LECTURAS DEL LUNES III DE CUARESMA 29 DE FEBRERO (MORADO)
Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 3
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor; mi corazón y todo mi ser se regocijan por el Dios vivo.
ORACIÓN COLECTA
Que
tu constante misericordia, Señor, purifique y defienda a tu Iglesia y,
ya que sin ti no puede permanecer segura, guíala siempre con tu
protección. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Muchos leprosos había en Israel, pero ninguno fue curado, sino Naamán, el sirio.
Del segundo libro de los Reyes: 5, 1-15
En
aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria, gozaba de la
estima y del favor de su rey, pues por su medio había dado el Señor la
victoria a Siria. Pero este gran guerrero era leproso.
Sucedió
que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una
jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le
dijo a su señora: "Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en
Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra".
Entonces
fue Naamán a contarle al rey, su señor: "Esto y esto dice la muchacha
israelita". El rey de Siria le respondió: "Anda, pues, que yo te daré
una carta para el rey de Israel". Naamán se puso en camino, llevando de
regalo diez barras de plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos
nuevos y una carta para el rey de Israel que decía: "Al recibir ésta,
sabrás que te envío a mi siervo Naamán, para que lo cures de la lepra".
Cuando
el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras exclamando: "¿Soy
yo acaso Dios, capaz de dar vida o muerte, para que éste me pida que
cure a un hombre de su lepra? Es evidente que lo que anda buscando es un
pretexto para hacerme la guerra". Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se
enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le envió este recado:
"¿Por qué rasgaste tus vestiduras? Envíamelo y sabrá que hay un profeta
en Israel". Llegó, pues, Naamán con sus caballos y su carroza, y se
detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Éste le mandó decir con un
mensajero: "Ve y báñate siete veces en el río Jordán, y tu carne quedará
limpia". Naamán se alejó enojado, diciendo: "Yo había pensado que
saldría en persona a mi encuentro y que, invocando el nombre del Señor,
su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me curaría de la
lepra. ¿Acaso los ríos de Damasco, como el Abaná y el Farfar, no valen
más que todas las aguas de Israel? ¿No podría bañarme en ellos y quedar
limpio?" Dio media vuelta y ya se marchaba, furioso, cuando sus criados
se acercaron a él y le dijeron: "Padre mío, si el profeta te hubiera
mandado una cosa muy difícil, ciertamente la habrías hecho; cuanto más,
si sólo te dijo que te bañaras y quedarías sano".
Entonces
Naamán bajó, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho el
hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con
su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó, diciendo:
"Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
De los salmos 41, 2. 3; 42, 3. 4
R/. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R/.
Envíame,
Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta
tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Sal 129, 5. 7
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor viene la misericordia y la redención. R/.
Como Elías y Eliseo, Jesús no ha sido enviado sólo a los judíos.
Del santo Evangelio según san Lucas: 4, 24-30
En
aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al
pueblo: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había
ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando
faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en
todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a
una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos
en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos
fue curado, sino Naamán, que era de Siria".
Al
oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y
levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio
de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para despeñarlo.
Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Convierte,
Señor, en sacramento de salvación, los dones que te ofrecemos como
expresión de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I- V de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 116, 1-2
Que alaben al Señor todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
la comunión de tu sacramento, Señor, nos obtenga limpieza de alma y nos
congregue en la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Te
rogamos, Señor, que tu diestra proteja al pueblo que te invoca y, una
vez purificado, dígnate llenarlo de sabiduría, para que, por medio de
los consuelos presentes, se encamine hacia los bienes futuros. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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