El enseñar de Jesús
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No hay que
confundir «autoridad» con «poder». El evangelista Marcos es muy preciso en su
lenguaje. En el evangelio veremos como la palabra de Jesús no proviene del poder. Jesús no trata de imponer
su propia voluntad sobre los demás. No enseña para controlar el comportamiento
de la gente. No utiliza la coacción ni las amenazas.
Su «autoridad»
nace de la fuerza del Espíritu. Proviene del amor a la gente.
Busca aliviar
el sufrimiento, curar heridas, promover una vida más sana. Jesús no genera
sumisión, infantilismo o pasividad.
Libera de
miedos, infunde confianza en Dios, anima a las personas a buscar un mundo
nuevo.
Necesitamos ser
palabra liberada de la seducción del poder y más llena de la fuerza del
Espíritu. Una enseñanza nacida del respeto y la estima positiva de las
personas, que genere esperanza y cure heridas.
En el relato de
Marcos, lo que sorprende a los reunidos en la sinagoga es justamente «este
enseñar con autoridad». La autoridad moral, la autoridad del saber, la
autoridad de vida, todas unidas, hacen enmudecer a los espíritus inmundos y
asombran a la gente.
El Reino de
Dios se presenta así: con la coherencia por delante.
Gracias a la pagina web del padre Juan Jáuregui Castelo, de la cual se toma gran parte de está introducción y refelxión.