Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor
Queridos hermanos:
El evangelio de este domingo quiere presentarnos a Jesús y sus señas de identidad: enseña con autoridad y libera de los espíritus inmundos.
“Se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad”, he ahí la gran novedad, Jesús hace lo que dice. No impone cargas que él luego no cumple, es la predicación con el ejemplo, la voz del testimonio, la autoridad por contagio que nace de la autenticidad de vida. Nosotros, la sociedad y la Iglesia tenemos mucho que aprender, cuando basamos nuestra autoridad en el Derecho Canónico, las normas, la ortodoxia, lo que siempre se ha hecho, la disciplina, la ley, el orden. Por eso muchas veces el poder en la Iglesia, no tiene autoridad efectiva entre los fieles, porque nuestras palabras no tienen el respaldo de nuestra vida. O como dice la primera lectura del Deuteronomio, tenemos la osadía: “De decir en nombre de Dios lo que Dios no ha dicho, o hablar en nombre de dioses extranjeros”, el dinero, la connivencia con los poderes de este mundo, la comodidad, la desidia, nos hacen perder autoridad y tener miedo a decir todo lo que propone el Evangelio.
“Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”, es una autoridad que libera al hombre. Marcos subraya la eficacia de la palabra de Jesús que manda a los espíritus inmundos y estos le obedecen. No hace ningún rito mágico, simplemente ordena al mal que deje en libertad a aquél hombre: “Cállate y sal de él”. Entre los espíritus impuros y Jesús existe una total oposición: “¿Qué quieres de nosotros, has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Él puede ordenar porque está libre de la corrupción, pues es el Santo de Dios. El mundo del mal no puede resistir ante la santidad evangélica.
Si nosotros queremos vivir hoy este Evangelio como una realidad, debemos partir del convencimiento de que nuestra santidad de vida es la única forma de acabar con la corrupción de la Iglesia y de la sociedad en general. Tenemos un mensaje valioso, debemos cuidarnos los mensajeros. La sociedad y la Iglesia serán regeneradas, no agrediéndolas con la dura ley, el dogma, el ordeno y mando…, sino introduciendo en ellas el germen de comunidades que vivan sencillamente del Espíritu (espiritualidad viene de Espíritu), sin temor y con energía. Sin esa santidad evangélica, son inútiles tantas palabras, declaraciones, cartas pastorales, que quieran mostrar una autoridad ante los fieles; sólo los santos (así se debía llamar a los primeros cristianos) pueden renovar la Iglesia y la sociedad en profundidad. Lo más urgente para evangelizar es que la Palabra se encarne en la vida de nosotros los creyentes y en la ejemplaridad de la Iglesia.
Mañana día 2 de febrero, celebramos el Día de la Vida Consagrada, en este año en el que el Papa nos invita a recordar su presencia en la Iglesia, deberíamos revisar nuestra autoridad que llamamos obediencia y la capacidad-carisma que intuyeron nuestros fundadores para la liberación de los males de las gentes. Yo recuerdo que tuve un Maestro de Novicios que podías discutirle las cosas, pero al final las hacías porque él las había hecho primero, no había posibilidad de escapada, era obediencia por autenticidad, por ejemplaridad. Y aunque no he sido muy obediente, siempre me han llamado la atención todos aquellos que con su santidad de vida han desprendido humanidad. La Vida Consagrada es una de esas comunidades que deben vivir del Espíritu de una forma crítica y alternativa para hablar al mundo de hoy, sino con autoridad, al menos con la humildad de que se puede vivir de otra manera. El lema de este día: “Amigos fuertes de Dios”, nos interroga sobre la llamada a vivir la Palabra de Dios de forma asimilada, practicada y anunciada.
La encarnación de la Palabra en la vida es lo que encandiló a los oyentes de Jesús. Por eso creyeron y le siguieron. Porque lo que arrastra no es nuestras palabras, sino la vida, una vida auténtica. Eso es lo que echamos en falta en los demás, pero es también lo que nos falta a nosotros.
