Evangelio y Comentario de hoy Miercoles 09 de Septiembre 2015


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-11):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes. Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,2-3.10-11.12-13ab

R/.
El Señor es bueno con todos

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor

 Comentario 

Bienaventuranzas, Malaventuranzas
Marcos da cuenta del detalle: “Jesús levanta los ojos hacia sus discípulos”. Dicen que es una manera de resaltar la importancia de lo que va a decir.  Son los gritos subversivos de las Bienaventuranzas. Lo que muchos estiman como maldición es fuente de felicidad; frente al poder, las riquezas, el dominio, el prestigio, el placer, la violencia y cosas del mismo estilo, Jesús pone en primera fila la paz, la mansedumbre, la pobreza por el Reino. Es tan original y hondo el mensaje que corre un riesgo por dos flancos; el riesgo de la rutina: tantas veces lo hemos oído que nos resbala, nos resulta sin color ni sabor. Y el riesgo del ideal: es demasiado bonito este ideal como para que sea posible.
Pero Jesús lo dice claro. Dos maneras de vivir, radicalmente distintas, nos presenta Jesús: vivir según el proyecto del Reino de Dios o vivir según los deseos del “mundo”. De tres partes está constuida cada bienaventuranza: Una oferta de felicidad: “Dichosos”. Unos beneficiarios: Los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los excluidos por causa del Hijo del hombre. Y finalmente, la recompensa: es suyo el Reino de Dios, quedarán saciados, reirán, su recompensa será grande en el cielo. Lucas, frente a Mateo, tiene la singularidad de colocar, a continuación, lasmalaventuranzas-“ay de vosotros”- para los ricos, los que ahora están saciados, los que ríen, aquellos de los que habla bien el mundo. Es la gran novedad del cambio que propone Jesús: los oprimidos tendrán libertad y los que lloran romperán a reír. En tiempos de Jesús estos eran, por ejemplo,  las gentes empobrecidas, los niños y viudas con hambre, los campesinos esquilmados por los recaudadores.
Si somos seguidores de Jesús, nuestra vida, nuestros valores han de distinguirse de lo que el mundo ensalza. Lo bueno es que este mundo nuestro, luego, alaba y agradece este modo de vivir; es que, en el fondo, se convence de que es el modo más humano y humanizador de la vida.

Y, ¿cómo escuchar y meter en nuestra vida este mensaje de las Bienaventuranzas? Es cierto que la cultura ambiental nos marca, también al cristiano, con las ideas y juicios mundanos. Hasta socializamos estos criterios en nuestro corazón y, con el tiempo, creemos que son el dictado de nuestra conciencia. Así, nos creemos libres y buenos. Pero los valores, abriendo el evangelio, son otros: misericordia, perdón, servir, lavar los pies.  Solo por estos valores seremos dichosos, felices. Todos ansían ser felices, pero siempre falta algo para ser feliz. Vivimos en el círculo de trabajar, tener, comprar y ser, así, alguien importante; pero esto nos deja en el vacío. Si nos creamos necesidades falsas, la felicidad nunca llega. Ojalá esto nos suscite las ganas de volver a las Bienaventuranzas.
Que los pobres sepan que Dios está con ellos ya es darles esperanza y dignidad. Y nosotros, sabiéndolo, nos ponemos de parte de la justicia.

Conrado Bueno, cmf  

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