LECTURAS DEL LUNES IV DE PASCUA 18 DE ABRIL (BLANCO)
Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre El. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, luz perfecta de los santos, que nos concediste celebrar en la
tierra los misterios pascuales, haz que gocemos siempre de la plenitud
eterna de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
También a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 11, 1-18
En
aquellos días, los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea se
enteraron de que también los paganos habían recibido la palabra de Dios.
Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los circuncidados le hicieron
reproches, diciendo: "Has entrado en la casa de unos incircuncisos y has
comido con ellos"
Entonces
Pedro les contó desde el principio lo que le había pasado: "Estaba yo
en la ciudad de Jafa, en oración, cuando tuve una visión y vi algo
semejante a un gran mantel, que sostenido por las cuatro puntas, bajaba
del cielo hasta donde yo me encontraba. Miré con atención aquella cosa y
descubrí que había en ella toda clase de cuadrúpedos, fieras, reptiles y
aves. Oí luego una voz que me decía: ‘Levántate, Pedro. Mata el animal
que quieras y come’. Pero yo le respondí: ‘Ni pensarlo, Señor. Jamás he
comido nada profano o impuro’. La voz del cielo me habló de nuevo: ‘No
tengas tú por impuro lo que Dios ha hecho puro’. Esto se repitió tres
veces y luego todo fue recogido hacia el cielo.
En
aquel instante, se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres,
que venían de Cesarea, con un recado para mí. El Espíritu me dijo
entonces que me fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos
seis hermanos y todos entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó
cómo había visto de pie, ante él, a un ángel que le dijo: ‘Manda a
buscar en Jafa a Simón, llamado Pedro. Lo que él te diga, te traerá la
salvación a ti y a toda tu familia’. En cuanto empecé a hablar, el
Espíritu Santo descendió sobre ellos, como había descendido al principio
sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor:
‘Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu
Santo’. Por lo tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a
nosotros, por haber creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para
oponerme a Dios?"
Con
esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: "Por lo visto, también
a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
De los salmos 41
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R/.
Envíame,
Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta
tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.
ACLAMACIÓN Jn 10, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R/.
Yo soy la puerta de las ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan: 10, 1-10
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no
entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro
lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es
el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las
ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce
afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas,
y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo
seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños".
Jesús
les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería
decir. Por eso añadió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis
ovejas no los han escuchado.
Yo
soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y
encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir.
Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es
a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la
felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I- V de Pascua
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 20, 19
Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige,
Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado
renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a
la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Comentario al Evangelio de hoy
Queridos amigos, paz y bien.
No se puede poner límites al Espíritu. «También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.» Cuando Pedro se dirigía a casa de Cornelio, quizá no se imaginaba que estaba poniendo la primera piedra de uno de los más importantes momentos de la historia de la salvación: abrir la puerta a los gentiles.
Llegó el momento de terminar con los odios, las envidias, las desconfianzas entre judíos y gentiles. La Iglesia naciente debe ser testimonio del amor fraterno en el mundo, superando las disparidades.
No fue fácil, quizá, para Pedro, renunciar a sus educación judía. Es posible que, como Jonás, quisiera negarse a asumir su destino, ir al encuentro de los gentiles. Pero tenía encomendada la tarea de superar esta barrera.
Si Pedro no hubiera vencido sus prejuicios, ¿qué sería ahora de nosotros? Pero Dios ablandó el corazón de este pescador y él siguió la voz de Dios, sin saber muy bien, quizá, dónde iba a terminar. Y qué rápidamente ocurrió todo: el Espíritu Santo descendió sobre todos. Parece que Dios tenía prisa para comenzar la nueva era de unidad.
¿Dónde ya quedado la unidad? Ahora vemos diferentes confesiones (protestantes, católicos, ortodoxos, luteranos…) que se tienen miedo unos a otros. Se nos ha olvidado que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. Si pudiéramos concentrarnos en la herencia común recibida, sabríamos encontrar caminos para volver a la unidad. Están dándose pasos, el Papa Francisco y el Patriarca ruso Kiril se han reunido, Ojalá sepamos ir por este camino.
Por desgracia, dentro de la misma Iglesia vemos no pocas diferencias, entre “conservadores” y “renovadores”, entre “creyentes viejos” y “conversos”… Pensemos hoy qué podemos hacer nosotros para lograr la paz en nuestra parroquia, en nuestra diócesis, en nuestro grupo comunitario. Si hiciéramos del amor y de la unidad el fin fundamental de nuestras acciones, qué ejemplo seríamos para las demás iglesias.
Perdónanos, Señor, por no haber conservado la unidad y no esforzarnos en volver a ella. Danos sed de unidad con todos los cristianos. Haz de tus fieles un solo pueblo.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, CMF.
No se puede poner límites al Espíritu. «También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.» Cuando Pedro se dirigía a casa de Cornelio, quizá no se imaginaba que estaba poniendo la primera piedra de uno de los más importantes momentos de la historia de la salvación: abrir la puerta a los gentiles.
Llegó el momento de terminar con los odios, las envidias, las desconfianzas entre judíos y gentiles. La Iglesia naciente debe ser testimonio del amor fraterno en el mundo, superando las disparidades.
No fue fácil, quizá, para Pedro, renunciar a sus educación judía. Es posible que, como Jonás, quisiera negarse a asumir su destino, ir al encuentro de los gentiles. Pero tenía encomendada la tarea de superar esta barrera.
Si Pedro no hubiera vencido sus prejuicios, ¿qué sería ahora de nosotros? Pero Dios ablandó el corazón de este pescador y él siguió la voz de Dios, sin saber muy bien, quizá, dónde iba a terminar. Y qué rápidamente ocurrió todo: el Espíritu Santo descendió sobre todos. Parece que Dios tenía prisa para comenzar la nueva era de unidad.
¿Dónde ya quedado la unidad? Ahora vemos diferentes confesiones (protestantes, católicos, ortodoxos, luteranos…) que se tienen miedo unos a otros. Se nos ha olvidado que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. Si pudiéramos concentrarnos en la herencia común recibida, sabríamos encontrar caminos para volver a la unidad. Están dándose pasos, el Papa Francisco y el Patriarca ruso Kiril se han reunido, Ojalá sepamos ir por este camino.
Por desgracia, dentro de la misma Iglesia vemos no pocas diferencias, entre “conservadores” y “renovadores”, entre “creyentes viejos” y “conversos”… Pensemos hoy qué podemos hacer nosotros para lograr la paz en nuestra parroquia, en nuestra diócesis, en nuestro grupo comunitario. Si hiciéramos del amor y de la unidad el fin fundamental de nuestras acciones, qué ejemplo seríamos para las demás iglesias.
Perdónanos, Señor, por no haber conservado la unidad y no esforzarnos en volver a ella. Danos sed de unidad con todos los cristianos. Haz de tus fieles un solo pueblo.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, CMF.