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Con la Palabra de Dios
DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO
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Con la Palabra de Dios
DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO
- See more at: http://juanjauregui.es/con-la-palabra-de-dios/#sthash.KBzZJx8T.dpufHay un periodista que viaja habitualmente a un pueblo de África y disfruta enterándose de las pequeñas cosas que suceden en la vida de las gentes del poblado.
En una de sus visitas descubrió un montón de televisores almacenados en una choza a las afueras del pueblo. Desconcertado, todos estaban aún sin estrenar, se fue a conversar con el jefe del pueblo.
¿Por qué la gente del pueblo no ve la televisión?, le preguntó. Y el jefe del pueblo le contestó: “Nosotros tenemos nuestro propio contador de historias.”
Eso está muy bien pero la televisión puede contarles miles de historias, le dijo el periodista.
“Es verdad, le dijo el jefe, pero nuestro contador de historias nos conoce a cada uno de nosotros”.
Esta es la clave “nuestro contador de historias nos conoce”. Así puede contarles no la historia que desearían oír, sino la que necesitan cada día. Puede darles la mejor medicina para el sufrimiento y el mejor consejo para cada decisión que han de tomar.
¿Es la televisión nuestro único contador de historias? Para muchos, desgraciadamente, es el único.
Para nosotros los que nos reunimos aquí los domingos, tenemos otro contador de historias, otro maestro, otro médico.
Jesús es nuestro contador de historias. Nos conoce. Tiene autoridad. Nos ama. Está siempre disponible. Viene a nuestra iglesia el domingo y nos enseña.
En la historia de hoy vemos a Jesús en la sinagoga enseñando con autoridad y actuando con poder.
Había mucha gente en la iglesia aquella mañana. Nadie sabía que uno de ellos albergaba un espíritu malo. Pero Jesús que los conocía a todos, sabía que uno de ellos necesitaba sanación. Reprendió al espíritu malo y le dijo: “Cállate. Sal de él”.
La gente reunida en la iglesia no entendían ni palabra y se preguntaban: “Qué es esto?
Cuando Jesús es nuestro contador de historias, Dios se hace presente y Dios nos trabaja a cada uno con su poder.
Suponed que yo digo: aquí y ahora, en medio de nosotros hay una persona que tiene un espíritu malo… Yo no puedo escanear vuestros corazones, pero si puedo escanear el mío y ver lo que hay dentro de él…
Sólo Jesús conoce las zonas oscuras que hay en nuestros corazones: avaricia, odio, indiferencia, pereza, lujuria, crítica… Sí muchos espíritus oscuros viven dentro de nosotros.
Y Jesús nos dice: Cállate. Sal fuera. Estoy aquí para sanarte, para liberarte. Tengo autoridad y poder y tú tendrás el mismo poder si vas entrando en una relación cada vez más profunda con mi Padre y tu Padre Dios.
Invitación a profundizar en nuestra fe a través de la oración y la escucha de nuestro contador de historias: Jesucristo.
Hay ciertas vocaciones que cada día tienen menos candidatos. La vocación de sacerdote, contador de la historia de Jesús. La vocación de maestro. Dicen que Nueva York, en los próximos diez años, tendrá que buscar 50.000 maestros.
Para nosotros los cristianos, Jesús es el Maestro. Un Maestro que no sólo habla de Dios sino que habla como Dios. Y habla con la autoridad de Dios porque está en comunión con El. A ti ¿Te gusta sentarte en su escuela y escucharle?
Contador de historias
Hay un periodista que viaja habitualmente a un pueblo de África y disfruta enterándose de las pequeñas cosas que suceden en la vida de las gentes del poblado.
En una de sus visitas descubrió un montón de televisores almacenados en una choza a las afueras del pueblo. Desconcertado, todos estaban aún sin estrenar, se fue a conversar con el jefe del pueblo.
¿Por qué la gente del pueblo no ve la televisión?, le preguntó. Y el jefe del pueblo le contestó: “Nosotros tenemos nuestro propio contador de historias.”
Eso está muy bien pero la televisión puede contarles miles de historias, le dijo el periodista.
“Es verdad, le dijo el jefe, pero nuestro contador de historias nos conoce a cada uno de nosotros”.
