LECTURAS DEL DOMINGO XXII DEL T. ORDINARIO 28 DE AGOSTO (VERDE)
Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 3. 5
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca.
ORACIÓN COLECTA
Dios
de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en
nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más
religiosa nuestra vida, hagas recer el bien que hay en nosotros y lo
conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Hazte pequeño y hallarás gracia ante el Señor.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 3, 19-21. 30-31
Hijo
mío, en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre
dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás
gracia ante el Señor, porque sólo él es poderoso y sólo los humildes le
dan gloria. No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está
arraigado en la maldad. El hombre prudente medita en su corazón las
sentencias de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 67
R/. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.
Ante
el Señor, su Dios, gocen los justos, salten de alegría. Entonen
alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara. R/.
Porque
el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él
fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos.
R/.
A
tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y
habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres.
R/.
Se han acercado ustedes a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente.
De la carta a los hebreos: 12, 18-19. 22-24
Hermanos:
Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como
en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni obscuridad, ni tinieblas, ni huracán,
ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que
los israelitas no querían volver a oír nunca.
Ustedes,
en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios
viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y
miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están
escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos
los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la
perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Mt 11, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.
El que se engrandece a sí mismo, será humillado y el que se humilla, será engrandecido.
Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 1. 7-14
Un
sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y
éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los
primeros lugares, les dijo esta parábola: "Cuando te inviten a un
banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya
algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos
venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar,
lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te
inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó,
te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en
presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí
mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido". Luego
dijo al que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no
invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los
vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso
quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a
los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás
dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará,
cuando resuciten los justos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Reconocemos
que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, por eso le
presentamos con toda confianza nuestras peticiones.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso, escúchanos.
Para
que todas las Iglesias cristianas, todos los que creemos en Jesucristo,
lleguemos a formar una Iglesia única, bajo un sólo pastor. Oremos.
Para que crezcan entre nosotros las vocaciones al ministerio presbiteral y diaconal, y a la vida religiosa. Oremos.
Para
que nuestros gobernantes tengan siempre como primer objetivo el
bienestar de todos los ciudadanos, y sobre todo de los que menos tienen o
son excluidos. Oremos.
Para
que el pueblo de Israel, que fue liberado por Dios de la esclavitud del
Faraón y fue el primero en recibir su alianza, dé en el mundo un buen
testimonio de su amor y de su paz. Oremos.
Para que quienes sufren enfermedades duras y dolorosas encuentren en Dios fortaleza y confianza. Oremos.
Para que todos nosotros sepamos ser sencillos y humildes como Jesús nos ha enseñado. Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración y condúcenos con tu gracia por los caminos de la
vida, hasta que lleguemos al Reino de los cielos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que
esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora,
para que dé fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 30, 20
Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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