LECTURAS DEL DOMINGO XV DEL T. ORDINARIO 10 DE JULIO (VERDE)
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15
Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y al despertar, espero saciarme de gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para
que puedan volver al buen camino, concede a cuantos se profesan como
cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan y cumplir
lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Los mandamientos están muy a tu alcance para que puedas cumplirlos.
Del libro del Deuteronomio: 30, 10-14
En
aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Escucha la voz del
Señor, tu Dios, que te manda guardar sus mandamientos y disposiciones
escritos en el libro de esta ley. Y conviértete al Señor tu Dios, con
todo tu corazón y con toda tu alma.
Estos
mandamientos que te doy, no son superiores a tus fuerzas ni están fuera
de tu alcance. No están en el cielo, de modo que pudieras decir:
`¿Quién subirá por nosotros al cielo para que nos los traiga, los
escuchemos y podamos cumplirlos?’ Ni tampoco están al otro lado del mar,
de modo que pudieras objetar: `¿Quién cruzará el mar por nosotros para
que nos los traiga, los escuchemos y podamos cumplirlos?’ Por el
contrario, todos mis mandamientos están muy a tu alcance, en tu boca y
en tu corazón, para que puedas cumplirlos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 68
R/. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
A
ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame
conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro. Escúchame, Señor, pues
eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos. R/.
Mírame
enfermo y afligido; defiéndeme y ayúdame, Dios mío. En mi cantar
exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. R/.
Se
alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más
ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se
encuentra encadenado. R/.
Ciertamente
el Señor salvará a Sión, reconstruirá a Judá; la heredarán los hijos de
su siervos, quienes aman a Dios la habitarán. R/.
Todo fue creado por medio de él y para él.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 15-20
Cristo
es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación,
porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y
de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y
dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio
de él y para él.
Él
existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él.
Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero
en todo.
Porque
Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles
la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Jn 6, 63. 68
R/. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
¿Quién es mi prójimo?
Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 25-37
En
aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a
prueba y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida
eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué
lees en ella?" El doctor de la ley contestó: "Amarás al Señor tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo
tu ser, ya tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado
bien; si haces eso, vivirás".
El
doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es
mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba por el camino de
Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo
robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo
camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual
modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un
samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le
acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo
puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día
siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo:
‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál
de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue
asaltado por los ladrones?" El doctor de la ley le respondió: "El que
tuvo compasión de él". Entonces Jesús le dijo: "Anda y haz tú lo mismo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Jesús
nos ha invitado a amar a Dios con todo nuestro corazón y con toda
nuestra alma, y a amar a los demás como a nosotros mismos. Movidos por
este amor oremos. Después de cada petición diremos: Padre
misericordioso, escúchanos.
Por
la Iglesia, llamada por Jesús a dedicar sus mejores energías a los
pobres, a los débiles, a los que están abandonados en los márgenes de
los caminos. Oremos.
Por las autoridades civiles, que siempre busquen el bien común de todos los gobernados. Oremos.
Por los que no creen en Jesús, pero trabajan al servicio de una vida más digna para todos. Oremos.
Por
los niños y jóvenes que empiezan las vacaciones y participan en las
actividades de verano que organizan las parroquias y los grupos de
Iglesia. Oremos.
Por los abogados de México que ejercen su profesión buscando el bien y la justicia, y por los que no, también. Oremos.
Por nosotros, por nuestras familias, y por todas las personas que hoy queremos recordar ante Dios. Oremos.
Dios
nuestro, Padre misericordioso, escucha nuestra plegaria y haz que
sepamos dar con nuestra vida un buen testimonio de tu amor. Por
Jesucristo…
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y concede que, al
recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr Jn 6, 56
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Comentario al Evangelio de hoy
Queridos hermanos:
Sobre
este texto de Lucas, del Buen Samaritano, tenemos preciosos comentarios
que os invito a leer. Desde esta página voy a intentar dar una visión
distinta, ya que de una parábola se trata. Miremos el evangelio desde la
víctima: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon,
dejándolo medio muerto”, prestemos ojos a los apaleados, a los
machacados, a los tirados en los caminos, a los que viven en los
márgenes, que no por eso son mejores, simplemente están excluidos, en
los bordes.
Allí tirado, vio venir a un sacerdote y se dijo: ¡qué suerte!, este me recogerá y me curará, al fin y al cabo, entra entre sus valores atender a los caídos, ser misericordioso, tener compasión. Pero al verlo: “Dio un rodeo y pasó de largo”, quizás tenía prisa o llegaba tarde al templo. El hombre pensó, no sin antes decir algún improperio, tanto culto, tanto Dios y tanto rezo y no se preocupan por uno medio muerto. Le hervía la sangre, mientras contemplaba como se alejaba, como si no hubiera visto nada.