Esta es la clave “nuestro contador de historias nos conoce”. Así puede contarles no la historia que desearían oír, sino la que necesitan cada día. Puede darles la mejor medicina para el sufrimiento y el mejor consejo para cada decisión que han de tomar.
¿Es la televisión nuestro único contador de historias? Para muchos, desgraciadamente, es el único.
Para nosotros los que nos reunimos aquí los domingos, tenemos otro contador de historias, otro maestro, otro médico.
Jesús es nuestro contador de historias. Nos conoce. Tiene autoridad. Nos ama. Está siempre disponible. Viene a nuestra iglesia el domingo y nos enseña.
En la historia de hoy vemos a Jesús en la sinagoga enseñando con autoridad y actuando con poder.
Había mucha gente en la iglesia aquella mañana. Nadie sabía que uno de ellos albergaba un espíritu malo. Pero Jesús que los conocía a todos, sabía que uno de ellos necesitaba sanación. Reprendió al espíritu malo y le dijo: “Cállate. Sal de él”.
La gente reunida en la iglesia no entendían ni palabra y se preguntaban: “Qué es esto?
Cuando Jesús es nuestro contador de historias, Dios se hace presente y Dios nos trabaja a cada uno con su poder.
Suponed que yo digo: aquí y ahora, en medio de nosotros hay una persona que tiene un espíritu malo… Yo no puedo escanear vuestros corazones, pero si puedo escanear el mío y ver lo que hay dentro de él…
Sólo Jesús conoce las zonas oscuras que hay en nuestros corazones: avaricia, odio, indiferencia, pereza, lujuria, crítica… Sí muchos espíritus oscuros viven dentro de nosotros.
Y Jesús nos dice: Cállate. Sal fuera. Estoy aquí para sanarte, para liberarte. Tengo autoridad y poder y tú tendrás el mismo poder si vas entrando en una relación cada vez más profunda con mi Padre y tu Padre Dios.
Invitación a profundizar en nuestra fe a través de la oración y la escucha de nuestro contador de historias: Jesucristo.
Hay ciertas vocaciones que cada día tienen menos candidatos. La vocación de sacerdote, contador de la historia de Jesús. La vocación de maestro. Dicen que Nueva York, en los próximos diez años, tendrá que buscar 50.000 maestros.
Para nosotros los cristianos, Jesús es el Maestro. Un Maestro que no sólo habla de Dios sino que habla como Dios. Y habla con la autoridad de Dios porque está en comunión con El. A ti ¿Te gusta sentarte en su escuela y escucharle?
Hay un periodista que viaja habitualmente a un pueblo de África y disfruta enterándose de las pequeñas cosas que suceden en la vida de las gentes del poblado.
En una de sus visitas descubrió un montón de televisores almacenados en una choza a las afueras del pueblo. Desconcertado, todos estaban aún sin estrenar, se fue a conversar con el jefe del pueblo.
¿Por qué la gente del pueblo no ve la televisión?, le preguntó. Y el jefe del pueblo le contestó: “Nosotros tenemos nuestro propio contador de historias.”
Eso está muy bien pero la televisión puede contarles miles de historias, le dijo el periodista.
“Es verdad, le dijo el jefe, pero nuestro contador de historias nos conoce a cada uno de nosotros”.
Esta es la clave “nuestro contador de historias nos conoce”. Así puede contarles no la historia que desearían oír, sino la que necesitan cada día. Puede darles la mejor medicina para el sufrimiento y el mejor consejo para cada decisión que han de tomar.
¿Es la televisión nuestro único contador de historias? Para muchos, desgraciadamente, es el único.
Para nosotros los que nos reunimos aquí los domingos, tenemos otro contador de historias, otro maestro, otro médico.
Jesús es nuestro contador de historias. Nos conoce. Tiene autoridad. Nos ama. Está siempre disponible. Viene a nuestra iglesia el domingo y nos enseña.
En la historia de hoy vemos a Jesús en la sinagoga enseñando con autoridad y actuando con poder.
