LECTURAS DEL DOMINGO XXX DEL T. ORDINARIO 25 DE OCTUBRE (VERDE)
"¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver".
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la
caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos
amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Vienen a mí llorando, pero yo los consolaré y los guiaré.
Del libro del profeta Jeremías: 31, 7-9
Esto
dice el Señor: "Griten de alegría por Jacob, regocíjense por el mejor
de los pueblos; proclamen, alaben y digan: ‘El Señor ha salvado a su
pueblo, al grupo de los sobrevivientes de Israel’.
He
aquí que yo los hago volver del país del norte y los congrego desde los
confines de la tierra. Entre ellos vienen el ciego y el cojo, la mujer
encinta y la que acaba de dar a luz.
Retorna
una gran multitud; vienen llorando, pero yo los consolaré y los guiaré;
los llevaré a torrentes de agua por un camino llano en el que no
tropezarán. Porque yo soy para Israel un padre y Efraín es mi
primogénito".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 125
R/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando
el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no
cesaba de reír nuestra boca ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
R/.
Aun
los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha hecho por
ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su
pueblo el Señor. R/.
Como
cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra
suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran
con dolor. R/.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas. R/.
Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
De la carta a los hebreos: 5, 1-6
Hermanos:
Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está
constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer
dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los
ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.
Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo,
debe ofrecerlos también por los suyos propios.
Nadie
puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios,
como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió así mismo la
dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres
mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la
Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr 2 Tm 1, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R/.
Maestro, que pueda ver.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 46-52
En
aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y
de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde
del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús
Nazareno, comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de
mí!" Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando
todavía más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se
detuvo entonces, y dijo: "Llámenlo". Y llamaron al ciego, diciéndole:
"¡Animo! Levántate, porque Él te llama". El ciego tiró su manto; de un
salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: "¿Qué
quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda
ver". Jesús le dijo: "Vete; tu fe te ha salvado". Al momento recobró la
vista y comenzó a seguirlo por el camino.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Como
Bartimeo, el ciego del evangelio, también nosotros nos acercamos a
Jesús y le pedimos que tenga compasión de nosotros y de toda la familia
humana. Oremos con fe y confianza.
Después de cada petición diremos: Jesús, hijo de David, escúchanos.
–
Por la Iglesia, resplandor del amor y la misericordia de Dios para con
toda la humanidad, especialmente con los pequeños, pobres y marginados.
Oremos.
– Por los gobernantes de las naciones, responsables de que la justicia y atención lleguen a todos. Oremos.
– Por las personas y organizaciones que trabajan al servicio
de los pobres, de los enfermos y los discapacitados, y que luchan por un mundo más justo. Oremos.
– Por todos los que en este domingo, en el mundo entero, nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía. Oremos.
Escucha,
Señor Jesús, nuestras peticiones. Danos tu mano, danos tu luz. Y haz
que, como el ciego de Jericó, te sigamos siempre en tu camino. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo que hacemos
en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 19, 6
Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de nuestro Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que significan,
para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su plena
realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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