LECTURAS DEL MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA 29 DE MARZO (BLANCO)
Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Si 15, 3-4)
El
Señor les dará a beber el agua de la sabiduría; se apoyarán en Él y no
vacilarán. Él los llenará de gloria eternamente. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que nos has hecho experimentar la fuerza vivificante del misterio
pascual, sigue acompañando a tu pueblo con tu divina gracia, para que,
conseguida la perfecta libertad, se convierta en gozo celestial la
alegría que ahora lo inunda aquí en la tierra. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Conviértanse y bautícense en el nombre de Jesucristo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 36-41
El
día de Pentecostés, dijo Pedro a los judíos: "Sepa todo Israel, con
absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús,
a quien ustedes han crucificado". Estas palabras les llegaron al
corazón y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que
hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Conviértanse y bautícense en el
nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados y recibirán el
Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para
sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro,
quiera llamar, aunque estén lejos".
Con
éstas y otras muchas razones los instaba y exhortaba, diciéndoles:
"Pónganse a salvo de este mundo corrompido". Los que aceptaron sus
palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil
personas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 32
R/. En el Señor está nuestra esperanza. Aleluya.
Sincera
es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la
justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En
el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro
amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos
confiado. R/.
SECUENCIA opcional
ACLAMACIÓN (Sal 117, 24)
R/. Aleluya, aleluya.
Éste es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
He visto al Señor y me ha dado este mensaje.
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 11-18
El
día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al
sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos
ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el
cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los
ángeles le preguntaron: "¿Por qué estás llorando, mujer?" Ella les
contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán
puesto".
Dicho
esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era
Jesús. Entonces Él le dijo: "Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién
buscas?" Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si
tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto". Jesús le dijo: "¡María!"
Ella se volvió y exclamó: "¡Rabuní!", que en hebreo significa ‘maestro’.
Jesús le dijo: "Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a
decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’
".
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para que, con la
ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y llegue a poseer
los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día)
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Col 3, 1-2)
Puesto
que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo,
donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; pongan todo el corazón
en los bienes del cielo, no en los de la tierra. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Escúchanos,
Dios todopoderoso, y, ya que colmaste los corazones de tus hijos con la
gracia incomparable del bautismo, prepáranos para alcanzar la felicidad
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Comentario al Evangelio de hoy
SUELTA, SUÉLTAME
Corría esta mujer hacia el sepulcro. A terminar los ritos de la sepultura, que habían quedado a medias.Pero quería, sobre todo, reencontrar lo que estaba perdido sin remedio. O lo que le quedaba de lo que fue: unos restos.
Parece muy humano ese empeño de agarrarse al pasado, «embalsamar» la historia para que «aguante» un poco más, quedar aprisionados y enredados por los recuerdos... hasta el punto de tener delante lo totalmente nuevo... y no verlo.
Lo cierto es que la resurrección de Jesús tiene mucho de ruptura con el pasado. Hay muchas cosas que con él se han quedado viejas, superadas, obsoletas:
- Una Ley que se antepone al bien de las personas y desemboca con frecuencia en legalismo
- Una idea de Dios prisionero de un Templo, de unas castas, de unos méritos, de unos ritos...
- Un modo de practicar el culto que se olvida de la misericordia, y que es ajeno a la vida cotidiana
- Un estilo de sacerdocio alejado del pueblo, lleno de privilegios, puros «funcionarios»
- Un templo con el velo rasgado (vacío), que nos invita a relacionarnos con Dios «en espíritu y verdad»
- Un modo de entender al ser humano: donde tantos quedan tirados al borde del camino, mientras los «buenos» pasan de largo, sin «aproximarse»
- Un modo de interpretar la Escritura, que ha supuesto la condena del Señor,
Precisamente por esto los cristianos no debiéramos ser «CONSERVADORES». Necesitamos, sí, una memoria histórica que nos haga mirar el presente con ojos transformadores, que actualice la salvación en las nuevas circunstancias. Como decía Isaías: Mirad, que hago nuevas todas las cosas. ¡Y tanto! Mirad qué «nuevo» es el Señor Resucitado. Y mirad qué «nueva» queda María Magdalena después de su encuentro con el «Jardinero».
Lo nuestro no son los «museos», ni los mausoleos, ni las viejas glorias. No es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor. Hay que «soltar», pero manteniendo la búsqueda, siempre la búsqueda. Magdalena encuentra por salir de madrugada a buscar. Ellos, los discípulos, no había ido a buscar nada todavía.
El Dios de la vida es el Dios del presente y del futuro, que no deja de repetirnos:
- No temáis
- Paz a vosotros
- Id...
Hay muchas cosas que hay que dejar que mueran, e incluso
ayudarlas a morir, porque son del mundo viejo, porque son historia,
porque llegan a ser una auténtica losa inamovible, un sepulcro sin
sentido. - Paz a vosotros
- Id...
El Resucitado y sus apóstoles tienen que ser encontrados en otro sitio: Delante, abriendo caminos, dando buenas noticias, liberando de esclavitudes, espantando sombras, secando lágrimas, denunciando a los «vosotros» que matan la vida y pisotean al débil... Sin dejarnos contaminar por «esta generación perversa».
Y le dijo también:
- No te sujetes tampoco
tú a ti misma,
no pierdas un minuto
en abrazarme los pies.
Son pies para el camino.
¡Pues al camino los tuyos!
Anúnciales a los míos que estoy vivo.
Y a ti que te vean viva.
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
- No te sujetes tampoco
tú a ti misma,
no pierdas un minuto
en abrazarme los pies.
Son pies para el camino.
¡Pues al camino los tuyos!
Anúnciales a los míos que estoy vivo.
Y a ti que te vean viva.