LECTURAS DEL DOMINGO XVI DEL T. ORDINARIO 17 DE JULIO (VERDE)
María escogió la mejor parte y nadie se la quitará.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 53, 6. 8
El
Señor es mi auxilio y el único apoyo en mi vida. Te ofrece de corazón
un sacrificio y daré gracias a tu nombre, Señor, porque eres bueno.
ORACIÓN COLECTA
Sé
propicio, Señor, con tus siervos y multiplica, bondadoso, sobre ellos
los dones de tu gracia, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la
caridad, perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Señor, no pases junto a mí sin detenerte.
Del libro del Génesis: 18, 1-10
Un
día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré. Abraham
estaba sentado en la entrada de su tienda, a la hora del calor más
fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres hombres que estaban de
pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta
de la tienda, y postrado en tierra, dijo: "Señor mío, si he hallado
gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte. Haré
que traigan un poco de agua para que se laven los pies y descansen a la
sombra de estos árboles; traeré pan para que recobren las fuerzas y
después continuarán su camino, pues sin duda para eso han pasado junto a
su siervo". Ellos le contestaron: "Está bien. Haz lo que dices".
Abraham entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
"Date prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes".
Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y se lo dio a
un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando el ternero estuvo
asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a los forasteros. Él
permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. Ellos
le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?" Él respondió: "Allá, en la
tienda". Uno de ellos le dijo: "Dentro de un año volveré sin falta a
visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido
un hijo".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 14
R/. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El
hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero
en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. R/.
Quien
no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a
los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. R/.
Quien
presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes.
Quienes vivan así serán gratos a Dios eternamente. R/.
Un designio secreto que Dios ha mantenido oculto y que ahora ha revelado a su pueblo santo.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 24-28
Hermanos:
Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta
a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la
Iglesia. Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de
esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio
secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que
ahora ha revelado a su pueblo santo. Dios ha querido dar a conocer a los
suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos,
es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria. Ese
mismo Cristo es el que nosotros predicamos cuando corregimos a los
hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin
de que todos sean cristianos perfectos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Lc 8, 15
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto. R/.
Marta lo recibió en su casa. – María escogió la mejor parte.
Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 38-42
En
aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo
recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se
sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre
tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a
Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha
dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude".
El
Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te
inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor
parte y nadie se la quitará".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Después
de escuchar la Palabra de Dios, y antes de participar de la mesa de la
Eucaristía, presentemos con confianza nuestras peticiones al Padre.Después de cada petición diremos: Padre misericordioso, escúchanos.
Por
toda la Iglesia. Para que encuentre, en sus compromisos y acciones
pastorales, la fuerza y la luz que vienen de la oración y la
contemplación. Oremos.
Por el mundo entero. Para que goce de la verdadera paz de Cristo. Oremos.
Por los niños y jóvenes. Para que vivan de acuerdo a los valores auténticamente humanos y cristianos. Oremos.
Por
los pobres y los enfermos. Para que encuentren junto a ellos a personas
atentas y acogedoras como Abraham y como Marta y María. Oremos.
Por nosotros. Para que sepamos aprovechar este tiempo para conocer y vivir más a fondo nuestra fe. Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración, y derrama tu amor sobre todos los hombres y
mujeres del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
nuestro, que con la perfección de un único sacrificio pusiste fin a la
diversidad de sacrificios de la antigua ley, recibe las ofrendas de tus
fieles, y santifícalas como bendijiste la ofrenda de Abel, para que
aquello que cada uno te ofrece en honor de tu gloria, sea de provecho
para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ap 3, 20
Miren que estoy a la puerta y llamo, dice el Señor: Si alguien oye mi voz y me abre, entraré a su casa y cenaremos juntos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Comentario al Evangelio de hoy
Queridos hermanos:Hay una frase en las redes sociales que dice: que bueno sería que además de enseñarnos a hablar en varios idiomas, nos enseñaran a escuchar en alguno. Es lo que hace María: “que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra”. Marta actúa, habla; María calla, escucha. Las dos se complementan, aunque para Jesús: “María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán”. Es verdad que María no cumple con sus funciones de anfitriona, es Marta la que se preocupa de que no falte nada, no da abasto y por eso protesta. Pero ¿en qué consiste la verdadera acogida?
