LECTURAS DEL DOMINGO IX DEL T. ORDINARIO 29 DE MAYO (VERDE)
Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 16. 18
Mírame,
Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Ve mi pequeñez y
mis trabajos, y perdona todos mis pecados, Dios mío.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, cuya providencia no se equivoca en sus designios, te rogamos
humildemente que apartes de nosotros todo lo que pueda causarnos algún
daño y nos concedas lo que pueda sernos de provecho. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Cuando los extranjeros oran al Señor, él los escucha.
Del primer libro de los Reyes: 8, 41-43
En
el templo que había construido en Jerusalén, Salomón elevó a Dios esta
plegaria: "Los extranjeros oirán hablar de tu gran nombre, de la fuerza
de tu mano y de tu brazo protector. Cuando uno de ellos, no israelita,
atraído por la fama de tu nombre, venga de un país distante para orar,
escúchalo tú desde el cielo, tu morada, y concédele todo lo que él te
pida. Así te conocerán y temerán todos los pueblos de la tierra, lo
mismo que tu pueblo, Israel, y sabrán que este templo que he construido,
está dedicado a tu nombre".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 116, 1.2
R/. Que aclamen al Señor todos los pueblos.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R/.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R/.
El que busca agradar a los hombres, no es servidor de Cristo.
Yo,
Pablo, apóstol no enviado por hombres ni por intermediarios humanos,
sino por Cristo Jesús y por Dios Padre, que lo resucitó de entre los
muertos, y todos los hermanos que están conmigo dirigimos esta carta a
las comunidades cristianas de Galacia.
Me
extraña mucho que tan fácilmente hayan abandonado ustedes a Dios Padre,
quien los llamó a vivir en la gracia de Cristo y que sigan otro
Evangelio. No es que exista otro Evangelio; lo que pasa es que hay
algunos que los perturban a ustedes, tratando de cambiar el Evangelio de
Cristo.
Pero,
sépanlo bien: si alguien, yo mismo o un ángel enviado del cielo, les
predicara un Evangelio distinto del que les hemos predicado, que sea
maldito. Se lo acabo de decir, pero se lo repito: Si alguno les predica
un Evangelio distinto del que ustedes han recibido, que sea maldito.
¿A
quién creen que trato de agradar con lo que acabo de decir? ¿A Dios o a
los hombres? ¿Acaso es ésta la manera de congraciarse con los hombres?
Si estuviera buscando agradarles a ustedes no sería servidor de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Jn 3, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R/.
Ni en Israel he hallado una fe tan grande.
Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 1-10
En
aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar a la gente, entró en
Cafarnaúm. Había allí un oficial romano, que tenía enfermo y a punto de
morir a un criado muy querido. Cuando le dijeron que Jesús estaba en la
ciudad, le envió a algunos de los ancianos de los judíos para rogarle
que viniera a curar a su criado. Ellos, al acercarse a Jesús, le rogaban
encarecidamente, diciendo: "Merece que le concedas ese favor, pues
quiere a nuestro pueblo y hasta nos ha construido una sinagoga". Jesús
se puso en marcha con ellos.
Cuando
ya estaba cerca de la casa, el oficial romano envió unos amigos a
decirle: "Señor, no te molestes, porque yo no soy digno de que tú entres
en mi casa; por eso ni siquiera me atreví a ir personalmente a verte.
Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano. Porque
yo, aunque soy un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes y le digo a
uno: ‘¡ve!, y va; a otro: ¡Ven!’, y viene; y a mi criado: ¡Haz esto!’, y
lo hace".
Al
oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente
que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe
tan grande". Los enviados regresaron a la casa y encontraron al criado
perfectamente sano.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos
hermanos a Jesucristo, el Señor, y pidámosle que, recordando su
promesa, escuche la oración de este pueblo reunido en su nombre.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso,
escúchanos.
Por
el Papa, por los obispos, presbíteros y diáconos que predican la
Palabra de Dios y por todos los que en el mundo aman a Jesucristo, para
que sean fieles al ministerio recibido. Oremos.
Por
los responsables de las naciones, para que el Señor los asista en su
misión y dé fortaleza a quienes trabajan por la paz y el bien común.
Oremos.
