Misal de hoy Lunes 28 de Diciembre 2015

LECTURAS DEL LUNES DÍA IV DE LA OCTAVA DE NAVIDAD 28 DE DICIEMBRE LOS SANTOS INOCENTES (ROJO)


Es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.


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ANTÍFONA DE ENTRADA

Los niños inocentes murieron por Cristo; ahora siguen al Cordero sin mancha, cantando: Gloria a ti, Señor.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que concediste a los mártires Inocentes proclamar en este día tu gloria, no de palabra, sino con su muerte, ayúdanos a dar testimonio de nuestra fe, no sólo con nuestros labios, sino, también, con nuestra conducta diaria. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

La sangre de Cristo nos purifica de todo pecado.

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De la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2:

Queridos hermanos: Éste es el mensaje que hemos escuchado de labios de Jesucristo y que ahora les anunciamos: Dios es luz y en Él no hay nada de oscuridad. Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como Él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.

Si decimos que no tenemos ningún pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra.
Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo, el justo.

Porque Él se ofreció como víctima de expiación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 123

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R/. Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera. R/.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, porque no permitió que nos despedazaran con sus dientes. R/.

Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R/.

ACLAMACIÓN

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R/. Aleluya, aleluya.

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, el ejército glorioso de los mártires te aclama. R/.

Herodes mandó matar a todos los niños mejores de dos años en la comarca de Belén.

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Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18:

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.

Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, la devota ofrenda de tus siervos, y purifícalos con la celebración piadosa de tus misterios, que también justifican a los que no te conocen. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-III de Navidad

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Ap 14,4

Ellos son los rescatados como primicias de la humanidad para Dios y para el Cordero; ellos son el cortejo del Cordero donde quiera que vaya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concede, Señor, la abundancia de tu salvación a los fieles que reciben tus sacramentos en la festividad de los santos Inocentes, quienes, por el nacimiento de tu Hijo, fueron condenados con la gracia celestial, aun antes de haberlo podido confesar con las palabras. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.

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Comentario al Evangelio de hoy

Queridos hermanos:
Los periódicos publican hoy alguna noticia inverosímil, pero presentada de tal forma que, de entrada, resulte creída y creíble; luego sigue el desengaño. Y los niños la gozan engañando a sus compañeros o pegando monigotes en la espalda de los abuelos.  “Inocente” significar con frecuencia “crédulo”, o incauto, infantil, o hasta ridículo.
Pero la narración evangélica de la matanza de los niños de Belén por orden del inicuo Herodes es de una gran seriedad y profundidad teológica. El papa emérito Benedicto XVI concluyó su trilogía sobre Jesús de Nazaret con el volumen sobre los Evangelios de la Infancia; dejó para el último lugar lo que el evangelio coloca al principio. Y es sin dudas un gran acierto, pues lo que a primera vista parece la infancia de Jesús es en realidad un condensado de todo el evangelio.
Cuando llega al pasaje de la matanza de los inocentes, se hace eco de la discusión exegética acerca de la fiabilidad histórica de la narración; él, sin menospreciar otras opiniones, se inclina por una respuesta positiva. Pero se detiene mucho más en el significado profundo del relato. Muchos de sus detalles están tomados del libro del éxodo, donde se refieren a Moisés. Allí el faraón intenta dar muerte a todos los niños israelitas, pero uno providencialmente escapa de sus manos crueles y termina siendo el salvador de su pueblo. A través de él, Dios sacará a Israel de la esclavitud de Egipto.
Con este trasfondo, completado por leyendas judías posteriores, el primer evangelista presenta magistralmente su mensaje. Jesús es el nuevo Moisés, el mediador de la nueva alianza, el que saca a su pueblo de la esclavitud. Quien opta por Jesús inicia un éxodo (“sale de Egipto”) hacia la tierra de la libertad. Jesús es además la síntesis de su pueblo, de los que le pertenecemos; su destino es el nuestro: “llamé a mi hijo” se refiere, en el éxodo, al pueblo, y, en Mt 2, a Jesús. Somos los “hijos en el Hijo”
Pero, de paso, Mt tiene siempre ante los ojos la paradoja vivida por Jesús, esa que el IV evangelio sintetiza en “vino a los suyos pero los suyos no le recibieron”; paradoja vivida también por la iglesia naciente, cuyo anuncio es frecuentemente rechazado por el judaísmo. El rey semi-judío Herodes teme al auténtico “rey de los judíos” e intenta deshacerse de él, sin reparar en la crueldad de los métodos. Y todo termina en un triste lamento: cuando el pueblo –representado ahora por su rey Herodes- no acoge a su auténtico salvador, se destruye a sí mismo.
Pero aquí aparece una vez más la ironía de la vida: los magos, unos brujos extranjeros que nada sabían de las Escrituras, acogieron a Jesús y le adoraron. En cambio su pueblo “se turbó” ante la noticia de su nacimiento. Es una advertencia permanente a la Iglesia, a quienes nos consideramos “fieles” o “los de siempre”. Nuestra rutina puede blindarnos frente a la aparición en nuestras vidas de un Dios que quiere ponernos en situación de éxodo. ¡Cuidado con las rutinas, las seguridades, el ¡sabérnoslas ya todas!
Y no nos despidamos sin una consideración heterogénea con esto, pero muy actual. Muchos inocentes siguen siendo víctimas del egoísmo de los mayores: a unos se les prohíbe nacer, a otros se los incorpora a la guerra cuando aún no pueden con el fusil y se les inculca el odio; en otros casos se los pervierte sexualmente, o se les crea una mente materialista y sin horizontes… “Herodes” es una forma de ser, que se encarna en nuestra sociedad de muchas maneras. Tengamos los ojos bien abiertos.
Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf