Evangelio y Comentario de hoy Sabado 09 de Noviembre 2013

Día litúrgico: 9 de Noviembre: Dedicación de la Basílica del Laterano en Roma
Texto del Evangelio (Jn 2,13-22): Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.

Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
Comentario
Destruid este templo y en tres días lo levantaré
Hoy, en esta fiesta universal de la Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.

San Juan de Letrán es el símbolo de la unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias. Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.

Pero no podemos perder de vista que el verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no podemos profanarla usándola como un medio.

Oración
Roguemos para que seamos realmente la Iglesia de Jesucristo
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:Tú nos has llamado por medio de tu Hijo  a ser una comunidad de fe, amor y servicio construida sobre el único cimiento sólido:Jesucristo, Señor nuestro. Llénanos con su Espíritu, para que seamos tu Iglesia  en palabra y obras, sin plantear exigencias,  sin buscar privilegios, sin tratar de dominar ni controlar a nadie. Ayúdanos a llevar alegría a todos, a amar sin excluir a nadie  y a servir sin exigir ni gratitud ni nada a cambio. Que así seamos la casa viva de Dios llena con la presencia de tu Hijo,Jesucristo nuestro Señor.

Hermanos: Cuando hablamos de la Iglesia  y pensamos sobre ella, habríamos de tener muy presente que la Iglesia, la comunidad del pueblo de Dios, es mucho más importante que el edificio material o templo. - Nosotros somos el cuerpo de Cristo,  y en nosotros la gente habría de reconocer al Señor y sentir su presencia.Que esto llegue a ser verdadero en nosotros, con la bendición de Dios todopoderoso,Vivamos en paz y seamos  el signo de que Cristo está vivo en el mundo de hoy.
FELIZ Y MUY PERO MUY BENDECIDO SABADO A TODOS LOS QUE NOS VISITAN EN ESTA PAGINA!!!

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Sábado de la semana 31 del Tiempo Ordinario
“El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado”. (Lc 16,9-15)
La vida está hecha de cosas sencillas.
Me encanta aquella canción de Palazón cuando dice:
“De cosas sencillas hablaba el Señor”.
La vida está hecha de esos pequeños detalles de cada día.
La vida está hecha de de esos pequeños rasgos apenas insignificantes.

A las personas nos las conocemos en las grandes cosas.
Las grandes cosas suelen servirnos más a nosotros para agrandarnos.
En cambio las cosas simples y sencillas pasan de desapercibidas, pero hacen más sabrosa la vida.
Los grandes gestos todo el mundo los ve y comenta.
De lo sencillo nadie habla ni hace publicidad.

En un encuentro de un Equipo de Cursillos de Cristiandad, salió la conversación sobre lo que cada uno había hecho en el Día de la Madre.
Uno, muy ufano, dijo: “Pues yo le regalé ese día un “Mercedes Benz”.
Todos nos quedamos alelados por ese regalazo.
De pronto un hombre sencillo que no sabía ni leer ni escribir, dijo con sencillez.
”Pues yo, salí de madrugada a ver si lograba encontrar algo de pescado y venderlo para comprarle algo. Con tan mala suerte que, ese día, no había pescado en la plaza. Entonces fui a la Iglesia, escuché misa y comulgué y llegando a casa le dije: “querida, no tengo nada para obsequiarte, los único que he hecho es oír misa y comulgar por ti”. Y le regalé un beso”.
Recuerdo que todo el mundo guardó silencio.
Nadie dijo ni palabra. Fue como una bofetada a los que presumen de grandes cosas.
No pasó medio año y me enteré de que quien regaló ese carro de lujo, se había separado de su esposa y habían iniciado ya el divorcio.

Jesús mismo lo dice:
“El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho”.
“El que es honrado en lo menudo, también lo será en lo importante”.
Es posible que muchos estaríamos dispuestos a dar la vida por Jesús.
Y luego, es posible que seamos capaces de regalar una sonrisa a los demás.
Es posible que muchos estaríamos a hacer grandes cosas.
Y luego, es posible que no tengamos tiempo para ir a Misa porque han venido unos amigos.
Es posible que muchos estaríamos dispuestos a brindar una buena ayuda para levantar la Iglesia Parroquial.
Y luego, es posible que seamos incapaces de darle a un pobre para unas medicinas.

Esposos capaces de dar la vida el uno por el otro en caso de peligro.
Pero incapaces de sonreírse cada mañana.
Esposos capaces de hacer grandes regalos el uno al otro el día de su santo.
Pero luego incapaces de hablarse después de una discusión tonta.
Esposos capaces de grandes heroísmos.
Pero luego incapaces de perdonarse esas pequeñas ofensas y heridas de cada día.

El camino de la vida está hecho de pasito a paso.
El camino del cielo también está hecho de pequeños detalles.
El camino del cielo no siempre es un caminos de mártires.
El camino del cielo sí está hecho de pequeñas confesiones en el grupo de los amigos.
El camino del cielo no siempre nos exige grandes heroísmos.
El camino del cielo sí está hecho de pequeñas bondades.

Las playas no están hechas de grandes rocas.
Pero sí de pequeños granos de arena.
Cuando viene una gran riada se lleva la tierra y las plantas.
En cambio, la pequeña llovizna impregna la tierra y hace crecer las hierbas y los trigales.

Yo sé que no puedo hacer grandes milagros para sanarte.
Pero sé que puedo acompañarte un rato para distraerte de tu enfermedad.
Yo sé que no puedo hacer grandes milagros para cambiar a nadie.
Pero sé que siempre podré tenderle mi mano y regalarle una sonrisa o invitarle a un café.
Yo sé que no puedo hacer grandes milagros para que no haya pobreza en el mundo.
Pero sé que sí puedo dar de comer hoy a un pobre que tiene hambre.

Esperar a hacer grandes cosas y grandes milagros, es esperar a lo que nunca harás.
Pero cada día podemos hacer pequeñas cosas que hacen felices a los demás.

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