LECTURAS DEL DOMINGO II DEL T. ORDINARIO 17 DE ENERO (VERDE)
María le dijo a Jesús: "Ya no tienen vino".
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha
con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida
transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Como el esposo se alegra con la esposa.
Del libro del profeta Isaías: 62, 1-5
Por
amor a Sión no me callaré y por amor a Jerusalén no me daré reposo,
hasta que surja en ella esplendoroso el justo y brille su salvación como
una antorcha.
Entonces
las naciones verán tu justicia, y tu gloria todos los reyes. Te
llamarán con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás
corona de gloria en la mano del Señor y diadema real en la palma de su
mano.
Ya
no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra, "Desolada"; a ti te
llamarán "Mi complacencia" y a tu tierra, "Desposada", porque el Señor
se ha complacido en ti y se ha desposado con tu tierra.
Como
un joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor;
como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 95
R/. Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R/.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre. R/.
Caigamos
en su templo de rodillas. Tiemblen ante el Señor los atrevidos. "Reina
el Señor", digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia.
R/.
Uno solo y el mismo Espíritu distribuye sus dones según su voluntad.
Hermanos:
Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes
servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero
Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el
Espíritu para el bien común. Uno recibe el don de la sabiduría; otro, el
don de la ciencia. A uno se le concede el don de la fe; a otro, la
gracia de hacer curaciones, y a otro más, poderes milagrosos. Uno recibe
el don de profecía, y otro, el de discernir los espíritus. A uno se le
concede el don de lenguas, y a otro, el de interpretarlas. Pero es uno
solo y el mismo Espíritu el que hace todo eso, distribuyendo a cada uno
sus dones, según su voluntad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. 2 Ts 2, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.
La primera señal milagrosa de Jesús, en Caná de Galilea.
Del santo Evangelio según san Juan: 2, 1-11
En
aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la
madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como
llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: "Ya no tienen vino".
Jesús le contestó: "Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega
mi hora". Pero ella dijo a los que servían: "Hagan lo que él les diga".
Había
allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían
para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían:
"Llenen de agua esas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. Entonces
les dijo: "Saquen ahora un poco y llévenselo al encargado de la fiesta".
Así
lo hicieron, y en cuanto el encargado de la fiesta probó el agua
convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes
la sabían, llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo sirve primero el
vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el
corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora".
Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea fue el primero de sus signos. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos nuestras plegarias al Padre.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso,
escúchanos.
– Por todos los cristianos. Para que demos siempre, con nuestra vida, un buen testimonio del amor de Jesús. Oremos.
–
Por los sacerdotes. Para que no desfallezcan en la labor de anunciar el
Evangelio y de hacer crecer a la comunidad cristiana en la fe y en la
esperanza. Oremos.
– Por los gobernantes y los políticos. Para que favorezcan,
verdaderamente, la justicia y la paz. Oremos.
–
Por nosotros. Para que recibamos con mucha alegría el pan de la
Eucaristía que Jesús nos ofrece y nos dejemos transformar por él.
Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración, tú que eres la fuente de toda bondad. Y haz de
nosotros fieles discípulos de tu Hijo Jesucristo, que contigo vive y
reina…
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se
celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra
redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Jn 4, 16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Comentario al Evangelio de hoy
Conrado Bueno, cmf
Queridos hermanos:
Si la vida está en movimiento, si la energía es la capacidad de mover, si la vida da tantas vueltas, si Cristo de define como vida, luz, camino –símbolos del hacer y mover-, ¿por qué los hombres somos tan reacios a recibir la nueva vida que brota y a aceptar, con alegría, el progreso de la historia en todos los ámbitos? La novedad de los derechos humanos para todo el mundo, la gracia de la igualdad entre las personas, la desaparición de ciertos modos de esclavitud moderna. Tristemente, habría que lamentar que solo nos abrimos a lo nuevo –y con qué fiereza consumista- ante los mil artilugios que nos hacen la vida más fácil y divertida.
“¿Por qué tus discípulos no ayunan?”, “¿No siguen con las viejas costumbres?”, se encaran los fariseos con Jesús. Y siempre, en plan de pelea: es que ponían todo el alma. Los judíos acostumbraban a ayunar los lunes y los miércoles; era una de las observancias rigurosas, en espera de la llegada del Mesías.
