey a
David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé,
hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios.
Del
linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un
Salvador, Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de
Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan
decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a
quien no merezco desatarle las sandalias’ ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
R/. Aleluya, aleluya.
Mañana será destruida la maldad en la tierra y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo. R/.
Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús.
Del santo Evangelio según san Mateo: 1, 18-25
Cristo
vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre,
desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella,
por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo,
que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla
en secreto.
Mientras
pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José,
hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque
ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú
le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus
pecados".
Todo
esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca
del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un
hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir
Dios-con-nosotros.
Cuando
José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del
Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con
ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra…, todos se arrodillan.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, iniciar la celebración de esta solemnidad con una voluntad tan
grande de servirte, como merece la manifestación del comienzo de nuestra
redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Navidad.
Si
se utiliza el Canon Romano, se dice Reunidos en comunión… propio. En
las otras Plegarias eucarísticas también se dicen las partes propias
para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Is 40, 5
Se manifestará la gloria del Señor y todos verán la salvación que viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concede,
Señor, que nos reanime la conmemoración del nacimiento de tu Hijo
Unigénito, de cuyo misterio celestial hemos comido y bebido. El, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
Misa de la noche
ANTÍFONA DE ENTRADA
Alegrémonos
todos en el Señor, porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Del
cielo ha descendido hoy para nosotros la paz verdadera.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la claridad de
Cristo, luz verdadera, concede a quienes hemos conocido los misterios de
esa luz en la tierra, que podamos disfrutar también de su gloria en el
cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Un hijo se nos ha dado.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.
Engrandeciste
a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como
gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú
quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro
de su tirano, como en el día de Madián.
Porque
un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros
el signo del imperio y su nombre será: "Consejero admirable", "Dios
poderoso", "Padre sempiterno", "Príncipe de la paz"; para extender el
principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su
reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho,
desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 95
R/. Hoy nos ha nacido el Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R/.
Alégrense
los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de
gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R/.
Regocíjese
todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y
rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
De la carta del apóstol san Pablo a Tito: 2, 11-14
Querido
hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los
hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los
deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria,
justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y
Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros
para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en
pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Lc 2, 1 0-1 1
R/. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R/.
Hoy nos ha nacido el Salvador.
Por
aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un
censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era
gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia
ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de
David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de
David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su
esposa, que estaba encinta.
Mientras
estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo
primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque
no hubo lugar para ellos en la posada.
En
aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo,
vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la
gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel
les dijo:
"No
teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el
pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es
el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño
envuelto en pañales y recostado en un pesebre".
De
pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que
alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra
paz a los hombres de buena voluntad!".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra…, todos se arrodillan.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te
rogamos, Señor, que la ofrenda de esta festividad sea de tu agrado,
para que, mediante este sagrado intercambio, lleguemos a ser semejantes a
aquel por- quien nuestra naturaleza quedó unida a la tuya. Él, que vive
y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I-III de Navidad.
Si
se utiliza el Canon Romano, se dice Reunidos en comunión… propio. En
las otras Plegarias eucarísticas también se dicen las partes propias
para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 1, 14
El Verbo se hizo hombre y hemos visto su gloria.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
Dios nuestro, que nos has concedido el gozo de celebrar el nacimiento
de nuestro Redentor, haz que después de una vida santa, merezcamos
alcanzar la perfecta comunión con Él. Que vive y reina por los siglos de
los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
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¡Feliz Navidad! La Navidad es el desconcierto de Dios, que se hace
presente en un niño necesitado de cariño, de una madre, de calor. Dios
necesita de los hombres y nosotros necesitamos de Él, es Dios quien hoy,
se hace pequeño para engrandecer al hombre. En ese niño se encuentran
lo divino y lo humano, se encarna para que a partir de ahora, sepamos
que estamos llamados a ser divinos, a aspirar a los bienes de allá
arriba. Este niño no es algo abstracto, un mito o una leyenda urbana, es
una presencia.
