Misal del dia de hoy Domingo 18 de Diciembre 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL DOMINGO IV DE ADVIENTO 18 DE DICIEMBRE (MORADO)


José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8

Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

He aquí que la virgen concebirá.

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Del libro del profeta Isaías: 7, 10-14

En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".

Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 23

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R/. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.

¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.

Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.

Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David.

clip_image005De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 1, 1-7

Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe, para gloria de su nombre.

Entre ellos, también se cuentan ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús. A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Mt 1, 23

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R/. Aleluya, aleluya.

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. R/.

Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David.

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Del santo Evangelio según san Mateo: 1, 18-24

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Preparándonos para celebrar la venida entre nosotros del Hijo de Dios hecho hombre, oremos.

Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.

Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que, como María, la Virgen Madre de Dios, sepamos ofrecer a Jesús al mundo, con sencillez, con espíritu abierto, con un profundo amor. Oremos.

Por los gobernantes de nuestro país y del mundo entero. Que nunca olviden que su misión es trabajar por el bien de todos los ciudadanos. Oremos.

Por los pobres, y por todos los que pasarán estas fiestas en la soledad o el dolor. Que puedan sentir muy cercano el amor de Dios y nuestra ayuda y compañía. Oremos.

Por nosotros, por nuestras familias y por nuestros amigos. Que estos días de Navidad sean para todos una luz que nos haga crecer en la fe, la esperanza y el amor. Oremos.

Ven, Señor, muéstranos tu misericordia y danos tu salvación. Tú, que vives y reinas por los siglos…

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II o IV de Adviento

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14

Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos tae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.


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María y José, José y María, llenan este domingo, aunque el centro como siempre, sea el Emmanuel, el “Dios con nosotros”. María es la disponible y José el necesario. Por medio de José, Jesús pertenece y entronca, con la gran promesa que Dios ha hecho a su pueblo en Isaías y los profetas. El Mesías será de la estirpe de David y de la estirpe de Abrahán. Dios se va a valer de los dos, que dice el Evangelio, que eran buenas personas y aguardaban la liberación de Israel.
El texto de Mateo, da por tanto una gran importancia a José. Debe estar muy enamorado de María y ante el embarazo “no deseado”, decide no denunciarla, sino repudiarla en secreto. El secreto, en un pueblo tan pequeño iba a durar poco tiempo, quizás por eso, María se fue a prisa a la montaña, a visitar a su prima Isabel, los comentarios no tardarían en comenzar. Las dudas, el debate interior, la calidad interior de José, se muestra ahora: en una sociedad machista y patriarcal, que pone la ley de su parte, él decide dejarla libre en la opción que ha tomado.
Vendrá después el sueño, Dios que le ha invitado a participar en sus planes, también le presta su apoyo. “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevo a casa a su mujer”. María, ya no será diana de los cuchicheos de sus paisanos y el hijo pasará a ser “el hijo del carpintero”, a los ojos de todos. Poco más nos dicen los Evangelios, a los doce años el niño se pierde, José que lo busca, recibirá aquella respuesta: “estaba en las cosas de mi Padre”. Misión cumplida, no aparece más, la tradición le hizo mayor, o que murió joven, en ningún sitio se habla de su muerte. Silencio, quizás como su mujer, también guardaba todas estas cosas en su corazón.
José nos enseña una cosa muy importante para la vida cristiana, aceptar los planes de Dios, aunque no coincidan con los planes, que tú te has hecho para el futuro, un futuro familiar, incluso afectivo. No es poco su valor en estos tiempos, es el hombre fuerte, que quiere y respeta a su mujer. En Adviento hablamos mucho de María y parece que José se nos queda traspapelado, él tiene en su interior un misterio, sabe quien es el niño y calla, buen ejemplo ante nuestras muchas palabras.
Junto a María y José, hay otro protagonista a la sombra, el Espíritu Santo: “la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”, en otro lugar se dice: “que la cubrirá con su sombra”. El Adviento, es época propicia para descubrir la presencia del Espíritu en la historia, en la sociedad y en la Iglesia. Es verdad que hay en nuestro mundo signos de desesperanza, de injusticia, pero también hay signos de los tiempos, a los que debemos estar atentos. Hay gentes sencillas, como María y José, que se fían de las promesas, que cambian sus planes de vida y manifiestan la presencia de un Dios cercano a los más necesitados, un “Dios-con-nosotros”.
En nuestras parroquias y en las celebraciones eucarísticas, puede que en estos días se muestre la debilidad, cambiamos la Misa del Gallo por la cena en familia, el día de Navidad y Año Nuevo, nuestros horarios coinciden, con el estar en la cama después de una noche larga. La austeridad de los profetas, o del precursor, no casa bien con nuestras mesas, el espíritu navideño no suele ir más allá, de dar un donativo para los pobres. Somos cada vez menos, claman algunos, y es verdad. Pero eso no quita que: “el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad” y crea nueva vida, en la creación se cernía sobre las aguas, en el seno de María da vida al Salvador y en Pentecostés a la Iglesia.
Creer en el misterio, es precisamente ésto: saber que la historia de salvación continúa y un “resto” como en Israel, intenta seguir manteniendo la ilusión en las promesas. María y José son nuestros guías, que nos muestran la fidelidad de los hombres y de las mujeres sencillas.

Julio Cesar Rioja, cmf
Ciudad Redonda