Por
los ancianos y personas con capacidades diferentes, los enfermos y los
que sufren, por los presos y perseguidos, para que el Señor se acuerde
de ellos y los ayude. Oremos.
Por
los mexicanos que han elegido servir a la Patria en la Marina, para que
reconozcan en Cristo un modelo de vida y servicio. Oremos.
Por
nosotros, para que el Señor, en su infinita misericordia, nos conceda
tiempo favorable, el trabajo que necesitamos y los bienes que nos da su
mano providente. Oremos.
Dios
todopoderoso y eterno, escucha nuestras oraciones, haz que todos los
hombres acojan tu Palabra y que en ella encuentren su salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Llenos
de confianza en tu bondad, acudimos, Señor, ante tu santo altar
trayéndote nuestros dones, a fin de que, purificados por tu gracias,
quedemos limpios por los mismos misterios que celebramos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 16, 6
Te invoco, Dios mío, porque tú me respondes; inclina tu oído y escucha mis palabras.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com
/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Comentario al Evangelio de hoy
Julio César Rioja, cmf
Queridos hermanos:
Celebrábamos hace unos días el quinto aniversario del 15-M, el pueblo no siempre acierta, pero en ocasiones suele ser sabio y nos ha vuelto a recordar frases de entonces: “No nos representan”, “No hay pan para tanto chorizo”… La realidad que es tozuda, nos viene diciendo que algunos de aquellos eslóganes tienen una gran actualidad. El número de chorizos aumenta, sobre todo entre grandes patriotas que besan escudos y banderas, deportistas, actores, políticos a mansalva, personas cercanas a la Casa Real, que no cotizan aquí o hacen que el dinero público pase directamente a sus bolsillos.
Los demás incluso nos atrevemos a decir, si yo tuviera tanto dinero cerca, también haría lo mismo, mejor sin IVA, trabajo en negro, empleo sumergido, llamo desde el trabajo… la corrupción es el ambiente en el que parece que nos desenvolvemos todos. La ilusión es que nos bajen los impuestos, aunque sabemos que eso es una mala noticia para los pobres, son ellos los que no pueden seguir el ritmo. En una sociedad así, donde los valores se han perdido, es muy difícil celebrar el próximo domingo el Corpus.
Peinetas y custodias aparte, ese día también salimos a la calle, antes, en la liturgia recordaremos la multiplicación de los panes y los peces, y aunque sobraron doce cestos, el Evangelio nos sigue diciendo: “Dadles vosotros de comer”. El milagro se obró probablemente, cuando todos se pusieron a compartir lo poco o lo mucho que tenían. Vivir la fraternidad, el sentido comunitario, (cuando el capitalismo se ha encargado de hacernos saber que todo es individualismo), parece algo muy poco real, ¿se habrá quedado el cristianismo para gritar en las plazas como el 15-M: “Que otro mundo es posible”?
Y al salir a la calle, el Santísimo irá buscando a los jóvenes sin trabajo, recordará a los que se fueron, a los de la dependencia, a los ancianos y enfermos, a los que viven en el paro, a los de la plataforma de apoyo contra la hipoteca y a los desahuciados, a los extranjeros y refugiados, a los toxicómanos, a la madre que saca a los hijos adelante, a las prostitutas y las de la trata de blancas y a tantos otros. Mirará con cariño detrás de Él, a los políticos, los sacerdotes, los niños de primera comunión, la gente de orden, los que justifican esta economía y esta situación y esperará que su presencia nos cambie. No en vano es el día de Cáritas y se mostrarán en las plazas aquellos eslóganes, que no desentonarían en la Puerta del Sol: “Vive sencillamente, para que otros sencillamente puedan vivir”, “¿Qué has hecho con tú hermano?” y este año “Practica la justicia, deja tu huella”.
“¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”, nos decía Gabriel Celaya. “Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá, cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias”, nos recuerda el Papa en la Evangelii Gaudium. Salgamos: y en nuestras ciudades, pueblos, barrios, en nuestros trabajos, con nuestros vecinos, en la familia, con nuestros hijos, en la escuela y en todos los sitios donde estemos, anunciemos algo nuevo. La Buena Noticia, el Evangelio, el Reino, que consiste en ser, no en tener, y en ser para los otros. Si somos capaces, de lograr un equilibrio entre nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar, lograremos mejorar nuestro entorno, haciendo posible que nuestra huella sea capaz de transformar la realidad actual.