Muchas son las cosas que nos ponen inquietos y nerviosos, cosas que nos despistan, estamos rodeados de tantos estímulos exteriores, que es difícil la acogida y la escucha de las personas. La fe, que fundamentalmente es encuentro con Jesús, con su Palabra, entre tantas palabras, estar en su presencia, tener una sobremesa larga, una charla, hablar de amor con aquel que sabemos que nos ama, se ha vuelto casi imposible, en una sociedad en la que importa más lo que dice el móvil, que la persona que está sentada en tu misma mesa.
Se necesita el silencio más que nunca, se añora, pero no se busca. Da miedo encontrarse consigo mismo y no digamos con Dios, la excusa común, es lo mucho que tenemos que hacer, en ocasiones hasta por el Reino. Pero, si ni hay nada dentro, no se puede estar fuera y si no se está fuera, no se puede estar dentro y esto no es sólo un juego de palabras. Hasta los más contemplativos, han entendido que lo suyo es orar por todo el mundo (las clarisas de mi pueblo conocen las historias de todo el pueblo y oran por cada uno) y los más comprometidos, saben que sin pasar grandes ratos delante del misterio, uno se quema.
A cada uno Dios le concede lo que Él quiere, como en la primera lectura del Génesis, se nos acerca a la encina de Mambré mientras estamos sentados a la puerta, en forma de tres hombres que han quedado como iconos de la Santísima Trinidad. Abrahán como Marta, se desviven ofreciéndoles cuajada, leche, ternero guisado, pan de hogaza, agua para lavarse y es que sin la hospitalidad no se cena. Parece, que la mayoría estamos llamados a unir las dos cosas, unificar la contemplación y la acción, el “Ora et labora”.
Nuestras comunidades cristianas, nuestras parroquias, deben convertirse en lugares de acogida, donde se pueda entrar a rezar un rato y estar en silencio a los pies del Cristo, celebrar despacio, tener paz en medio de tanto ruido, oasis donde beber del propio pozo, escuchar la Palabra a los pies del Maestro. Y también centros donde se recibe al forastero, se reúnen las gentes de los diversos colectivos, se invita a la denuncia ante todos los problemas sociales, se abre la puerta al excluido y se propone la fraternidad, en un mundo tan dividido. Comunidades de contraste, alternativas, que saben que lo humano es sacramento de la presencia de Dios, que para entenderlo, es preciso llevarlo, estar y ponerlo en el centro de todo lo que celebramos.
Jesús en este evangelio expresa su preferencia por lo que representa María. Hay mucha gente que está dispuesta a dar, pero menos a escuchar. Demasiadas personas, que tenemos tanto que hacer, que no nos queda tiempo para pararse. Jesús piensa que lo mejor que podemos hacer en la vida, es tener tiempo para la escucha, estar disponibles, dedicar nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro interés, a lo que dice la otra persona, a lo que le preocupa, lo que desea, lo que espera. La ruina de las relaciones interpersonales es la falta de escucha, esto es lo que rompe los matrimonios, las familias, las amistades, los grupos. Los políticos fracasan porque no escuchan a los ciudadanos. Los sacerdotes, los obispos y todos los cristianos no cumplimos con nuestra misión cuando no escuchamos a la gente, sobre todo a los que no vienen.
Marta y María, en nuestra asamblea de cada domingo, cuantos rostros nos las recuerdan, incluso cada uno tenemos parte de las dos, pero todos debemos de saber que la casa siempre debe estar abierta, en eso consiste la acogida: “Entro Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa”.