Evangelio y Comentario de hoy Jueves 23 de Octubre 2014


A Jesús no le van las cosas a medias

Jueves de la semana 29 del tiempo ordinario
“Dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ardiendo! Tengo que pasar por un Bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división”. (Lc 12,49-53)
Jesús no ha venido a poner paños calientes a la vida.
Jesús no ha venido a traer rebajas a la vida.
Jesús no ha venido a tranquilidad que no moleste a nadie.
Jesús no ha venido a dejar que todo siga igual.

Jesús ha venido a prender fuego:
Jesús ha venido a traernos la verdad y no las medias verdades.
Jesús ha venido a traernos el sí o el no, y nada de “más o menos”.
Jesús no ha venido para que seamos “más o menos”.
Jesús ha venido para que seamos y seamos de verdad.
Jesús no quiere seguidores a medias tintas.
Jesús no quiere seguidores de hoy y abandonos de mañana.
Jesús no quiere amores de hoy y frialdades de mañana.
Jesús no quiere fervores de hoy y tibiezas de mañana.

A Jesús no le van las cosas a medias.
A Jesús le va el sí o el no.
A Jesús no le va el “sí de hoy” y el “no de mañana”.

Jesús nos ha traído fuego:
El fuego de la verdad.
El fuego del amor.
El fuego del convencimiento.
El fuego de la decisión.
El fuego del todo.
El fuego de la entrega total.
El fuego del riesgo total.

Estamos acostumbrados:
A vivir acomodándonos al ambiente.
A vivir acomodándonos a lo que hacen todos.
A vivir acomodándonos a no llamar la atención.

Pero esa no es la exigencia del Evangelio.
Esa no es la voluntad del Padre sobre nosotros.
Somos o no somos.
Estamos casados o no estamos.
Nada de andar jugando a aventuras sentimentales.
Somos o no somos creyentes.
Nada de creer cuando nos conviene y ser ateos cuando nos es más rentable.
Somos o no somos sacerdotes.
Nada de sacerdotes que no sienten vibrar su corazón de Evangelio.
Somos o no somos religiosos.
Nada de religiosos que lo tapamos todo con unos rezos.

Necesitamos de ese fuego:
Que queme los rastrojos de nuestras vidas.
Que queme las medianías de nuestras vidas.
Que queme las tibiezas del ser o ser a medias.

No importa:
Si esto nos crea problemas con los demás.
Si esto nos hace diferentes al resto.
Si esto nos hace raros ante los demás.
Si esto no es compartido con los demás.
Ni siquiera si no lo comparten nuestros padres.
Ni siquiera si nos crea problemas con nuestros hermanos.

El fuego todo lo arrasa.
El fuego acaba con todo.
El fuego del Evangelio tiene que arrasar todo lo que llevamos de viejo.
El fuego del Evangelio tiene que arrasar todo lo que llevamos de miedo.
El fuego del Evangelio tiene que arrasar todas nuestras cobardías.
Necesitamos ese fuego capaz de dar todo lo que tenemos.
Necesitamos ese fuego capaz de dar nuestra vida por El.
Es el fuego que enciende la vocación a la santidad en el corazón.

juanjauregui.es

 https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Foto: Evangelio Octubre 23, 2014

No he venido a traer paz
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 49-53.
La esencia del cristianismo se encuentra en la caridad.
En esto conocerán que somos de Cristo.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Oración introductoria
Señor, Tú viniste a traer fuego a la tierra, ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo en mi corazón! Dame en esta oración ese fuego de tu amor, que me lleve a sacrificar mi comodidad por el bien de los demás. Dame esa fe que me asegura tu amor. Dame esa esperanza que me lleve a confiar en tu misericordia

Petición
Señor, ayúdame a encender en mí tu caridad divina, para poder amarte sobre todas las cosas y a mi prójimo, como a mí mismo.

Meditación del Papa Francisco

Una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto?
Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora con nata [betún]. No, la fe no es esto. La fe comporta elegir a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Después de que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros.» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013)

Reflexión
Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas, estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera. Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más piensan en llenar sus pobres pretensiones.

Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen. Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos, por tanto, el don de la caridad, de un amor apasionado a Cristo que traiga la guerra a las fuerzas que quieren destruir la verdadera paz en la tierra. Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Propósito
Dar gracias a Dios en la oración y cuidar de ser agradecido con todas las personas con las que convivo.

Diálogo con Cristo
Santísima Trinidad, gracias por esta oración y por el don de mi bautismo. Esa chispa de vida divina que recibí debe estar en continuo crecimiento. No quiero que las presiones externas o mi propia debilidad, me lleven a la mediocridad o la indiferencia que puede apagar esta luz. Te agradezco mi familia y te suplico que nunca permitas que yo sea piedra de tropiezo en su fe. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo quedarme callado
=
Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.netEvangelio Octubre 23, 2014

No he venido a traer paz
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 49-53.
La esencia del cristianismo se encuentra en la caridad.

En esto conocerán que somos de Cristo.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Oración introductoria
Señor, Tú viniste a traer fuego a la tierra, ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo en mi corazón! Dame en esta oración ese fuego de tu amor, que me lleve a sacrificar mi comodidad por el bien de los demás. Dame esa fe que me asegura tu amor. Dame esa esperanza que me lleve a confiar en tu misericordia

Petición
Señor, ayúdame a encender en mí tu caridad divina, para poder amarte sobre todas las cosas y a mi prójimo, como a mí mismo.

Meditación del Papa Francisco

Una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto?
Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora con nata [betún]. No, la fe no es esto. La fe comporta elegir a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Después de que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros.» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013)

Reflexión
Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas, estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera. Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más piensan en llenar sus pobres pretensiones.

Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen. Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos, por tanto, el don de la caridad, de un amor apasionado a Cristo que traiga la guerra a las fuerzas que quieren destruir la verdadera paz en la tierra. Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Propósito
Dar gracias a Dios en la oración y cuidar de ser agradecido con todas las personas con las que convivo.

Diálogo con Cristo
Santísima Trinidad, gracias por esta oración y por el don de mi bautismo. Esa chispa de vida divina que recibí debe estar en continuo crecimiento. No quiero que las presiones externas o mi propia debilidad, me lleven a la mediocridad o la indiferencia que puede apagar esta luz. Te agradezco mi familia y te suplico que nunca permitas que yo sea piedra de tropiezo en su fe. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo quedarme callado