Terminemos con unos versos de Pedro Casaldáliga:
"Mi cuerpo es comida
Mis manos y Tus manos,
hacemos este Gesto,
compartida la mesa y el destino,
como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida. Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser/la unida Ciudad de Dios,
Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la Luz de Tu memoria,
/marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía."
Celebrábamos hace unos días el quinto aniversario del 15-M, el pueblo no siempre acierta, pero en ocasiones suele ser sabio y nos ha vuelto a recordar frases de entonces: “No nos representan”, “No hay pan para tanto chorizo”… La realidad que es tozuda, nos viene diciendo que algunos de aquellos eslóganes tienen una gran actualidad. El número de chorizos aumenta, sobre todo entre grandes patriotas que besan escudos y banderas, deportistas, actores, políticos a mansalva, personas cercanas a la Casa Real, que no cotizan aquí o hacen que el dinero público pase directamente a sus bolsillos.
Los demás incluso nos atrevemos a decir, si yo tuviera tanto dinero cerca, también haría lo mismo, mejor sin IVA, trabajo en negro, empleo sumergido, llamo desde el trabajo… la corrupción es el ambiente en el que parece que nos desenvolvemos todos. La ilusión es que nos bajen los impuestos, aunque sabemos que eso es una mala noticia para los pobres, son ellos los que no pueden seguir el ritmo. En una sociedad así, donde los valores se han perdido, es muy difícil celebrar el próximo domingo el Corpus.
Peinetas y custodias aparte, ese día también salimos a la calle, antes, en la liturgia recordaremos la multiplicación de los panes y los peces, y aunque sobraron doce cestos, el Evangelio nos sigue diciendo: “Dadles vosotros de comer”. El milagro se obró probablemente, cuando todos se pusieron a compartir lo poco o lo mucho que tenían. Vivir la fraternidad, el sentido comunitario, (cuando el capitalismo se ha encargado de hacernos saber que todo es individualismo), parece algo muy poco real, ¿se habrá quedado el cristianismo para gritar en las plazas como el 15-M: “Que otro mundo es posible”?
Y al salir a la calle, el Santísimo irá buscando a los jóvenes sin trabajo, recordará a los que se fueron, a los de la dependencia, a los ancianos y enfermos, a los que viven en el paro, a los de la plataforma de apoyo contra la hipoteca y a los desahuciados, a los extranjeros y refugiados, a los toxicómanos, a la madre que saca a los hijos adelante, a las prostitutas y las de la trata de blancas y a tantos otros. Mirará con cariño detrás de Él, a los políticos, los sacerdotes, los niños de primera comunión, la gente de orden, los que justifican esta economía y esta situación y esperará que su presencia nos cambie. No en vano es el día de Cáritas y se mostrarán en las plazas aquellos eslóganes, que no desentonarían en la Puerta del Sol: “Vive sencillamente, para que otros sencillamente puedan vivir”, “¿Qué has hecho con tú hermano?” y este año “Practica la justicia, deja tu huella”.
“¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”, nos decía Gabriel Celaya. “Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá, cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias”, nos recuerda el Papa en la Evangelii Gaudium. Salgamos: y en nuestras ciudades, pueblos, barrios, en nuestros trabajos, con nuestros vecinos, en la familia, con nuestros hijos, en la escuela y en todos los sitios donde estemos, anunciemos algo nuevo. La Buena Noticia, el Evangelio, el Reino, que consiste en ser, no en tener, y en ser para los otros. Si somos capaces, de lograr un equilibrio entre nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar, lograremos mejorar nuestro entorno, haciendo posible que nuestra huella sea capaz de transformar la realidad actual.
Terminemos con unos versos de Pedro Casaldáliga:
"Mi cuerpo es comida
Mis manos y Tus manos,
hacemos este Gesto,
compartida la mesa y el destino,
como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida. Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser/la unida Ciudad de Dios,
Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la Luz de Tu memoria,
/marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía."