El
pecado es la herencia oscura de todo ser humano. Yo vine a este mundo para
perdonar los pecados para que así se pudieran reconciliar con mi Padre
Celestial y participar de su divinidad y de las glorias del Reino de los
Cielos.
En mi
oración al Padre, Yo les he enseñando a decir “perdona nuestras ofensas como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.“ En otras palabras, tu
perdón es garantizado siempre y cuando perdones a los que te agravian y pecan
en contra tuya
Tu
tienes que perdonar si es que esperas ser perdonado. El perdón empieza con la
paciencia, la cual es una forma sencilla de perdón y tolerancia que abre el
corazón a un entendimiento completo y a la misericordia.
La
justicia se hará a todos los que no perdonan. Por eso, sé suave en tu juicio,
siempre trata a los demás de la manera que esperas que te traten. Ponte en la
posición de la otra persona cuando seas ofendido. No arriesgues tu propio
perdón por tener resentimientos en tu corazón.
El
momento en que alguien te ofende, es el momento de perdonar y olvidar. La otra
persona puede haber cometido un pecado, pero tu no eres Dios para condenarle,
perdónale y así evitarás cometer un pecado tu mismo. Sé misericordioso y así
obtendrás misericordia el Día del Juicio.
Cuando
tu no perdonas, creas resentimiento en tu corazón, el cual trabajará en contra
de la persona que te ha ofendido y servirá como plataforma para endurecer tu
corazón. Acumularás mas resentimientos en contra de otras personas y al final
tendrás muchos enemigos. La maldad de tus resentimientos será tu pecado; te
rodeará la oscuridad y destruirá todas las oportunidades de estar en paz
contigo mismo, con tu prójimo y con Dios.
Tu no
encontrarás felicidad en la tierra mientras tengas resentimientos, por eso
debes perdonar y olvidar para poder obtener paz interior y reconciliarte con
los demás y con Dios.
De nada
sirve que presentes tu ofrecimiento ante el Cielo si todavía llevas algo en
contra de tu hermano. Si amarras resentimientos en tu corazón, ellos no te
permitirán entrar al gozo de mi presencia, tendrás que deshacer cada
resentimiento con muchos actos de amor para que puedas ser purificado.
El
Espíritu Santo no se puede sentir en casa en un corazón que no perdona. La
falta de perdón lleva al odio, que es lo opuesto al amor.
Perdona
y así verdaderamente aprenderás a amar. Ama misericordiosamente y así imitarás
la bondad de mi corazón lleno de amor.
Autor:
José de Jesus y María