Había mucha gente en la iglesia aquella mañana. Nadie sabía que uno de ellos albergaba un espíritu malo. Pero Jesús que los conocía a todos, sabía que uno de ellos necesitaba sanación. Reprendió al espíritu malo y le dijo: “Cállate. Sal de él”.
La gente reunida en la iglesia no entendían ni palabra y se preguntaban: “Qué es esto?
Cuando Jesús es nuestro contador de historias, Dios se hace presente y Dios nos trabaja a cada uno con su poder.
Suponed que yo digo: aquí y ahora, en medio de nosotros hay una persona que tiene un espíritu malo… Yo no puedo escanear vuestros corazones, pero si puedo escanear el mío y ver lo que hay dentro de él…
Sólo Jesús conoce las zonas oscuras que hay en nuestros corazones: avaricia, odio, indiferencia, pereza, lujuria, crítica… Sí muchos espíritus oscuros viven dentro de nosotros.
Y Jesús nos dice: Cállate. Sal fuera. Estoy aquí para sanarte, para liberarte. Tengo autoridad y poder y tú tendrás el mismo poder si vas entrando en una relación cada vez más profunda con mi Padre y tu Padre Dios.
Invitación a profundizar en nuestra fe a través de la oración y la escucha de nuestro contador de historias: Jesucristo.
Hay ciertas vocaciones que cada día tienen menos candidatos. La vocación de sacerdote, contador de la historia de Jesús. La vocación de maestro. Dicen que Nueva York, en los próximos diez años, tendrá que buscar 50.000 maestros.
Para nosotros los cristianos, Jesús es el Maestro. Un Maestro que no sólo habla de Dios sino que habla como Dios. Y habla con la autoridad de Dios porque está en comunión con El. A ti ¿Te gusta sentarte en su escuela y escucharle?
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Contador de historias
Hay un periodista que viaja habitualmente a un pueblo de África y disfruta enterándose de las pequeñas cosas que suceden en la vida de las gentes del poblado.
En una de sus visitas descubrió un montón de televisores almacenados en una choza a las afueras del pueblo. Desconcertado, todos estaban aún sin estrenar, se fue a conversar con el jefe del pueblo.
¿Por qué la gente del pueblo no ve la televisión?, le preguntó. Y el jefe del pueblo le contestó: “Nosotros tenemos nuestro propio contador de historias.”
Eso está muy bien pero la televisión puede contarles miles de historias, le dijo el periodista.
“Es verdad, le dijo el jefe, pero nuestro contador de historias nos conoce a cada uno de nosotros”.
Esta es la clave “nuestro contador de historias nos conoce”. Así puede contarles no la historia que desearían oír, sino la que necesitan cada día. Puede darles la mejor medicina para el sufrimiento y el mejor consejo para cada decisión que han de tomar.
¿Es la televisión nuestro único contador de historias? Para muchos, desgraciadamente, es el único.
Para nosotros los que nos reunimos aquí los domingos, tenemos otro contador de historias, otro maestro, otro médico.
Jesús es nuestro contador de historias. Nos conoce. Tiene autoridad. Nos ama. Está siempre disponible. Viene a nuestra iglesia el domingo y nos enseña.
En la historia de hoy vemos a Jesús en la sinagoga enseñando con autoridad y actuando con poder.
Había mucha gente en la iglesia aquella mañana. Nadie sabía que uno de ellos albergaba un espíritu malo. Pero Jesús que los conocía a todos, sabía que uno de ellos necesitaba sanación. Reprendió al espíritu malo y le dijo: “Cállate. Sal de él”.
La gente reunida en la iglesia no entendían ni palabra y se preguntaban: “Qué es esto?
Cuando Jesús es nuestro contador de historias, Dios se hace presente y Dios nos trabaja a cada uno con su poder.
Suponed que yo digo: aquí y ahora, en medio de nosotros hay una persona que tiene un espíritu malo… Yo no puedo escanear vuestros corazones, pero si puedo escanear el mío y ver lo que hay dentro de él…
Sólo Jesús conoce las zonas oscuras que hay en nuestros corazones: avaricia, odio, indiferencia, pereza, lujuria, crítica… Sí muchos espíritus oscuros viven dentro de nosotros.
