LECTURAS DEL JUEVES III DE ADVIENTO 15 DE DICIEMBRE (MORADO)
Yo les digo que no hay nadie más grande que Juan entre todos los que han nacido de una mujer.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 118, 151-152
Tú
estás cerca, Señor, y todos tus caminos son derechos. Desde el
principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre.
ORACIÓN COLECTA
Te
rogamos, Señor, que con la venida salvadora de tu Unigénito colmes de
alegría a estos indignos siervos tuyos, que estamos afligidos a causa de
nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Como a mujer abandonada y abatida, vuelve a llamarte tu Señor.
Del libro del profeta Isaías: 54,1-10
"Alégrate,
tú, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, tú que no
habías sentido los dolores de parto; porque la abandonada tendrá más
hijos que la casada, dice el Señor.
Ensancha
el espacio de tu tienda, despliega sin miedo las lonas, alarga las
cuerdas, clava bien las estacas, porque te extenderás a derecha y a
izquierda: tu estirpe heredará las naciones y poblará las ciudades
desiertas.
No
temas, porque ya no tendrás que avergonzarte; no te sonrojes, pues ya
no te afrentarán; antes bien, olvidarás la vergüenza de tus años jóvenes
y no volverás a recordar el deshonor de tu viudez. El que te creó, te
tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor es
el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’.
Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tu Dios.
Por
un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a
tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con
amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.
Me
pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del
diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya
contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y
hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza
de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de
ti".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 29
R/. Te alabaré, Señor, eternamente.
Te
alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú,
Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.
Alaben
al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura
un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la
tarde; por la mañana, el júbilo. R/.
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.
ACLAMACIÓN Lc 3, 4. 6
R/. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R/.
Juan es el mensajero que prepara el camino del Señor.
Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 24-30
Cuando
se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de él a la
gente, diciendo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida
por el viento? ¿O qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con telas
preciosas? Los que visten fastuosamente y viven entre placeres, están en
los palacios. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, y yo les
aseguro que es más que profeta. Es aquel de quien está escrito: Yo envío
mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Yo les digo
que no hay nadie más grande que Juan entre todos los que han nacido de
una mujer. Y con todo, el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que
él".
Todo
el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos, aceptaron el designio
de justicia de Dios, haciéndose bautizar por el bautismo de Juan. Pero
los fariseos y los escribas no aceptaron ese bautismo y frustraron, en
su propio daño, el plan de Dios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que
nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para
aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de tu
redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Tit 2, 12-13
Vivamos ya desde ahora de una manera sobria, justa y fiel, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te
pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos
participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las
cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades
celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para
siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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El testimonio de Juan Bautista es una luz que nos indica cómo hemos de preparar la venida de Jesús ahora en Navidad y durante todos los días del año:
-Jesús nace de verdad en las personas que llevan una vida como Juan Bautista: sencilla y pobre, lejos del fasto del mundo y que saben usar de las cosas del mundo con sabiduría (con criterio) sin olvidar los bienes del cielo;
-Jesús nace en las personas coherentes que no se dejan sacudir por el viento de cualquier idea, novedad, propaganda, moda; personas que son fieles a sus principios e ideas y saben discernir dónde está la verdad;
-Jesús nace en las personas que no se doblegan ante el poder del dinero, la seducción del mundo y de la carne, las nuevas tecnologías, los intereses de los poderosos, la cultura de la muerte y del descarte, la indiferencia ante los pobres y necesitados…
-Jesús nace en las personas que toman la vida como una responsabilidad y servicio a los demás, incluso hasta dar la vida; personas movidas por los valores que el Evangelio nos enseña; personas que han descubierto que la vida es un don de Dios y que merece la pena vivirse cuando se entrega generosamente a hacer el bien principalmente a los pobres.
Allí donde hay un cristiano que intenta vivir con coherencia y responsabilidad su fe se hace realidad estas palabras del Evangelio: “No temáis: Mirad os doy una Buena Notica, una gran alegría para todo el pueblo. Hoy os ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor” (Lc 2, 10-11), pues cada bautizado son los pies, las manos, la boca y el corazón a través de los cuales nace
nace Jesus en el mundo.