Palabra de Dios.
LECTURAS DEL DOMINGO I DE ADVIENTO 29 DE NOVIEMBRE (MORADO)
Inicia
el tiempo de Adviento y el Año Litúrgico y el uso del Leccionario 1.
Inicia el Ciclo C y Ciclo Ferial II o de año par. Liturgia de las Horas
Tomo 1, Primera Semana del Salterio.
Pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24, 1-3
A
ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo
defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en
ti no quedan defraudados.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concede
a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de
Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las
buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino
celestial. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Yo haré nacer del tronco de David un vástago santo.
Del libro del profeta Jeremías: 33, 14-16
"Se
acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré la promesa que hice a
la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella
hora, yo haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá
la justicia y el derecho en la tierra. Entonces Judá estará a salvo,
Jerusalén estará segura y la llamarán ‘el Señor es nuestra justicia’ ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 24
R/. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos,
Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres
nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza. R/.
Porque
el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía
por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.
R/.
Con
quien guarda su alianza y sus mandatos, el Señor es leal y bondadoso.
El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su
alianza. R/.
Que el Señor los fortalezca hasta que Jesús vuelva.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 3, 12-4, 2
Hermanos:
Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo y hacia
todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para que Él
conserve sus corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro
Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, en compañía de
todos sus santos.
Por
lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el nombre del Señor
Jesús a que vivan como conviene, para agradar a Dios, según aprendieron
de nosotros, a fin de que sigan ustedes progresando. Ya conocen, en
efecto, las instrucciones que les hemos dado de parte del Señor Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Sal 84, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R/.
Se acerca su liberación.
Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 25-28. 34-36
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales prodigiosas
en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se
llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la
gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que
vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y
majestad.
Cuando
estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza,
porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los
vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta
vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos;
porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la
tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan
escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo
del hombre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Mientras esperamos la venida definitiva del Señor, oremos para que su amor, su paz y su luz llenen nuestro mundo.
Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.
– Para que llegue el día
en que todos los hombres y mujeres del mundo puedan vivir en paz, con
esperanza, confiados en el futuro. Oremos.
– Para que los
gobernantes, los políticos, los que tienen el poder económico o militar,
trabajen sinceramente por el bienestar de todos, y especialmente de los
que menos tienen. Oremos.
– Para que el pueblo de
Israel, que recibió desde muy antiguo la llamada del Señor, se esfuerce
al servicio de la paz y muestre ante el mundo el rostro amoroso de Dios.
Oremos.
– Para que todos nosotros, reunidos al empezar este Tiempo de Adviento, convirtamos nuestro corazón para preparar la venida del Señor. Oremos
Ven, Señor Jesús, ven y renueva el camino de la humanidad. Tú, nuestro hermano, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que
nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para
aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de tu
redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 84, 13
El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te
pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos
participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las
cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades
celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para
siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
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Comentario al Evangelio de hoy
Queridos hermanos:
Empieza el Adviento, aunque el lenguaje que emplea el Evangelio, parece ser, un anuncio terrible y catastrófico, el sentido verdadero es de esperanza. El pesimismo y la esperanza, están presentes en el interior de cada hombre y en el panorama de toda la historia. Han sucedido y suceden, acontecimientos verdaderamente angustiosos: catástrofes naturales, enfermedades como el SIDA o el ébola, terrorismo, gentes que se ven forzadas a marchar de sus tierras por la guerra, inmigración y sobre todo hambres. Sin cerrar los ojos a esto; hoy se nos dice: “Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.
Jeremías en la primera lectura nos anuncia: “Suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra”. Y Daniel el gran profeta del Adviento, nos invitará en este tiempo, a encontrar los signos de esperanza, tanto eclesial, como socialmente, para que podamos levantar la cabeza. Es verdad que nuestro sistema necesita un mundo conformista y para ello es necesario matar la esperanza. Privados de esperanza, ya no hay ninguna razón para luchar por algo nuevo, se acepta sin discusión la situación actual. Por eso desacredita a los que intentan crear algo nuevo, llamándolos anti-sistema o enemigos del progreso y de la calidad de vida. Prefiere hombres instalados confortablemente, tranquilos y cómodos, sin mayores aspiraciones. Hombres con la cabeza gacha.
Jesús dijo: “Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube…”, “Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida…”, “Estad siempre despiertos… y manteneros en pie ante el Hijo del Hombre”. Mantenernos en pie, despiertos, sin que se embote la mente, es ir más allá de nuestra contradictoria existencia, que se mueve entre el miedo y la angustia, el pesimismo, la resignación y la rebeldía, la sinceridad y la mentira, la justicia y la injusticia, la lucha y el desaliento… Para hacer nacer dentro de nosotros, el Hijo del Hombre, que no es otro, que Jesús hecho carne en nuestra propia carne.
Adviento pasa por dentro. El nacimiento del Hijo del Hombre, se hace Belén en la cueva de nuestro corazón: allí donde cada uno lucha por vivir como hombre, como hombre integral, transcendente, total. Es un hombre que debe mantenerse en pie, a pesar del cansancio, con la mente despierta, a pesar del embotamiento del vicio, de las diarias preocupaciones y del dinero. Un hombre que no puede dejar, de sentirse llamado a ser un hombre nuevo. Que con el resultado de una profunda experiencia humana y trascendente que tenemos escondida dentro de cada uno, puede hacer que emerja con fuerza en nosotros y en la historia, una tierra de paz y justicia.
