LECTURAS DEL LUNES XV DEL T. ORDINARIO 11 DE JULIO SAN BENITO ABAD (BLANCO)
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Hubo
un varón de vida vulnerable, Benito, por gracia y por nombre,
"bendecido", que renunció a su casa y a su herencia, para solamente
agradar a Dios, llevando una vida santa.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que constituiste a san Benito, abad, como ilustre maestro en
la escuela del servicio divino, concédenos con un corazón generoso en el
camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Purifíquense y aparten de mi vista sus malas acciones.
Del libro del profeta Isaías: 1, 10-17
Oigan
la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de
nuestro Dios, pueblo de Gomorra: "¿Qué me importan a mí todos sus
sacrificios?", dice el Señor. Estoy harto de holocaustos de carneros y
de grasa de becerros; ya no quiero sangre de toros, corderos y cabritos.
¿Quién
les ha pedido que me ofrezcan todo eso cuando vienen al templo para
visitarme? Dejen ya de pisotear mis atrios y no me traigan dones vacíos
ni incienso abominable. Ya no aguanto sus novilunios y sábados ni sus
asambleas.
Sus
solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga
insoportable. Cuando extienden sus manos para orar, cierro los ojos;
aunque multipliquen sus plegarias, no los escucharé. Sus manos están
llenas de sangre. Lávense y purifíquense; aparten de mí sus malas
acciones. Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen la
justicia, auxilien al oprimido, defiendan los derechos del huérfano y la
causa de la viuda".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 49
R/. Dios salva al que cumple su voluntad.
No
voy a reclamarte sacrificios, dice el Señor, pues siempre están ante mí
tus holocaustos. Pero ya no aceptaré becerros de tu casa ni cabritos de
tus rebaños. R/.
¿Por
qué citas mis preceptos y hablas a toda hora de mi pacto, tú, que
detestas la obediencia y echas en saco roto mis mandatos? R/.
Tú
haces esto, ¿y yo tengo que callarme? ¿Crees acaso que yo soy como tú?
Quien las gracias me da, ése me honra y yo salvaré al que cumple mi
voluntad. R/.
ACLAMACIÓN Mt 5, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor. R/.
No he venido a traer la paz, sino la guerra.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 34-11,1
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No piensen que he venido a
traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra.
He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la
nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia
familia.
El
que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que
ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no
toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El
que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí,
recibe al que me ha enviado.
El
que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de
profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de
justo. Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de
estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su
recompensa". Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos,
Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta,
Señor, con bondad los dones que te presentamos en la celebración de san
Benito, abad, y haz que, a ejemplo suyo, te busquemos únicamente a ti, a
fin de que podamos obtener en tu servicio el don de la unidad y de la
paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 12, 42
Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia, para darles a su tiempo la ración de trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al
recibir la prenda de la vida eterna, te suplicamos, Señor, que,
siguiendo las enseñanzas de san Benito, nos dediquemos con fidelidad a
tu servicio y amemos con ferviente caridad a los hermanos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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Comentario al Evangelio de hoy Lunes 11 de Julio 2016
En el Evangelio Pedro le manifiesta a Jesús su inquietud: “Nosotros que lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?” Los discípulos se mueven en el plano de los humanos: yo te doy tanto y tú cuanto me das; hago esto por ti y tú qué me vas a dar a cambio…No es fácil al ser humano dar sin esperar; hacer las cosas gratuitamente y desinteresadamente. Más bien parece que todos buscamos compensaciones; ello nos da seguridad y tranquilidad. Nos resistimos a dar sin recibir, porque nos parece que vamos a quedarnos en el aire y sin dónde agarrarnos. Los seres humanos somos tremendamente calculadores y precavidos. De ahí que si alguien se aprovecha de nosotros, se nos hace muy cuesta arriba volver a confiar.
Jesús se muestra comprensivo con la pregunta de Pedro y le responde con toda rotundidad –“os lo aseguro…”- ellos que han cumplido los dos requisitos que Jesús puso al joven rico –dejarlo todo y seguirle- tendrán una gran recompensa: la plenitud de la vida, anticipada ya en la vida presente. Van a experimentar la alegría, la paz, la fraternidad, la solidaridad de los demás, la libertad que da no apegarse a las cosas de la tierra, y la seguridad de la Providencia de Dios que cuida con amor y delicadeza de sus hijos. Dios Padre no va a fallar al que se fía de su Palabra y la lleva a la práctica.
Pero es interesante constatar: cuando el hombre se fía de Jesús y da el paso decidido cumpliendo las dos condiciones de Jesús (dejarlo todo y seguirle) se produce en él la liberación, la alegría, la paz, la tranquilidad y la convicción de que ha dado un paso muy importante en su vida. Se cumple la palabra de Jesús que Pablo les recordó a los de Éfeso: “Hay más alegría en dar que en recibir”. Uno experimenta que la alegría que viene de Dios, no tiene nada que ver con la alegría que da las cosas del mundo.
Hoy celebra la Iglesia la memoria de San Benito Abad. Benito nade en Nurcia -Italia- en el 480 dC en el seno de una familia rica. Y en un momento de su vida hace como los discípulos: lo deja todo y sigue a Jesús. Se retira a la soledad y allí vive entregado a Dios en la oración y el trabajo. Escribe su libro La Regla de San Benito, ejemplo e inspiración de muchas congregaciones religiosas que nacieron después de la Orden Benedictina que él fundó. Y como Benito muchos y muchas – consagrados y laicos- que han hecho esa misma opción de vida su memoria perdura de generación en generación y son un estímulo a fiarse de la Palabra de Jesús y vivirla.