Jesús les da respuesta con una obviedad. Pero si ya ha llegado el Mesías. Y recurre a la imagen sugestiva del novio. El novio es Jesús. Ayuno significaba aquellas observancias y viejas instituciones judías en espera, era duelo, tristeza. Y, sin embargo, la presencia del novio desbordaba fiesta, alegría, festejar. El novio convocaba a la novedad, al vino nuevo, al paño nuevo. Esta renovación era tal que no podían coexistir el paño y el vino nuevo, con paños u odres viejos.
Cambiar siempre cuesta. Los mismos discípulos, tan cerca de la experiencia del Maestro, eran duros, poco flexibles, para aceptar la gran novedad que había llegado con Jesús. Incluso, después de haber recibido el Espíritu Santo en Pentecostés, surgían dudas ante la radicalidad de la vida nueva, tras la muerte y resurrección de Cristo. Nosotros también ayunamos en Miércoles de Ceniza, Viernes Santo y ocasiones particulares. Pero nosotros tratamos de darle un color diferente, hasta podremos suprimirlo, sin que se rompa nada.
Porque ayuno es austeridad y sencillez de vida, es renunciar a tantas cosas para poder dar y compartir, es un modo de libertad frente al desenfreno del consumismo, es como una purificación interior. Guardamos ayuno antes de recibir el Cuerpo y Sangre del Señor, pero, con libertad, lo hemos cambiado. El Reino de Dios se simboliza en el banquete de bodas, la boda de la nueva Alianza. Nosotros somos los invitados, queremos celebrarlo y vivirlo. Es que el Evangelio, la doctrina y vida de Jesús lleva dentro una poderosa fuerza renovadora.
Todos con el novio, apurando el vino nuevo.
Si la vida está en movimiento, si la energía es la capacidad de mover, si la vida da tantas vueltas, si Cristo de define como vida, luz, camino –símbolos del hacer y mover-, ¿por qué los hombres somos tan reacios a recibir la nueva vida que brota y a aceptar, con alegría, el progreso de la historia en todos los ámbitos? La novedad de los derechos humanos para todo el mundo, la gracia de la igualdad entre las personas, la desaparición de ciertos modos de esclavitud moderna. Tristemente, habría que lamentar que solo nos abrimos a lo nuevo –y con qué fiereza consumista- ante los mil artilugios que nos hacen la vida más fácil y divertida.
“¿Por qué tus discípulos no ayunan?”, “¿No siguen con las viejas costumbres?”, se encaran los fariseos con Jesús. Y siempre, en plan de pelea: es que ponían todo el alma. Los judíos acostumbraban a ayunar los lunes y los miércoles; era una de las observancias rigurosas, en espera de la llegada del Mesías.
Jesús les da respuesta con una obviedad. Pero si ya ha llegado el Mesías. Y recurre a la imagen sugestiva del novio. El novio es Jesús. Ayuno significaba aquellas observancias y viejas instituciones judías en espera, era duelo, tristeza. Y, sin embargo, la presencia del novio desbordaba fiesta, alegría, festejar. El novio convocaba a la novedad, al vino nuevo, al paño nuevo. Esta renovación era tal que no podían coexistir el paño y el vino nuevo, con paños u odres viejos.
Cambiar siempre cuesta. Los mismos discípulos, tan cerca de la experiencia del Maestro, eran duros, poco flexibles, para aceptar la gran novedad que había llegado con Jesús. Incluso, después de haber recibido el Espíritu Santo en Pentecostés, surgían dudas ante la radicalidad de la vida nueva, tras la muerte y resurrección de Cristo. Nosotros también ayunamos en Miércoles de Ceniza, Viernes Santo y ocasiones particulares. Pero nosotros tratamos de darle un color diferente, hasta podremos suprimirlo, sin que se rompa nada.
Porque ayuno es austeridad y sencillez de vida, es renunciar a tantas cosas para poder dar y compartir, es un modo de libertad frente al desenfreno del consumismo, es como una purificación interior. Guardamos ayuno antes de recibir el Cuerpo y Sangre del Señor, pero, con libertad, lo hemos cambiado. El Reino de Dios se simboliza en el banquete de bodas, la boda de la nueva Alianza. Nosotros somos los invitados, queremos celebrarlo y vivirlo. Es que el Evangelio, la doctrina y vida de Jesús lleva dentro una poderosa fuerza renovadora.
Todos con el novio, apurando el vino nuevo.