Evangelio y Comentario de hoy Lunes 05 de Octubre 2015


Primera lectura

Comienzo de la profecía de Jonás (1,1–2,1.11):

Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: "Su maldad ha llegado hasta mí."»
Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar. Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios. Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: «¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.»
Y decían unos a otros: «Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad.»
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Le interrogaron: «Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?»
Él les contestó: «Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.»
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: «¿Qué has hecho?» Pues comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado.
Entonces le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?» Porque el mar seguía embraveciéndose.
Él contestó: «Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se aplacará; pues sé que por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.»
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres.»
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera. Y temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos. El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas. El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.

Palabra de Dios

Salmo

Jon 2,3.4.5.8

R/.
Sacaste mi vida de la fosa, Señor

En mi aflicción clamé al Señor
y me atendió;
desde el vientre del abismo pedí auxilio,
y escuchó mi clamor. R/.

Me arrojaste a lo profundo en alta mar,
me rodeaban las olas,
tus corrientes y tu oleaje
pasaban sobre mí. R/.

Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia;
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo.» R/.

Cuando se me acababan las fuerzas
me acordé del Señor;
llegó hasta ti mi oración,
hasta tu santo templo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»

Palabra del Señor

Comentario 

José Luis Latorre, misionero claretiano
Queridos amigos:
Hoy es “Día mundial de los sin techo”. Una realidad que afecta a millones de seres humanos. Además estamos iniciando Octubre, el mes misionero, el mes del DOMUND, el mes que nos habla de la presencia de miles de misioneros/as entre los más pobres del mundo que intentan llevar a la práctica el Evangelio de hoy: el samaritano que conmovido se acerca al malherido, lo cura, venda sus heridas, lo monta en su propia montura, lo lleva a un albergue y le pide al dueño que lo cuide. Hombres y mujeres que dejándolo todo no tuvieron miedo de ir a lugares pobres y vivir allí, no como Jonás que huyó ante la dificultad de tener que predicar en una ciudad pagana.
Pero como dice Jesús los pobres los tenemos siempre, y los tenemos cerca y todos los días; son esos prójimos que yo no busqué sino que se metieron en mi vida de improviso, sin ser llamados, y están ahí. Y, aunque hemos leído bellísimos libros sobre la paz, el amor, la justicia, pasamos de largo ante el pobre por prejuicios como el sacerdote y el levita… y el hombre (el pobre) sigue tirado en la vereda del camino apaleado y casi muerto.
Muchas veces nos atrae lo grande, lo llamativo, lo espectacular, los pobres del tercer mundo… y el prójimo ¡está tan cerca y es tan pequeño! Queremos dirigir la mirada lejos y el prójimo es tan cercano que le pasamos por alto Estamos tan ocupados escuchando música o noticias en nuestro celular que no vemos lo que pasa a nuestro alrededor. Hacemos grandes discursos sobre la pobreza, y nos olvidamos del pobre que tenemos al lado.
No son las teorías las que liberan al hombre, sino las obras. Lo que salva es vivir y obrar como prójimo, no la teoría sobre “quién es mi prójimo”. El herido de la parábola es un hombre sin nombre ni apellidos, sin pertenencia religiosa o política, y eso basta. Lo único que importa es que nos necesita. Jesús le dice al doctor de la Ley: “Vete y haz tú lo mismo”. Lo importante no es pensar, sino hacer.

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SANTO DEL DIA
Lunes 05 Octubre 2015

Beata María Teresa Kowalska



Beata María Teresa Kowalska, virgen y mártir
En el campo de concentración de Dzialdowo, en Polonia, beata María Teresa Kowalska, virgen de la Orden de Clarisas Capuchinas y mártir, la cual, encarcelada en aquel lugar durante la ocupación militar de Polonia, permaneció firme en la fe y alcanzó, así, la vida eterna.
Miecislava Kowalska nació en Varsovia en 1902. No se conocen los nombres de sus padres, pero sí se sabe que el padre era simpatizante socialista que en 1920 se marchó a la Unión Soviética con una parte de la familia. Las ideas políticas de su padre no habían impedido que Miecislava hiciera la primera comunión (21 de abril de 1915) y recibiera la confirmación (21 de mayo de 1920). Miecislava quedó en Polonia y al llegar a los 21 años decidió su vocación religiosa e ingresó en el monasterio de Monjas Capuchinas de Przasnysz el 23 de enero de 1923. Quería reparar la defección de su familia, que se había dejado imbuir del espíritu ateo. Comenzó su noviciado el 15 de agosto de 1923 y tomó el nombre de sor María Teresa del Niño Jesús. Hizo la profesión simple el 15 de agosto de 1924 y la profesión solemne el 26 de julio de 1928. En el convento ejerció sucesivamente estos oficios: portera, sacristana, bibliotecaria, maestra de novicias y consejera.
Llegada la II Guerra Mundial y ocupada Polonia por los alemanes, éstos arrestaron, el 2 de abril de 1941, a todas las monjas del monasterio y las llevaron al campo de concentración de Dzialdowo. Para entonces sor María Teresa estaba ya enferma de tuberculosis. Las 36 monjas capuchinas fueron recluidas en un único local y sometidas a condiciones horribles de vida. La tuberculosis de sor Teresa avanzó de forma rápida e inexorable, sobreviniéndole numerosas hemorragias pulmonares, hasta que murió piadosamente el 25 de julio de 1941, siendo su cuerpo retirado de la sala, sin que se sepa qué se hizo con él. Las hermanas fueron liberadas dos semanas más tarde pero no pudieron volver al monasterio hasta el final de la guerra. Fue beatificada el 13 de junio de 1999 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003


Himno
Teresa Kowalska,
violeta escondida,
la sangre ha sellado
tu sí de novicia.

Al pie del altar
tu anhelo decías,
y Dios inmolado
don suyo lo hacía.

Entre tus hermanas
tú fuiste escogida,
Jesús, el Esposo,
buscaba una víctima.

Todas juntas erais
pan de Eucaristía,
la voz de la Iglesia,
que alaba y expía.

Y por tus hermanos
tu vida vertías;
en tu corazón
Dios los bendecía.