Evangelio y Comentario de hoy Domingo 04 de Octubre 2015



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (2,18-24):

El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 127,1-2.3.4-5.6

R/.
Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,9-11):

Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al gula de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avengüenza de llamarlos hermanos.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Evangelio según san Marcos (10,2-16), del domingo, 4 de octubre de 2015

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor

Julio César Rioja, cmf
Queridos hermanos:
Después de escuchar el texto todos tendrán claro que hay que hablar del divorcio, ¿Pero cómo encarar el tema que tiene tantos puntos de vista y ángulos diversos desde donde ser mirado, o poderosos argumentos a favor de una postura o de otra? Parece que en el próxima segunda parte del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, se hablará del tema, y el Papa hace poco ha dicho algo sobre las nulidades (rapidez y gratuidad). Sigamos el Evangelio de hoy un tanto difícil.
Los fariseos le preguntan a Jesús: “¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?”. Está claro que la mujer no cuenta, las leyes habían sido redactadas por hombres y para los hombres. Los hombres tendían a hacer fácil la ley para ellos mismos, y exigente para las mujeres. Por eso replica Jesús: “¿Qué os ha mandado Moisés?”. Ellos responden: “Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio”. Y vuelve la repuesta: “Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto”. En el diálogo Jesús va buscando el ir más allá de la ley y establecer el principio fundamental del matrimonio.

El fundamento está en la primera lectura que hemos escuchado, en el Génesis: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Jesús no ignora lo difícil de una relación de pareja o el clima insoportable al que llegan ciertos matrimonios; el sufrimiento al que se ven sometidos los hijos, uno de los esposos, o ambos; ni las aberraciones de todo tipo, que a veces se producen en el seno de algunas familias. Pero se opone al divorcio porque es la expresión de la desinteligencia de dos, de la falta de comprensión, de amor y fidelidad, sabiendo que la ley, no hace que dos personas se quieran, ni puede solucionar la falta de amor o la ruptura del amor.
El hombre de fe, descubre que la relación matrimonial es un perfecto camino para llegar a Dios, por el amor al otro. En la otra parte de la pareja está Dios, fuimos creados a su imagen y semejanza, por eso deben amarse y respetarse: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Si desde el comienzo aprendemos a amar, miramos a la mujer y al hombre, como ese otro igual en dignidad y en el que tengo que descubrir parte de mí mismo. ¿Qué más nos da si es lícito o no separarse? Lo que hay que hacer es una apuesta por el amor, si algún día ese amor desaparece, se tendrá que asumir la responsabilidad de separarse, de esa persona con quien no supo o no pudo hacer un proyecto en común.
La cuestión del matrimonio está incluida por Marcos, en el contexto de la radicalidad del seguimiento. Si traducimos este texto en clave jurídica, entonces la indisolubilidad del matrimonio es ley, exigencia constitutiva de la pareja cristiana, sellada por el sacramento, (en ocasiones sacramiento). Pero si traducimos este texto desde donde se encuentra, entonces la indisolubilidad nace desde la llamada al Reino. Lo primero sería “casarse por la Iglesia”; lo segundo, “casarse en la Iglesia”. El imperativo de Jesús se apoya en la llamada, en la dinámica del amor y en el misterio de la alianza entre el hombre y la mujer.
¿Hemos educado para el amor en pareja? Desgraciadamente los que llevamos muchos años dando cursillos de novios, nos damos cuenta que los desafíos de una cierta madurez afectiva y la necesidad de fundamentar en amor en la fe, se viven con una gran superficialidad. En dos semanas o un fin de semana, no se puede hacer lo que no acompañamos en varios años de noviazgo o de vida en común. Tenemos un serio desafío en las parroquias y en la Iglesia.
El evangelio de hoy, no pretende establecer una norma jurídica, ni algo sociológico o psicológico. El texto es también Buena Noticia para la felicidad del hombre y la mujer, es salvación y no condenación. No nos impone un yugo, sino que pretende liberarnos y anuncia que la felicidad es posible, porque el amor es posible. Hoy se nos anuncia que Dios es amor y cuando una pareja lucha por el amor, allí está Dios.
PD: Hoy es San Francisco de Asís: es curioso que vivir la pobreza está también en la clave del seguimiento, pero de eso no hemos hecho una ley.

