Evangelio y Comentario de hoy Jueves 04 de Junio 2015



NO ESTÁS LEJOS DEL REINO DE DIOS
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34


En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

Es Cristo, por lo tanto, quien continuamente nos interpela con su Palabra para que confiemos en él, amándole “con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser”. Por eso, toda vocación, no obstante la pluralidad de los caminos, requiere siempre un éxodo de sí mismos para centrar la propia existencia en Cristo y en su Evangelio. Tanto en la vida conyugal, como en las formas de consagración religiosa y en la vida sacerdotal, es necesario superar los modos de pensar y de actuar no concordes con la voluntad de Dios. Es un “éxodo que nos conduce a un camino de adoración al Señor y de servicio a él en los hermanos y hermanas”. Por eso, todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo.

No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración.» (Mensaje de S.S. Francisco, para la jornada de oración por las vocaciones, mayo del 2014).

DIÁLOGO CON CRISTO
Gracias Jesús porque una vez más iluminas con tu Palabra mi vida. Te pido que yo no sea sordo a tu voz, ni egoísta en mi vida; que sepa en todo momento tenerte a ti como único centro de mi vida para vivir en el servicio a mis hermanos.

Fuente:
corazones.org
catholic.net

https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica?ref=tn_tnmn 

El amor es el corazón de la fe cristiana

Jueves de la Novena Semana del Tiempo Ordinario
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Qué mandamiento es el principal de todos?” Respondió Jesús: “El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos”. (Mc 12, 28-34)
Hay preguntas, que realmente no preguntan nada.
Hay preguntas maliciosas y capciosas, que solo buscan complicar al otro.
Hay preguntas esenciales.
Por fin, nos encontramos con alguien sincero, que como otros muchos, se ve enredado en medio de tantos mandamientos y preceptos que, ya no sabe por dónde comenzar y caminar.
Por fin, alguien quiere poner las cosas en su lugar.
No se quiere ir por las ramas, sino que va a la raíz, a lo verdaderamente esencial. “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”

Y me gusta la respuesta de Jesús:
Jesús no tampoco es de los que soluciona los problemas vitales multiplicando mandatos, leyes, preceptos.
Jesús va también a las raíces de la fe.
Posiblemente es la única vez que Jesús responde directamente a la pregunta, porque la encuentra interesante y sincera.
No comienza por el sexto mandamiento.
Ni por el noveno, que son mandamientos fundamentales para la inmensa mayoría de los cristianos.
Ni siquiera por el quinto de no matar o el séptimo de no robar.

Para Jesús el comportamiento de un creyente es simple.
Todo se reduce a un solo mandamiento, aunque con dos ramificaciones: “amar a Dios y amar al prójimo”.
Benedicto XVI lo expresó así: “El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros”. DC n.2) El amor es como “el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también consiguientemente imagen del hombre y de su camino”. DC n. 1)

El amor no es solo el cumplimiento de la ley y de todas las leyes.
El amor es lo que define “el ser de Dios”.
El amor es lo que define “el quehacer de Dios”.
El amor es lo que define al “hombre”.
El amor es lo que define “el hacer del hombre”.
El amor es lo que señala “el camino del hombre” por la vida.

El que ama, vive.
El que ama, tiene vivo el corazón.
El que ama, nunca vive solo, aunque esté solo.
El que ama, comienza a creer en Dios.
El que ama, comienza a creer en el hombre.
El que ama, comienza a crecer y madurar en su fe en Dios.
El que ama, comienza a crecer y madurar en su fe en el hombre.

Decimos que “creemos”. Y nos damos por satisfechos.
Pero ¿nuestra fe cree de verdad en el amor de Dios?
Decimos que “creemos”. ¿Pero amamos de verdad al prójimo?
La fe da el fundamento al amor.
Pero el amor da vida a la fe.

Los judíos tenían un montón de leyes.
Jesús las reduce a dos. Y son suficientes.
Hoy abundan las leyes. Cada día aparecen nuevas.
Admiro a los abogados que las conocen.
¿No nos estarán sobrando las leyes, y nos estará faltando el amor?
Todo lo queremos solucionar con leyes, cada vez más duras.
Y todo sigue igual.
¿Algún día reduciremos nuestras leyes a dos: amar a Dios y amar al hombre?
Es posible que, ese día, los abogados se queden sin trabajo.
No importa, tendremos abogados sin trabajo, pero tendremos un mundo de hermanos que se aman.
El amor no cabe en las leyes.
El amor solo cabe en el corazón.

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