Misal del dia de hoy Martes 13 de Septiembre 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MARTES XXIV DEL T. ORDINARIO 13 DE SEPTIEMBRE SAN JUAN CRISÓSTOMO OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (BLANCO)


Jesús dijo: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Dn 12, 3

Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, fortaleza de los que en ti esperan, que quisiste que el obispo san Juan Crisóstomo brillara por su admirable elocuencia y por su firmeza en las tribulaciones, concédenos que, instruidos por sus enseñanzas, nos fortalezca el ejemplo de su invencible paciencia. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él.

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De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 12-14. 27-31

Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan? Aspiren a los dones de Dios más excelentes.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 99

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R/. Sirvamos al Señor con alegría.

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R/.

Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.

Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo. R/.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R/.

ACLAMACIÓN  Lc 7, 16

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R/. Aleluya, aleluya.

Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.

Joven, yo te lo mando: Levántate.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 11-17

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.

Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.

Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo". La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

Palabra del Señor.

Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que te agrade, Dios nuestro, el sacrificio que alegres te presentamos en la conmemoración de san Juan Crisóstomo, por cuyas enseñanzas te alabamos y nos entregamos enteramente a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Co 1, 23-24

Nosotros predicamos a Cristo crucificado: a Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concede, Dios misericordioso, que el sacramento que recibimos en la conmemoración de san Juan Crisóstomo, nos haga crecer en tu amor y nos haga fieles testigos de la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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San Pablo nos ofrece, en la primera lectura de hoy, un buen motivo para reflexionar. Nos habla del cuerpo humano... ¡qué maravilla! Estamos tan acostumbrados… pero no deja de ser maravilloso que tengamos manos para agarrar, y pies para caminar; nariz que huele y ojos que ven; la cantidad de cosas que recibimos desde los oídos… Quizá sólo cuando estamos enfermos o perdemos alguna de esas capacidades, nos damos cuenta de todo su valor.
Y enmarcando esa maravilla tan variada, resulta que hay una unidad en todo el cuerpo. Porque lo que veo, me puede alegrar o entristecer el corazón. Y lo que oigo, puede poner en marcha mis pies, hacia una meta valiosa. Y, sobre todo, porque cualquiera de esos miembros, por separado del cuerpo, no sería nada.
“Así es también Cristo”. Su cuerpo resucitado tiene una continuación en el “cuerpo” que formamos todos los bautizados. Como cualquier cuerpo humano, también somos muchos miembros. Unos más visibles, otros más discretos. Unos con una función, otros con otra… Y lo que le ocurra a un miembro, afecta, para bien o para mal, a todo el cuerpo. Y nada podemos hacer fuera del cuerpo…
Hoy puede ser un día para dar gracias a Dios por la Iglesia. Por ese cuerpo de tantos miembros, de todas las razas, que nos une más allá de nuestro origen. Por todos sus miembros, desde los más mayores que aportan su sabiduría, a los más jóvenes que llegan con su energía. Agradecer la vida de los seglares, presencia de Evangelio en medio de las realidades cotidianas; también la vida de los consagrados y consagradas, que queremos vivir el estilo de vida de Jesús (pobre, casto y obediente) para ser sus testigos en el mundo; y la vida de los ministros ordenados (el Papa, los obispos, los sacerdotes y los diáconos), que sirven a la comunidad cristiana con la Palabra, los sacramentos y la caridad.
Y además de agradecer la Iglesia en general, te invito a que le des gracias a Dios por la Iglesia cercana a ti: las personas de tu familia que te acercaron al Señor, tu comunidad parroquial, aquellos con los que compartes la fe cada domingo… En nuestra diversidad, unidos por el mismo Señor, el mismo bautismo y el mismo Evangelio que vivir y actuar cada día.