Misal del dia de hoy Viernes 27 de Noviembre 2015

LECTURAS DEL VIERNES XXXIV DEL T. ORDINARIO 27 DE NOVIEMBRE (VERDE)


Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sb 11, 23. 24. 26

Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los pecados de los hombres que se arrepienten, y los perdonas, porque tú, Señor, eres nuestro Dios.

ORACIÓN COLECTA

Señor, escucha bondadoso nuestros ruegos y perdona nuestros pecado, para que nos concedas juntamente tu perdón y tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo.

clip_image002Del libro del profeta Daniel: 7, 2-14

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaron el océano y de él salieron cuatro bestias enormes, todas diferentes entre sí.

La primera bestia era como un león con alas de águila. Mientras yo lo miraba, le arrancaron las alas, lo levantaron del suelo, lo incorporaron sobre sus patas, como un hombre y le dieron inteligencia humana.

La segunda bestia parecía un oso en actitud de incorporarse, con tres costillas entre los dientes de sus fauces. Y le decían: "Levántate; come carne en abundancia". Seguí mirando y vi otra bestia semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y con cuatro cabezas. Y le dieron poder.

Después volví a ver en mis visiones nocturnas una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía y trituraba, y pisoteaba lo sobrante con sus patas. Era diferente a las bestias anteriores y tenía diez cuernos.

Mientras estaba observando los cuernos, despuntó de entre ellos otro cuerno pequeño, que arrancó tres de los primeros cuernos. Este cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería blasfemias.

Vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve y sus cabellos blancos como lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros. Admirado por las blasfemias que profería aquel cuerno, seguí mirando hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras bestias les quitaron el poder y las dejaron vivir durante un tiempo determinado.

Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Daniel 3

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R/. Bendito seas para siempre, Señor.

Montañas y colinas, bendigan al Señor. Todas las plantas de la tierra, bendigan al Señor. R/.

Fuentes, bendigan al Señor. Mares y ríos, bendigan al Señor. R/.

Ballenas y peces, bendigan al Señor. Aves del cielo, bendigan al Señor. Fieras y ganados, bendigan al Señor. R/.

ACLAMACIÓN  Lc 21, 28

clip_image004R/. Aleluya, aleluya.

Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. R/.

Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 29-33

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: "Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza, para que, compadecido, perdones nuestros pecados y dirijas tú mismo nuestro vacilante corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 15, 10

Habrá gran alegría entre los ángeles del cielo, por un solo pecador que se convierta.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios misericordioso, a quienes, por este sacrificio, hemos recibido el perdón de nuestros pecado, que con tu gracia podamos evitarlos de ahora en adelante y servirte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Comentario al Evangelio de hoy

Queridos hermanos:
Quizá todos nos hemos emocionado alguna vez al oír en el Mesías de Händel el grito jubiloso “Blessing and Glory…”, de Apocalipsis 7,12: “Bendición y gloria… honor y poder y fuerza a nuestro Dios por siempre”. Es impresionante el hecho de que aquella comunidad cristiana, perseguida y martirizada, celebre anticipadamente y con entusiasmo desbordante el triunfo final de Dios y del Cordero, cuyos designios por el momento aparecen pisoteados por el imperio romano pagano.
El Apocalipsis del NT está en íntima sintonía con el libro de Daniel; como él, sabe de las bestias que blasfeman de Dios y hacen la guerra a sus santos; pero sobre todo sabe cuál es el desenlace de historia tan dramática: ésta, aunque a veces nos parezca que no hace sino combatir el plan de Dios, en realidad está plenamente bajo su control. Las cuatro bestias (imperios) que suben del abismo, al igual que los trozos de la estatua soñada por Nabucodonor, terminarán aniquiladas y dejarán paso al poderoso Hijo del Hombre y a su Reino que no tendrá fin.
Al final del año litúrgico somos invitados a celebrar gozosamente el final de la historia, el día en que el mundo quede transfigurado por la acción redentora del Hijo y Dios lo sea “todo en todos” (1Cor 15,28; Ef 1,23). El Hijo del Hombre daniélico es no sólo figura individual, sino también colectiva: los santos del altísimo. El Reino del Hijo es también el de los hijos: “sois linaje escogido, sacerdocio real” (1Pe 2,9). El domingo pasado celebrábamos la solemnidad de Cristo Rey del Universo; ¡lo celebrábamos ya! No es una realidad meramente futura: el porvenir se ha anticipado, y nos abarca e impregna.
El tercer evangelista no comparte la mentalidad apocalíptica de Daniel ni de buena parte del NT; no prevé un cercano fin del mundo. Sin embargo, ha sabido dar sentido a la parábola de la higuera, y hasta es posible que su interpretación de ella no sea del todo ajena a la mente de Jesús. Él contaba ciertamente con los cataclismos cósmicos finales, pero también sabía que quien se encontraba con él y percibía el sentido de sus palabras y acciones entraba en una época histórica diferente, experimentaba un final y un comienzo.
Hoy somos todos invitados a vivir un personal fin del mundo, a dejar atrás la fuerza “bestial” de lo malo y destructivo y abrir espacio en nosotros a la presencia del Hijo del Hombre glorioso. Unos ojos limpios, que nos permitan percibir los signos de Reino que hay entre nosotros, podrán “cambiarnos la cabeza” y ayudarnos a entrar en el Reino del Hijo del Hombre, que “no vendrá espectacularmente sino que está en medio de vosotros” (Lc 17,20-21).
Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf