LECTURAS DEL JUEVES V DE CUARESMA 6 DE ABRIL
"Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy".
ANTÍFONA DE ENTRADA Hb 9, 15
Cristo
es el mediador de la nueva alianza, para que, por su muerte, los que
han sido llamados reciban la herencia eterna que les había prometido.
ORACIÓN COLECTA
Atiende,
Señor, a quienes te dirigen sus ruegos y protege en tu bondad a quienes
hemos puesto la esperanza en tu misericordia, para que, purificados de
toda mancha de pecado, perseveremos en una vida santa y lleguemos a ser
herederos de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Serás padre de una multitud de pueblos.
Del libro del Génesis: 17, 3-9
Cuando
Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios
le dijo: "Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: Serás padre
de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham,
porque te he constituido como padre de muchas naciones.
Te
haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y de ti nacerán
reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación,
establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus
descendientes. A ti y a tus descendientes les daré en posesión perpetua
toda la tierra de Canaán, en la que ahora vives como extranjero; y yo
seré el Dios de ustedes".
Después le dijo Dios a Abraham: "Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 104
R/. El Señor nunca olvida sus promesas.
Recurran al Señor y a su poder, búsquenlo sin descanso. Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos. R/.
Descendientes
de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el
Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.
Ni
aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus
promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que
un día le hiciera. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Sal 94, 8
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R/.
Su padre Abraham se regocijaba con el pensamiento de verme.
Del santo Evangelio según san Juan: 8, 51-59
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que es fiel a
mis palabras no morirá para siempre". Los judíos le dijeron: "Ahora ya
no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los
profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no
morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el
cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?"
Contestó
Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El
que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro
Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera
que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y
soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con
el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello".
Los
judíos le replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a
Abraham?" Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes que
naciera Abraham, Yo Soy". Entonces recogieron piedras para arrojárselas,
pero Jesús se ocultó y salió del templo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira
con agrado, Señor, este sacrificio, y concédenos que sirva para nuestra
conversión y para la salvación del mundo entero. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio I de la Pasión del Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rm 8, 32
Dios no escatimó la vida de su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros y en Él nos dio todo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados
por estos dones de salvación, suplicamos, Señor, tu misericordia, para
que este sacramento, que nos nutre en nuestra vida temporal, nos haga
partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional.
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En el Evangelio de hoy la controversia entre Jesús y sus enemigos se profundiza. Ahora le acusan de estar poseído por un demonio. El testimonio que Jesús da de sí mismo les desconcierta y sus palabras les desafía, pues para Él no hay coherencia entre ser hijos de Abraham y querer asesinar al Mesías al que los antepasados esperaron con tanto anhelo.
Las palabras y las obras de Jesús manifiestan la gloria del Padre que le ha enviado como testigo de la verdad. Jesús habla de lo que conoce, Él es el Logos del Padre, su Palabra elocuente y liberadora, y como tal es principio y fin del universo (Ap 1,8). Nuestra esperanza de salvación se ve realizada en el humilde nazareno. Él es quien nos hace entrar en una nueva relación con Dios, haciéndonos personas nuevas por el amor. Nuestra relación con el Padre se realiza sin condición alguna, sin la necesidad de lugares, linaje, sacrificios o normas, pues Jesús nos lleva por su Palabra al que es origen de la vida.
En la vida ordinaria fácilmente nos disfrazamos de personas justas y cumplidoras de la ley, cuando en realidad nuestro ego lleva siempre un espejo narcisista en el cual sólo desea ver su efímera e ilusoria belleza. Nos convertimos en jueces de los demás sin percatarnos del paso de Dios en nuestra historia. No damos cabida a la novedad del Evangelio cuando nos afirmamos en posiciones de seguridad, cuando cerramos nuestro corazón a los otros.
De allí que ser discípulos de Jesús nos exige romper con ese “yo ególatra” y corresponder con amor al amor gratuito de Dios, el Padre de la misericordia. Hoy estamos llamados a cuestionarnos: ¿Qué pensamientos o actitudes debemos cambiar en nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo? ¿Qué es lo que predomina en nuestras decisiones: el mensaje de Jesús, nuestros preconceptos o nuestro egoísmo solapado? ¿Por qué seguimos a Jesús?
Manteniéndonos fieles a la Palabra del Maestro, encontraremos el sentido a la vida y experimentaremos la auténtica felicidad. Dios es fiel a su Alianza y nos ofrece a Jesús como motivo del verdadero gozo. Jesús puede renovar en nuestra existencia si le acogemos con una fe humilde y generosa.
Ciudad Redonda