Es la Palabra, Juan parece que quiere hacernos ver, que se inicia algo
totalmente nuevo, una nueva creación. En el principio se creó todo por
la palabra: “Por medio de la palabra se hizo todo”, Dios en el Génesis,
crea todo con su palabra, da nombre a las cosas, su palabra se cumple.
Pero ahora esa palabra se encarna, entra en la historia, se hace carne,
se hace hombre. Juan insiste en la carne, quizás para no quedarse en
algo tan espiritual, que este al margen de la historia. Es verdad, que
la encarnación de Dios tiene algo de misterio, que se contempla y adora,
pero Él, se ha tomado tan en serio al hombre, que se ha hecho uno de
nosotros.“En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre”. Lo recordábamos anoche, Él viene como luz para todos nosotros, que en demasiadas ocasiones, nos sentimos abrumados por la oscuridad. En medio de esa noche, de la intemperie que padecemos en nuestro mundo, en un ambiente poco propicio, una cultura o sociedad que sólo ve las luces de colores, se nos presenta como a los pastores, de forma provocadora y distinta, que se muestra en lo sencillo, en la alegría de Belén, donde los ángeles cantan ante un niño débil.
Hoy, que no tendemos a valorar las palabras, ni escritas, ni pronunciadas, que leemos poco, escuchamos a medias, sospechamos de los discursos y de las promesas. Decir que Jesús, es la Palabra, aunque sea con mayúsculas, puede no significar nada, nosotros queremos hechos y no palabras. Pero todos sabemos y hemos experimentado en nuestra pequeña historia, que hay palabras que dan vida, que dan luz para caminar con sentido, con esperanza, palabras que llegan al corazón y nos cambian. La Palabra de Dios es palabra comprometida, que se cumple en las acciones de Jesús, en los hechos, en el hacerse compañero de viaje, hermano, solidario con los más necesitados y parte de nuestro ser.
Sin embargo, la Palabra puede pasar desapercibida: “Y la tiniebla no la recibió. Y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron”. La Navidad, Jesús, la Palabra, exige del hombre una respuesta, Él pone luz y puede, que aunque venga hasta nuestra casa, pase desapercibido o no sea recibido. Pero a los que la reciben: “Les da poder para ser hijos de Dios”, el primer proyecto divino: “Hacernos a su imagen y semejanza” tiene su culmen en la Navidad. Si acogemos al Hijo de Dios y le seguimos, llegaremos hasta Él, se lo dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto a mi Padre”.
No es día de muchas ideas, quizás baste con contemplar al niño, pero no sólo el de escayola, sino al que ha nacido dentro de nosotros y que tiene toda la vida para llegar a ser Hijo de Dios (Hombre en plenitud) y al que está presente en los hermanos, en la sociedad y la historia. Después de Navidad, cada rostro humano nos habla de Dios, por eso le respetamos, le adoramos y esperamos, que encuentren todos la estrella que nos guía al norte, en este navegar por las rutas de la vida, en ocasiones difícil y desesperanzado. Nosotros sabemos que este niño, como todos los niños, es el futuro, la promesa, la alegría, la luz y que el Niño-Dios es la vida.
Terminamos resumiendo lo dicho en una breve felicitación:
Un día sembraste tu signo sencillo y débil: niño, lejos del poder, de la gloria y las espadas en Jerusalén, lejos de los rezadores expertos en leyes excluyentes, lejos de los negocios que convierten el altar en un mostrador de ultramarinos devotos.
Eras niño, centro de la historia y del camino de tantos corazones.
Se pusieron en marcha los camellos lejanos, los pastores olvidados, las madres con sus hijos, los que tenían poco que perder y ofrecer.
Hubo una gran soledad en Belén para que resonara en el mundo tu palabra.
Y hoy estás aquí, en nuestra soledad, en medio de la tiniebla terrible que lastra nuestros pasos. Aquí estás, niño-luz, luz, luz.... para que cesen nuestras tristes cegueras.
ciudad Redonda
Julio Cesar Rioja