Distinguió a lo lejos a un levita, le reconoció por su forma de vestir, estos también atienden la liturgia del templo y en ocasiones son una especie de diáconos. Bueno, puede que este me recoja y me levante, se ilusionó: “Pero hizo lo mismo”. Demasiados tramites, curarle, llevarle algún sitio, dar explicaciones, mejor pasar de largo, atenderle le llevaría toda la tarde. Aquel hombre, se rindió, nadie se preocupa por nadie, e incluso se preguntó, si él en la misma situación no hubiera hecho lo mismo.
Se estaba desangrando, pero aún tuvo tiempo para escuchar una cabalgadura y ver que el que se acercaba era un samaritano. ¡Lo que me faltaba!, este es capaz de quitarme hasta la poco ropa que me queda. Se bajó del caballo, él estaba temblando, llevaba en las manos dos frascos, le echó aceite y vino en las heridas y él perdió la consciencia, se despertó en una posada. “Al día siguiente (el samaritano), sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta”.
No sabemos más, del que bajaba de Jerusalén a Jericó, puede que empezara a confiar en la condición humana y aprendiera lo que es tener entrañas de misericordia. Lo que está claro, que él y los que escucharon esta parábola, en la versión que sea, quedaron desconcertados. Jesús pone como modelo a un samaritano, a un fuera de la ley, a un casi hereje, a un enemigo. Pero ¿es que un ateo, un agnóstico…. puede entrar en el Reino?, la respuesta es rotunda: SÍ, aunque no lo sepa, basta que ame y ame desinteresadamente. El Reino es dado a los que amaron sin conocer a Jesús en el prójimo, se nos recuerda en (Mt 25).
El maestro de la ley, debe preguntar desde Jerusalén: “¿Y quién es mi prójimo?” y la respuesta sólo se puede entender bajando a Jericó, ha estar con los más necesitados. “¿Cuál de estos tres, te parece que se portó como prójimo, del que cayó en manos de los bandidos? Él contestó: El que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo: Anda, haz tú lo mismo”. Probablemente, ni el sacerdote, ni el levita eran malas personas, ni la víctima una estupenda persona, de lo que se trata, no es de saber el precepto (Amar a Dios y al prójimo), los tres lo conocían, se trata de descentrarse, de moverse a compasión.
Vete y haz tú lo mismo, sal a los caminos, recoge a los tirados y denuncia a los salteadores, cura con vino y aceite (los signos del Reino, los milagros). Aprende quién es tu próximo, acompaña (paga hasta la vuelta), lee las historias de Jesús de otra manera, y escucha la Palabra de Dios, en el pueblo y en la vida. Vete y déjate acompañar, siéntete pecador, herido, amado y tratado por Dios con misericordia, para que puedas tratar a los demás de la misma manera. Vete y entrega no sólo lo que tienes, sino lo que eres y eso será buena noticia. Vete… porque Dios se nos está mostrando de la realidad aunque sea con cara desfigurada. Se nos muestra en el camino, en la esquina, en la calle, en los rostros, en el templo, en el bar… y esto es el desconcierto. Nos invita a salir, como la única forma de entrar, a perderse para encontrarte-encontarLE. Qué bien lo expresa Pedro Casaldáliga: “Voy a intentar querer lo que Tú quieres/ y hacer Tú voluntad contra la mía. / Quiero dejar Te ser lo que Tú eres: / ¡Único, Otro, Nuevo cada día!”.
Aunque parezca increíble: “Dios, más que la televisión, más que los actores de moda, ha escogido para hablar a nuestra sociedad, para mostrarse a nosotros, el silencio del indigente, la desfachatez impuesta de la prostituta, el llanto del niño maltratado, la humildad del inmigrante, la rabia del preso, la soledad de la mujer desesperada, la honestidad y limitación del voluntario. La basura humana de la sociedad, ha resultado ser la tribuna que Dios ha escogido, para comunicarse a nosotros, hombres y mujeres de la moderna sociedad occidental, urbana, desarrollada” (José Sols Lucia, Teología de la Marginación, Cuadernos Cristianismo y Justicia, nº 46).
Como dice la primera lectura del Deuteronomio: “El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo”.
