LECTURAS DEL DOMINGO XXX DEL T. ORDINARIO 23 DE OCTUBRE O DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES (VERDE)
Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la
caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos
amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
La oración del humilde llega hasta el cielo.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 35, 15-17. 20-22
El
Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. No
menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido.
No desoye los gritos angustiosos del huérfano ni las quejas insistentes
de la viuda.
Quien
sirve a Dios con todo su corazón es oído y su plegaria llega hasta el
cielo. La oración del humilde atraviesa las nubes, y mientras él no
obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que el
Altísimo lo atiende y el justo juez le hace justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 33
R/. El Señor no está lejos de sus fieles.
Bendeciré
al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento
orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
En
contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo.
Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas.
R/.
El
Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Salva
el Señor la vida de sus siervos. No morirán quienes en él esperan. R/.
O bien, si se celebra el Domingo Mundial de las Misiones:
PRIMERA LECTURA
Vendrán numerosos pueblos a buscar al Señor en Jerusalén.
Esto
dice el Señor de los ejércitos: "Vendrán pueblos y habitantes de muchas
ciudades. Y los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra y
les dirán: ‘Vayamos a orar ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor
de los ejércitos’. ‘Yo también voy’. Y vendrán numerosos pueblos y
naciones poderosas a orar ante el Señor Dios en Jerusalén y a implorar
su protección".
Esto
dice el Señor de los ejércitos: "En aquellos días, diez hombres de cada
lengua extranjera tomarán por el borde del manto a un judío y le dirán:
‘Queremos ir contigo, pues hemos oído decir que Dios esta con ustedes’
".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 66
R/. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten
piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.
Las
naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con
equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
R/.
La tierra ha producido ya sus frutos, Dios nos ha bendecido. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.
Ahora sólo espero la corona merecida.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 4, 6-8. 16-18
Querido
hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el
momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta
la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida,
con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no
solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso
advenimiento.
La
primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me
abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi
lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente
el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de
las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y
me llevará salvo a su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN 2 Co 5, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.
El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo no.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 9-14
En
aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por
justos y despreciaban a los demás: "Dos hombres subieron al templo para
orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El
fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros;
tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el
diezmo de todas mis ganancias’. El publicano, en cambio, se quedó lejos y
no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era
golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un
pecador’.
Pues
bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no;
porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
En
este domingo del Domund, presentemos nuestras plegarias al Padre y
pidamos especialmente por la labor evangelizadora de la Iglesia.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso, escúchanos.
Por todos los cristianos. Que sintamos siempre la preocupación por el anuncio del Evangelio. Oremos.
Por
los misioneros y misioneras. Que el Señor los acompañe con su amor para
que puedan llevar a cabo su labor con alegría y esperanza. Oremos.
Por
los que no conocen a Jesucristo y por los que se han alejado del camino
de la fe. Que puedan encontrar en sus vidas la alegría del Evangelio.
Oremos.
Por
los médicos, para que en el ejercicio de su profesión, sean para los
enfermos presencia eficaz del amor misericordioso del Padre. Oremos.
Por todos nosotros. Que vivamos siempre con una gran confianza en el Señor y con un profundo espíritu de oración. Oremos.
Escucha, Señor, nuestra oración, y derrama tu amor sobre todos los hombres del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo que hacemos
en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 19, 6
Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de nuestro Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que significan,
para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su plena
realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Domingo Mundial de Las Misiones
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4.5
Del
nombre del Señor enorgullézcanse y alégrese el corazón de los que lo
buscan. Busquen al Señor y serán fuertes. Recuerden las maravillas que
ha hecho.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que con el poder del Espíritu Santo enviaste a aquel que es tu
Palabra para evangelizar a los pobres, haz que nosotros, teniendo los
ojos fijos en él, vivamos siempre con verdadera caridad, como mensajeros
y testigos de su Evangelio en todo el mundo. Por nuestro Señor
Jesucristo…
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te
rogamos, Señor, que santifiques estos dones y acojas, en tu bondad,
nuestra humilde ofrenda para que nuestros cuerpos se conviertan en
oblación viva, santa y agradable a ti y nos concedas servirte, no según
la antigua condición del hombre, sino en novedad de vida, según tu
Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 4, 18-19
El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los
pobres la buena nueva, para proclamar el año de gracia del Señor y el
día de la redención.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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“En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola”. Esta clara la intención de Lucas, ir contra una mentalidad que se suele dar en los ambientes religiosos, a veces hasta inconscientemente, de creerse buenos. Son los que se sienten seguros de sus certezas de fe, pisan fuerte en sus compromisos eclesiales, van con la cabeza alta, lo que en ocasiones, les lleva a despreciar a los que tienen dudas, no están tan comprometidos, o no cumplen. Son como hay que ser, somos cada uno de nosotros, que llevamos un fariseo dentro.
“Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh Dios!, te doy, gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. Jesús censura de manera clara esta postura y su forma de vivir y de pensar. Una persona así sólo está centrada en sí misma, piensa que como él no hay nadie en el mundo, por eso ora “erguido” y da gracias por no ser como los demás.
Pero hay más, juzga a los que no piensan o viven como él: de ladrones, injustos y adúlteros. Se trata de alguien que siempre ve fallos, defectos, contradicciones en los otros: “no soy como ese publicano”. Además cumplo con todos los preceptos religiosos, “ayuno”, “doy el diezmo”. Si Dios es justo, yo que soy un buen ciudadano y un hombre religioso, estoy salvado. No parece que ore ante un Padre, sino ante un Juez, que le exige ser buen ciudadano, respetuoso con la propiedad, integrado en el sistema, defensor del matrimonio y la familia y todo justificado desde la fe.
“El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. El sabe que no es cuestión de justicia, el no es inocente, no tiene justificación, no puede engañarse, vive una vida que pone en peligro la convivencia. En contra de todas las condiciones para no acercarse al templo, entra y se queda atrás, no se atreve a levantar los ojos al cielo. Es su refugio, sabe que es poco religioso, no muy practicante e incluso “malo”, por eso no exige nada a Dios. Su esperanza es que más allá de los merecimientos, Dios que es amor, tenga compasión y le tienda una mano y una palabra de cariño, le conceda el perdón.
“Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. La justificación, el saber quién es justo, sólo pertenece a Dios, es un don suyo, no un mérito que se pueda reclamar. El publicano ha entendido, que puede no tener cabida en los bancos de la Iglesia, pero sí la tiene en el corazón de Dios. El Padre acoge, acepta y abraza, a todo el que se ve a sí mismo como despreciable, no porque sea un santo, sino porque se ve como el último de este mundo, a Él le gustan los últimos.
Lo mismo les pasa a los misioneros, en este domingo celebramos el DOMUND con el lema: “Sal de tu tierra” y se nos invita a ser cristianos en salida, “Iglesia en salida” para anunciar la misericordia. Como dice la primera lectura del Eclesiástico: “El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las suplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia”. Salgamos a buscar, a encontrarnos con los pecadores, publicanos y necesitados, todos estamos llamados a ser misioneros.