LECTURAS DEL VIERNES XIII DEL T. ORDINARIO 1 DE JULIO (VERDE)
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 32, 11. 19
Los
proyectos de su corazón subsisten de generación en generación, para
librar de la muerte a sus fieles y reanimarlos en tiempo de hambre.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, haz que nos revistamos con las virtudes del corazón de tu Hijo y
nos encendamos con el amor que lo inflama, para que, configurados a
imagen suya, merezcamos ser partícipes de la redención eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Les haré sentir hambre, pero no de pan, sino de oír la palabra de Dios.
Del libro del profeta Amós: 8, 4-6. 9-12
Escuchen
esto, los que buscan al pobre sólo para arruinarlo y andan diciendo:
"¿Cuándo pasará el descanso del primer día del mes para vender nuestro
trigo, y el descanso del sábado para reabrir nuestros graneros?"
Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas,
obligan a los pobres a venderse; por un par de sandalias los compran y
hasta venden el salvado como trigo.
"Pues
bien, en aquel día, dice el Señor, yo haré que se oscurezca el sol en
pleno día y, a plena luz, cubriré la tierra de tinieblas. Convertiré en
duelo las fiestas de ustedes y en gemidos, sus canciones. Haré que todos
se vistan de sayal y se rapen por completo la cabeza. Ese día será como
de luto por el hijo único y su final será de llanto y amargura.
Días
vendrán, dice el Señor, en que les haré sentir hambre, pero no hambre
de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra del Señor. Entonces
andarán errantes de norte a sur y de oriente a poniente buscando la
palabra del Señor, pero no la encontrarán"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 118
R/. Con todo el corazón, Señor, te busco.
Dichoso
el que es fiel a las enseñanzas del Señor y lo busca de todo corazón.
Con todo el corazón te voy buscando, no me dejes desviar de tus
preceptos. R/.
Mi
alma se consume, deseando sin cesar tus mandamientos. He escogido el
camino de la lealtad a tu voluntad y a tus mandamientos. R/.
Mira cómo anhelo tus decretos: dame vida con tu justicia. Hondamente suspiro, Señor, por guardar tus mandamientos. R/.
ACLAMACIÓN Mt 11, 28
R/. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.
No son los sanos los que necesitan de médico. Yo quiero misericordia y no sacrificios.
Del santo Evangelio según san Mateo: 9, 9-13
En
aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de
recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo
siguió.
Después,
cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores
se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto,
los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con
publicanos y pecadores?" Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos
los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan
lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he
venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
nuestro, Padre de misericordia, que por el inmenso amor con que nos has
amado, nos diste con inefable bondad a tu Unigénito, concédenos que,
unidos íntimamente a él, te ofrezcamos una digna oblación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El
cual, con inmenso amor, se entregó por nosotros en la cruz e hizo salir
sangre y agua de su costado herido, de donde habrían de brotar los
sacramentos de la Iglesia, para que todos los hombres, atraídos hacia el
corazón abierto del Salvador, pudieran beber siempre, con gozo, de la
fuente de la salvación. Por eso, con todos los ángeles y los santos te
alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 19, 34
Uno de los soldados le traspasó el costado con su lanza, e inmediatamente salió sangre y agua.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo
participado de tu sacramento de amor, imploramos, Señor, tu clemencia,
para que, configurados con Cristo en la tierra, merezcamos compartir su
gloria en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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Comentario al Evangelio de hoy
Querido amigo/a:
¿Qué pensaría Mateo de aquel hombre que pasaba por allí y le miraba? No lo sabemos. Pero sí sabemos que percibió que le miraba de forma diferente de como le miraban otros. Es verdad que él no era perfecto, que su puesto de trabajo le daba para vivir... y para quedarse con algo más... si algunos lo llamaban “robar”, peor para ellos... que hubieran espabilado, y que se hubieran hecho publicanos, como él... y encima decían que era un pecador y que no vivía según la ley... pues peor para ellos... “Mateo: vale ya de justificaciones” –pensaría, quizá, después de todo lo anterior-, “porque esa mirada no te condena, como otras; y si no hay condena, no hay ataque; y si no hay ataque, no tienes porqué defenderte más... ¿Por qué me mirará así? ¿De dónde sacará esa mirada?...”. Y quedó descolocado.
¿Qué pensaría Jesús de aquel hombre que estaba allí sentado, por donde Él pasaba? No lo sabemos. Pero sí sabemos que le miró de forma diferente. Que, como hiciera más adelante con el joven rico, “le miró con cariño”. Y que no se fijó en las apariencias, sino en el corazón. Porque cuando se mira con cariño, siempre se puede llegar a ver el corazón. Y que quiso ver en aquel que estaba sentado en el telonio el proyecto de hombre que Dios había soñado para todos, y no la caricatura que estaba siendo y que otros constantemente le recordaban.
Y ¿qué pensaría Mateo en aquel preciso momento en que aquel hombre que pasaba y le miraba con cariño le dijo: “Sígueme”? Tampoco lo sabemos. Pero sí sabemos que aquel día le cambió la vida. Y que se fió del amor –porque no hay temor en el amor-. Y que dejando atrás lo pasado, “se levantó y lo siguió”.
El resto del relato es el intento –difícil- de explicar este juego de miradas, palabras y acciones a los que no entienden que Dios puede hacer nuevas todas las cosas y todas las vidas. En cualquier momento y en cualquier situación.
¿Qué pensaría Mateo de aquel hombre que pasaba por allí y le miraba? No lo sabemos. Pero sí sabemos que percibió que le miraba de forma diferente de como le miraban otros. Es verdad que él no era perfecto, que su puesto de trabajo le daba para vivir... y para quedarse con algo más... si algunos lo llamaban “robar”, peor para ellos... que hubieran espabilado, y que se hubieran hecho publicanos, como él... y encima decían que era un pecador y que no vivía según la ley... pues peor para ellos... “Mateo: vale ya de justificaciones” –pensaría, quizá, después de todo lo anterior-, “porque esa mirada no te condena, como otras; y si no hay condena, no hay ataque; y si no hay ataque, no tienes porqué defenderte más... ¿Por qué me mirará así? ¿De dónde sacará esa mirada?...”. Y quedó descolocado.
¿Qué pensaría Jesús de aquel hombre que estaba allí sentado, por donde Él pasaba? No lo sabemos. Pero sí sabemos que le miró de forma diferente. Que, como hiciera más adelante con el joven rico, “le miró con cariño”. Y que no se fijó en las apariencias, sino en el corazón. Porque cuando se mira con cariño, siempre se puede llegar a ver el corazón. Y que quiso ver en aquel que estaba sentado en el telonio el proyecto de hombre que Dios había soñado para todos, y no la caricatura que estaba siendo y que otros constantemente le recordaban.
Y ¿qué pensaría Mateo en aquel preciso momento en que aquel hombre que pasaba y le miraba con cariño le dijo: “Sígueme”? Tampoco lo sabemos. Pero sí sabemos que aquel día le cambió la vida. Y que se fió del amor –porque no hay temor en el amor-. Y que dejando atrás lo pasado, “se levantó y lo siguió”.
El resto del relato es el intento –difícil- de explicar este juego de miradas, palabras y acciones a los que no entienden que Dios puede hacer nuevas todas las cosas y todas las vidas. En cualquier momento y en cualquier situación.