Evangelio y comentario de hoy Miercoles 30 de Septiembre 2015



Primera lectura

Lectura del libro de Nehemías (2,1-8):

Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste.
El rey me preguntó: «¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.»
Me llevé un susto, pero contesté al rey: «Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas consumidas por el fuego?»
El rey me dijo: «¿Qué es lo que pretendes?»
Me encomendé al Dios del cielo y respondí: «Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.»
El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: «¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?»
Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir.
Pero añadí: «Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela de templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.»
Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 136,1-2.3.4-5.6

R/.
Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti


Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62):

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

Palabra del Señor

Comentario 

Queridos amigos:
Comencemos hoy el comentario bíblico presentando a San Jerónimo que dedicó toda su vida a estudiar la Palabra de Dios. Actualmente tenemos en abundancia este alimento divino gracias a personas que como él dedicaron su tiempo a traducir y explicar el significado del texto sagrado. Él escribió estas célebres frases:
-"Ignorar la Escritura, la Biblia, es ignorar a Cristo".
-"¿Cómo es posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer al mismo Cristo, que es la vida de los creyentes?"
-"Estoy con quien esté unido a la Cátedra de san Pedro…, yo sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia".
- Leer la Biblia es conversar con Dios: «Si rezas --escribe Jerónimo a una joven noble de Roma--hablas con el Esposo; si lees, es Él quien te habla».

Hoy el evangelio de S. Lucas coloca al comienzo del viaje a Jerusalén unas exigencias muy radicales. Con ello Jesús quiere advertir a los discípulos sobre la seriedad y los riesgos del camino que están iniciando con Él. Y por tanto se aplican también a cada uno de nosotros que estamos leyendo estas palabras.
Son algunos casos de personas que quieren seguir a Jesús: el primero es un voluntario que se ofrece a todo; la respuesta del Maestro es radical: seguirle no atrae ninguna ganancia humana,  ninguna ventaja material ni social.
En el segundo caso es Jesús quien llama, el aludido está dispuesto a seguirle, pero antepone una condición: enterrar primero al padre. Puede ser que efectivamente en ese momento acabara de morir su padre, pero más bien parece una excusa para no responder a la llamada del Maestro
En el tercer caso, también es Jesús quien llama y también hay de por medio una excusa aparentemente muy válida: despedirse de los padres. Jesús no es contrario a esta bella actitud filial, pero sabe que muchas veces la familia –y más en aquella época– era un gran obstáculo para el espontáneo ejercicio de la libertad de los hijos. Por eso le contesta: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.» El amor a los padres y la obligación de ayudarles se apoya en un mandamiento de Dios, como Jesús explicó a los fariseos que preferían entregar al templo el dinero con el que debían ayudar a sus padres, “anulando así el mandamiento con esa tradición vuestra”. Puedes leer en tu Biblia: Marcos 7, 8-15; es una enseñanza clara de cómo se deben preocupar los hijos de sus padres, pero sabiendo que Dios es primero en todas nuestras decisiones.
Vuestro hermano en la fe.
Carlos Latorre
Misionero Claretiano


https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica?ref=tn_tnmn 


Miércoles de la semana 26 del tiempo ordinario “Mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: “Te seguiré a donde quiera que vayas. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza”. (Lc 9,57-62)

El seguimiento de Jesús:
No es fruto de un simple deseo nuestro.
No es fruto de nuestra voluntad.
No es como la elección de una profesión.
No es consecuencia de si me gusta o no me gusta.
Es fruto de una “llamada”.

Es fruto de la voluntad de Dios “que llama a los que quiere”.
En las raíces de nuestro ser está siempre la decisión de Dios:
Antes de crearnos se dijo a sí mismo: “hagamos al hombre”.
Por eso, antes de existir en la vida, existimos en el corazón de Dios en la eternidad.
Isaías se ve a sí mismo como fruto de la elección divina:
“Desde el seno materno me llamó;
Desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre”. (Is 49,1)
Jeremías reconoce:
“Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía,
Antes que nacieses, te tenía consagrado yo profeta de las naciones te constituí”. (Jr 1,5)
No creemos porque nos viene en ganas.
La fe es un don de Dios.
No le seguimos porque nos gusta.
Le seguimos porque es él quien nos llama.
De estos tres seguimientos:
Dos son ofrecimientos voluntarios.
El tercero es un llamado: “A otro le dijo: “Sígueme”.
Es que seguirle es aceptar la misión que el Padre le encomendó.
Ayer lo veíamos camino de Jerusalén donde sabía lo que le esperaba.
Cuando anunció su Pasión, añadió: “el que quiera seguirme tome su cruz y sígame”
Seguirle es aceptar las consecuencias de su mismo camino.
Y cuando él llama, llama para mirar hacia delante.

Cuando él llama, llama para comprometerse con la novedad del Evangelio.
Cuando él llama:
No se ponen condiciones.
No se hacen despedidas.
No se mira hacia atrás.
“El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el Reino de Dios”.
Seguir a Jesús es caminar hacia Jerusalén.
Seguir a Jesús no es poner condiciones.
Seguir a Jesús no es pedir rebajas.

Seguir a Jesús no es pedir tiempo para pensarlo.
Seguir a Jesús es hacer de él el centro, la razón de nuestro ser.
Seguir a Jesús no es caminar luego lamentando lo difícil del camino.
Seguir a Jesús no es caminar cansado y fatigado, con ganas de volver atrás.
Seguir a Jesús es el “sí total de nuestra vida” de modo incondicional.
Interrogantes que nos ofrece el Evangelio:

¿Cómo sentimos y vivimos el que antes de ser, existamos en el corazón de Dios?
¿Cómo sentimos y vivimos el hecho de que sea Dios quien toma la iniciativa en nuestras vidas?
¿Cómo vivimos la experiencia de que somos “unos llamados”?
¿Cómo vivimos nuestro seguimiento de Jesús?
¿Sin mirar atrás?
¿Sin nostalgias del pasado?
¿Poniéndole condiciones a nuestra fe?
¿O con la alegría de la fidelidad hasta el final?
juanjauregui.es