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Con la Palabra de Dios

Domingo 27 del Tiempo Ordinario
“Se acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: “¿Es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?” (Mc 10,2-16)

Cuenta la Biblia que Dios hizo a Eva de una costilla de Adán. Esto no quiere decir que Dios, como si fuera un cirujano, arrancase una costilla de Adán y que con ella hiciera a Eva. No. Tanto la Biblia como nosotros tenemos unas maneras de hablar, que no pueden tomarse al pie de la letra. A veces nosotros le decimos a alguien: «Hace un siglo que no te veo», a pesar de que un siglo son cien años. Lo que queremos decir es que hace mucho tiempo que no lo vemos. Pues bien, al decirnos la Biblia que Dios hizo a Eva de una costilla de Adán, lo que quiere decirnos es que los corazones del esposo y de la esposa deben estar muy cerca
el uno del otro, como lo está una costilla. En definitiva, la
Biblia quiere decirnos que el esposo debe amar a la esposa como a su propio cuerpo; y lo mismo la esposa al esposo. El amor de los recién casados brilla mucho, pero no pocas veces se asemeja a un fuego que se apaga. En cambio, el amor de las personas mayores muchas veces es más profundo.

Yo tengo un tweets que dice: “En los ojos de los jóvenes vemos llamas, pero en los ojos de un anciano vemos la luz”…
Un esposo anciano se expresaba en estos términos:
«Mujer, ven a sentarte a mi lado en el banco que está delante de mi casa, porque tú lo mereces. Hace cuarenta años que estamos juntos.
En este hermoso anochecer, que es también el anochecer de nuestra vida, tú tienes también derecho a un instante de reposo.
Ahora los hijos están casados, andan por el mundo y nuevamente estamos solos, como cuando comenzamos.
Mujer, ¿te acuerdas? No teníamos nada cuando empezamos. Todo estaba por hacer. Y pusimos manos a la obra y fue difícil. Pusimos coraje; era necesaria la constancia.
 
Se necesitó amor, y el amor no es lo que uno se imagina al comienzo. No es cambiarse besos, palabras al oído o apretarse uno contra otro. El tiempo de la vida es largo y el día de la boda es un instante. Fue enseguida, ¿te acuerdas? Fue en seguida cuando comenzó una nueva vida.
Llegaron los hijos; fue preciso alimentarlos, vestirlos, educarlos… Muchas veces enfermaron y te quedabas de pie noches enteras y yo trabajaba de la mañana a la noche.
 
¿Te acuerdas? Mujer, claro que te acuerdas.
Todo era preocupación, todo era lucha: y tú estabas allí. Fuimos fieles el uno al otro. Y así yo pude apoyarme en ti y tú apoyarte en mí.
Tuvimos la suerte de estar juntos; nos pusimos a trabajar los dos; aguantamos todo; hemos sido muy responsables.
 
El verdadero amor no es el que uno se imagina. El verdadero amor no es de un día, sino de siempre. Es ayudarse…, comprenderse… y poco a poco uno ve que las cosas se arreglan. Los hijos crecen. Hemos sido ejemplo para ellos. Hemos formado una familia muy unida.
 
Por eso, ponte a mi lado; llegó la hora de la cosecha y de llenar el granero.
En este momento en que todo está color de rosa, como rosada es la tarde, apóyate bien en mí; no hablaremos nada; ya no necesitamos hablar.
Sólo tenemos necesidad de estar juntos una vez más y dejar que la noche venga lentamente sobre la alegría de la misión cumplida».
 
Hermanos: este esposo llevaba muy cerca de su corazón a su esposa. Y la esposa, cerca del suyo al esposo.
Los esposos han de avivar su amor día tras día para que ese amor no sea como una llama que se apaga.
juanjauregui.es