Y Jesús nos dice: Cállate. Sal fuera. Estoy aquí para sanarte, para liberarte. Tengo autoridad y poder y tú tendrás el mismo poder si vas entrando en una relación cada vez más profunda con mi Padre y tu Padre Dios.
Invitación a profundizar en nuestra fe a través de la oración y la escucha de nuestro contador de historias: Jesucristo.
Hay ciertas vocaciones que cada día tienen menos candidatos. La vocación de sacerdote, contador de la historia de Jesús. La vocación de maestro. Dicen que Nueva York, en los próximos diez años, tendrá que buscar 50.000 maestros.
Para nosotros los cristianos, Jesús es el Maestro. Un Maestro que no sólo habla de Dios sino que habla como Dios. Y habla con la autoridad de Dios porque está en comunión con El. A ti ¿Te gusta sentarte en su escuela y escucharle?
Hay un periodista que viaja habitualmente a un pueblo de África y disfruta enterándose de las pequeñas cosas que suceden en la vida de las gentes del poblado.
En una de sus visitas descubrió un montón de televisores almacenados en una choza a las afueras del pueblo. Desconcertado, todos estaban aún sin estrenar, se fue a conversar con el jefe del pueblo.
¿Por qué la gente del pueblo no ve la televisión?, le preguntó. Y el jefe del pueblo le contestó: “Nosotros tenemos nuestro propio contador de historias.”
Eso está muy bien pero la televisión puede contarles miles de historias, le dijo el periodista.
“Es verdad, le dijo el jefe, pero nuestro contador de historias nos conoce a cada uno de nosotros”.
Esta es la clave “nuestro contador de historias nos conoce”. Así puede contarles no la historia que desearían oír, sino la que necesitan cada día. Puede darles la mejor medicina para el sufrimiento y el mejor consejo para cada decisión que han de tomar.
¿Es la televisión nuestro único contador de historias? Para muchos, desgraciadamente, es el único.
Para nosotros los que nos reunimos aquí los domingos, tenemos otro contador de historias, otro maestro, otro médico.
Jesús es nuestro contador de historias. Nos conoce. Tiene autoridad. Nos ama. Está siempre disponible. Viene a nuestra iglesia el domingo y nos enseña.
En la historia de hoy vemos a Jesús en la sinagoga enseñando con autoridad y actuando con poder.
Había mucha gente en la iglesia aquella mañana. Nadie sabía que uno de ellos albergaba un espíritu malo. Pero Jesús que los conocía a todos, sabía que uno de ellos necesitaba sanación. Reprendió al espíritu malo y le dijo: “Cállate. Sal de él”.
La gente reunida en la iglesia no entendían ni palabra y se preguntaban: “Qué es esto?
Cuando Jesús es nuestro contador de historias, Dios se hace presente y Dios nos trabaja a cada uno con su poder.
Suponed que yo digo: aquí y ahora, en medio de nosotros hay una persona que tiene un espíritu malo… Yo no puedo escanear vuestros corazones, pero si puedo escanear el mío y ver lo que hay dentro de él…
Sólo Jesús conoce las zonas oscuras que hay en nuestros corazones: avaricia, odio, indiferencia, pereza, lujuria, crítica… Sí muchos espíritus oscuros viven dentro de nosotros.
Y Jesús nos dice: Cállate. Sal fuera. Estoy aquí para sanarte, para liberarte. Tengo autoridad y poder y tú tendrás el mismo poder si vas entrando en una relación cada vez más profunda con mi Padre y tu Padre Dios.
Invitación a profundizar en nuestra fe a través de la oración y la escucha de nuestro contador de historias: Jesucristo.
Hay ciertas vocaciones que cada día tienen menos candidatos. La vocación de sacerdote, contador de la historia de Jesús. La vocación de maestro. Dicen que Nueva York, en los próximos diez años, tendrá que buscar 50.000 maestros.
