LECTURAS DEL LUNES XXXII DEL T. ORDINARIO 9 DE NOVIEMBRE DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN (BLANCO)
"Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ap 21, 2
Vi
que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la
nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va desposarse con su
prometido.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor,
tú que con piedras vivas y escogidas preparas una morada eterna para tu
divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia la gracia que le has
otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin cesar en la construcción
de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad.
Del libro del profeta Ezequiel: 47, 1-2. 8-9. 12
En
aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por
debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba
hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al
sur del altar.
Luego
me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico
que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.
Aquel
hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán
hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo
ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá
peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas
quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la
vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda
especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos
cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus
frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 45
R/. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Dios
es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro nos socorre.
Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del mar caigan
los montes. R/.
Un
río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace santa.
Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el
alba.R/.
Con
nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra defensa.
Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor sobre la
tierra. R/.
ACLAMACIÓN 2 Cro 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite ahí mi nombre. R/.
Jesús hablaba del templo de su cuerpo.
Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-22
Cuando
se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró
en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los
cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó
del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó
las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas
les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de
mi Padre".
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después
intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que
tienes autoridad para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este
templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta
y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a
levantar en tres días?"
Pero
Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de
entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho
aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había
dicho.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que te presentamos y concédenos que podamos obtener en
este lugar el fruto de tus sacramentos y el cumplimiento de nuestro
deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Iglesia, esposa de Cristo y templo del Espíritu Santo.
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado
quedarte con nosotros para hacernos, tú mismo, templos del Espíritu
Santo, que brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una
vida santa. Y porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia,
esposa de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de
que, llena de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en
la gloria del cielo. Por eso, con todos los ángeles y los santos, te
alabamos proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 P 2, 5
Ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor
Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo visible de la
Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la participación en este
sacramento, nos transformes en templo de tu gracia y nos concedas entrar
en la morada de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
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