Hay signos de esperanza, aunque no es nada fácil mantener encendida esta estrella, en medio del escepticismo de nuestros días. Lo importante parece que es vivir hoy, no importa el mañana y esos lejanos días que anuncian los profetas y los soñadores de un mundo mejor. Por eso, en el hoy es el momento oportuno de dar razón de nuestra esperanza. Como hombres creyentes debemos de penetrar la oscuridad y convertirnos en profetas de la esperanza. Un gran servicio de los cristianos y de nuestras comunidades a nuestra sociedad, podría ir en esta dirección: penetrar con los ojos de la fe la oscuridad y ayudar a discernir los signos de vida y esperanza. Ser lugares de curación de las heridas de los hombres, que ayuden a crear una atmósfera de compasión y misericordia.
Tenemos que ser Adviento para el mundo actual, es decir, signos de esperanza en nuestras casas, comunidades, en la Iglesia y en la sociedad. Estemos vigilantes, para descubrir los signos de la venida de Jesús en la vida, Él viene cuando quiere, por eso hay que velar. Debemos detenernos, entrar en el Adviento, es nuestro tiempo. Es el tiempo del hombre, el tiempo del nacimiento del Hijo del Hombre.
PD: Hoy celebramos el Día de los sin Techo.
Empieza el Adviento, aunque el lenguaje que emplea el Evangelio, parece ser, un anuncio terrible y catastrófico, el sentido verdadero es de esperanza. El pesimismo y la esperanza, están presentes en el interior de cada hombre y en el panorama de toda la historia. Han sucedido y suceden, acontecimientos verdaderamente angustiosos: catástrofes naturales, enfermedades como el SIDA o el ébola, terrorismo, gentes que se ven forzadas a marchar de sus tierras por la guerra, inmigración y sobre todo hambres. Sin cerrar los ojos a esto; hoy se nos dice: “Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.
Jeremías en la primera lectura nos anuncia: “Suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra”. Y Daniel el gran profeta del Adviento, nos invitará en este tiempo, a encontrar los signos de esperanza, tanto eclesial, como socialmente, para que podamos levantar la cabeza. Es verdad que nuestro sistema necesita un mundo conformista y para ello es necesario matar la esperanza. Privados de esperanza, ya no hay ninguna razón para luchar por algo nuevo, se acepta sin discusión la situación actual. Por eso desacredita a los que intentan crear algo nuevo, llamándolos anti-sistema o enemigos del progreso y de la calidad de vida. Prefiere hombres instalados confortablemente, tranquilos y cómodos, sin mayores aspiraciones. Hombres con la cabeza gacha.
Jesús dijo: “Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube…”, “Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida…”, “Estad siempre despiertos… y manteneros en pie ante el Hijo del Hombre”. Mantenernos en pie, despiertos, sin que se embote la mente, es ir más allá de nuestra contradictoria existencia, que se mueve entre el miedo y la angustia, el pesimismo, la resignación y la rebeldía, la sinceridad y la mentira, la justicia y la injusticia, la lucha y el desaliento… Para hacer nacer dentro de nosotros, el Hijo del Hombre, que no es otro, que Jesús hecho carne en nuestra propia carne.
Adviento pasa por dentro. El nacimiento del Hijo del Hombre, se hace Belén en la cueva de nuestro corazón: allí donde cada uno lucha por vivir como hombre, como hombre integral, transcendente, total. Es un hombre que debe mantenerse en pie, a pesar del cansancio, con la mente despierta, a pesar del embotamiento del vicio, de las diarias preocupaciones y del dinero. Un hombre que no puede dejar, de sentirse llamado a ser un hombre nuevo. Que con el resultado de una profunda experiencia humana y trascendente que tenemos escondida dentro de cada uno, puede hacer que emerja con fuerza en nosotros y en la historia, una tierra de paz y justicia.
Hay signos de esperanza, aunque no es nada fácil mantener encendida esta estrella, en medio del escepticismo de nuestros días. Lo importante parece que es vivir hoy, no importa el mañana y esos lejanos días que anuncian los profetas y los soñadores de un mundo mejor. Por eso, en el hoy es el momento oportuno de dar razón de nuestra esperanza. Como hombres creyentes debemos de penetrar la oscuridad y convertirnos en profetas de la esperanza. Un gran servicio de los cristianos y de nuestras comunidades a nuestra sociedad, podría ir en esta dirección: penetrar con los ojos de la fe la oscuridad y ayudar a discernir los signos de vida y esperanza. Ser lugares de curación de las heridas de los hombres, que ayuden a crear una atmósfera de compasión y misericordia.
Tenemos que ser Adviento para el mundo actual, es decir, signos de esperanza en nuestras casas, comunidades, en la Iglesia y en la sociedad. Estemos vigilantes, para descubrir los signos de la venida de Jesús en la vida, Él viene cuando quiere, por eso hay que velar. Debemos detenernos, entrar en el Adviento, es nuestro tiempo. Es el tiempo del hombre, el tiempo del nacimiento del Hijo del Hombre.
PD: Hoy celebramos el Día de los sin Techo.