Para nosotros los cristianos, Jesús es el Maestro. Un Maestro que no sólo habla de Dios sino que habla como Dios. Y habla con la autoridad de Dios porque está en comunión con El. A ti ¿Te gusta sentarte en su escuela y escucharle?
15 pensamientos sobre “Con la Palabra de Dios”
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Querido hermano: aprovecho tu renovado entorno web para darte las GRACIAS porque durante años me has alimentado a mí,(y por ende a mi comunidad parroquial), con tus recursos litúrgicos y homiléticos. Soy sacerdote franciscano, y doy gracias a Dios por este servicio a la Palabra que, decididamente, siempre has compartido conmigo y con, supongo, muchísimos más. Gracias, una vez más.
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Amigo y hermano Juan, una vez más: ¡Muchas gracias! por estas reflexiones que nacen de la experiencia de Dios que teje tu vida. Gracias por compartirnos el susurro de Dios que nace en el “hondón” y por darte cada día con tus ricos talentos. Nos haces mucho bien. Un día más, somos muchos los que Damos gracias a Dios por el Don, regalo y vocación de tu vida al servicio de la Iglesia. ¡Gracias de corazón!
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P. Jáuregui,
Soy sacerdote brasileño de la Orden de los Clerigos Regulares (teatinos), y te agradezco mucho por tus aportes litúrgicos y homiléticos. Me ayudan mucho en mi ministerio sacerdotal.
Saludos desde Brasil. -
Hola Padre, te escribo desde Costa RICA
Primero te felicito por tus articulos y comentarios liturgicos
solo quiero hacerte una sugerencia, ¿no pueden tus comentarios a la palabra de Dios de cada día ser archivados para verlos a cualquier hora aquí en america? Ya que en la tarde aquí ya aparecen el de el dia siguiente-
gracias y bendiciones -
«Es peligroso leer el Evangelio. Yo estaba muy tranquilo. Pero un día leí el Evangelio de hoy y me inquietó.»
Estoy de acuerdo contigo, P. Jáuregui. Si cuando lees, no apenas los evangelios, sino toda la Biblia, no te parece provocadora, es que no la estás leyendo bien…
Gracias, P. Jáuregui, por tus reflexiones tan acertadas. -
Me uno a los comentarios que hacen los demas. Te felicito padre. A todos nos ayudas kucho convtus comentarios. Dios te bendiga.
Enviado -
Gracias padre soy una gran seguidora suya, sus reflexiones me han ayudado mucho ya q las comparto en el blog de la Comunidad San Francisco Javier y en su pagina de facebook, estamos en Hong Kong, Dios bendiga su trabajo apostolico.
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Muchas gracias P. Jáuregui. Excelentes reflexiones. Soy sacerdote de México, recién ordenado. SALUDOS:::
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Enormemente agradecida por poder contar con su ayuda a través de las reflexiones y materiales que nos aporta. Soy catequista de confirmación y reconozco que necesito de escritos como los suyos para poder tener más recursos y transmitírselos a mis chicos.
Continuaré ojeando su página,
saludos -
Muchas gracias. Tus ideas y pistas son muy orientadoras. Son sencillas y muy profundas. Dios te lo pague
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Estoy muy agradecido a Jáuregui por su aportación. Es sencilla y profunda ala vez. Cala y deja poso
Soy sacerdote brasileño de la Orden de los Clerigos Regulares (teatinos), y te agradezco mucho por tus aportes litúrgicos y homiléticos. Me ayudan mucho en mi ministerio sacerdotal.
Saludos desde Brasil.
Primero te felicito por tus articulos y comentarios liturgicos
solo quiero hacerte una sugerencia, ¿no pueden tus comentarios a la palabra de Dios de cada día ser archivados para verlos a cualquier hora aquí en america? Ya que en la tarde aquí ya aparecen el de el dia siguiente-
gracias y bendiciones
Estoy de acuerdo contigo, P. Jáuregui. Si cuando lees, no apenas los evangelios, sino toda la Biblia, no te parece provocadora, es que no la estás leyendo bien…
Gracias, P. Jáuregui, por tus reflexiones tan acertadas.
Enviado
Continuaré ojeando su página,
saludos