Allí tirado, vio venir a un sacerdote y se dijo: ¡qué suerte!, este me recogerá y me curará, al fin y al cabo, entra entre sus valores atender a los caídos, ser misericordioso, tener compasión. Pero al verlo: “Dio un rodeo y pasó de largo”, quizás tenía prisa o llegaba tarde al templo. El hombre pensó, no sin antes decir algún improperio, tanto culto, tanto Dios y tanto rezo y no se preocupan por uno medio muerto. Le hervía la sangre, mientras contemplaba como se alejaba, como si no hubiera visto nada.
Distinguió a lo lejos a un levita, le reconoció por su forma de vestir, estos también atienden la liturgia del templo y en ocasiones son una especie de diáconos. Bueno, puede que este me recoja y me levante, se ilusionó: “Pero hizo lo mismo”. Demasiados tramites, curarle, llevarle algún sitio, dar explicaciones, mejor pasar de largo, atenderle le llevaría toda la tarde. Aquel hombre, se rindió, nadie se preocupa por nadie, e incluso se preguntó, si él en la misma situación no hubiera hecho lo mismo.
Se estaba desangrando, pero aún tuvo tiempo para escuchar una cabalgadura y ver que el que se acercaba era un samaritano. ¡Lo que me faltaba!, este es capaz de quitarme hasta la poco ropa que me queda. Se bajó del caballo, él estaba temblando, llevaba en las manos dos frascos, le echó aceite y vino en las heridas y él perdió la consciencia, se despertó en una posada. “Al día siguiente (el samaritano), sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta”.
No sabemos más, del que bajaba de Jerusalén a Jericó, puede que empezara a confiar en la condición humana y aprendiera lo que es tener entrañas de misericordia. Lo que está claro, que él y los que escucharon esta parábola, en la versión que sea, quedaron desconcertados. Jesús pone como modelo a un samaritano, a un fuera de la ley, a un casi hereje, a un enemigo. Pero ¿es que un ateo, un agnóstico…. puede entrar en el Reino?, la respuesta es rotunda: SÍ, aunque no lo sepa, basta que ame y ame desinteresadamente. El Reino es dado a los que amaron sin conocer a Jesús en el prójimo, se nos recuerda en (Mt 25).
El maestro de la ley, debe preguntar desde Jerusalén: “¿Y quién es mi prójimo?” y la respuesta sólo se puede entender bajando a Jericó, ha estar con los más necesitados. “¿Cuál de estos tres, te parece que se portó como prójimo, del que cayó en manos de los bandidos? Él contestó: El que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo: Anda, haz tú lo mismo”. Probablemente, ni el sacerdote, ni el levita eran malas personas, ni la víctima una estupenda persona, de lo que se trata, no es de saber el precepto (Amar a Dios y al prójimo), los tres lo conocían, se trata de descentrarse, de moverse a compasión.
Vete y haz tú lo mismo, sal a los caminos, recoge a los tirados y denuncia a los salteadores, cura con vino y aceite (los signos del Reino, los milagros). Aprende quién es tu próximo, acompaña (paga hasta la vuelta), lee las historias de Jesús de otra manera, y escucha la Palabra de Dios, en el pueblo y en la vida. Vete y déjate acompañar, siéntete pecador, herido, amado y tratado por Dios con misericordia, para que puedas tratar a los demás de la misma manera. Vete y entrega no sólo lo que tienes, sino lo que eres y eso será buena noticia. Vete… porque Dios se nos está mostrando de la realidad aunque sea con cara desfigurada. Se nos muestra en el camino, en la esquina, en la calle, en los rostros, en el templo, en el bar… y esto es el desconcierto. Nos invita a salir, como la única forma de entrar, a perderse para encontrarte-encontarLE. Qué bien lo expresa Pedro Casaldáliga: “Voy a intentar querer lo que Tú quieres/ y hacer Tú voluntad contra la mía. / Quiero dejar Te ser lo que Tú eres: / ¡Único, Otro, Nuevo cada día!”.
Aunque parezca increíble: “Dios, más que la televisión, más que los actores de moda, ha escogido para hablar a nuestra sociedad, para mostrarse a nosotros, el silencio del indigente, la desfachatez impuesta de la prostituta, el llanto del niño maltratado, la humildad del inmigrante, la rabia del preso, la soledad de la mujer desesperada, la honestidad y limitación del voluntario. La basura humana de la sociedad, ha resultado ser la tribuna que Dios ha escogido, para comunicarse a nosotros, hombres y mujeres de la moderna sociedad occidental, urbana, desarrollada” (José Sols Lucia, Teología de la Marginación, Cuadernos Cristianismo y Justicia, nº 46).
Como dice la primera lectura del Deuteronomio: “El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo”.