Reflexión de hoy martes 13 de marzo


Perdonar 

El pecado es la herencia oscura de todo ser humano. Yo vine a este mundo para perdonar los pecados para que así se pudieran reconciliar con mi Padre Celestial y participar de su divinidad y de las glorias del Reino de los Cielos. 
En mi oración al Padre, Yo les he enseñando a decir “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.“ En otras palabras, tu perdón es garantizado siempre y cuando perdones a los que te agravian y pecan en contra tuya 

Yo he dicho, sé misericordioso como mi Padre Celestial es misericordioso, no juzgues y no serás juzgado. Porque con el juicio que uses serás juzgado, y con la medida que midas serás medido.
Tu tienes que perdonar si es que esperas ser perdonado. El perdón empieza con la paciencia, la cual es una forma sencilla de perdón y tolerancia que abre el corazón a un entendimiento completo y a la misericordia.

La justicia se hará a todos los que no perdonan. Por eso, sé suave en tu juicio, siempre trata a los demás de la manera que esperas que te traten. Ponte en la posición de la otra persona cuando seas ofendido. No arriesgues tu propio perdón por tener resentimientos en tu corazón.

El momento en que alguien te ofende, es el momento de perdonar y olvidar. La otra persona puede haber cometido un pecado, pero tu no eres Dios para condenarle, perdónale y así evitarás cometer un pecado tu mismo. Sé misericordioso y así obtendrás misericordia el Día del Juicio.

Cuando tu no perdonas, creas resentimiento en tu corazón, el cual trabajará en contra de la persona que te ha ofendido y servirá como plataforma para endurecer tu corazón. Acumularás mas resentimientos en contra de otras personas y al final tendrás muchos enemigos. La maldad de tus resentimientos será tu pecado; te rodeará la oscuridad y destruirá todas las oportunidades de estar en paz contigo mismo, con tu prójimo y con Dios.

Tu no encontrarás felicidad en la tierra mientras tengas resentimientos, por eso debes perdonar y olvidar para poder obtener paz interior y reconciliarte con los demás y con Dios.

De nada sirve que presentes tu ofrecimiento ante el Cielo si todavía llevas algo en contra de tu hermano. Si amarras resentimientos en tu corazón, ellos no te permitirán entrar al gozo de mi presencia, tendrás que deshacer cada resentimiento con muchos actos de amor para que puedas ser purificado.

El Espíritu Santo no se puede sentir en casa en un corazón que no perdona. La falta de perdón lleva al odio, que es lo opuesto al amor.
Perdona y así verdaderamente aprenderás a amar. Ama misericordiosamente y así imitarás la bondad de mi corazón lleno de amor.


Autor: José de Jesus y María