El Espíritu del Padre hablará por ustedes
Mateo 10, 17-22.
Navidad. Hoy que celebramos la fiesta de San Esteban, nos ayude a ser testigos de Su Amor.
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará".
Oración introductoria
Gracias, Jesús, porque en tu gran misericordia, has querido abajarte a una condición tan pobre como la mía, y por ser el sostén de mis afanes cotidianos. Sé que sin Ti nada puedo, y por esta razón, me acerco a Ti, con un corazón lleno de confianza, a pedirte la fuerza para que pueda llevar con amor y paciencia las contrariedades que me permitas en este día. Jesús, confío en Ti. Sé que desde tu cruz, me ayudarás a ser feliz.
Petición
Señor, que al haberte recibido en esta Navidad, pueda tener un corazón dispuesto a ser testimonio de tu presencia ante las demás personas con las que me encuentre en este día. Concédeme sentirte vivo en mi vida, y que los demás te encuentren a Ti en mí.
Meditación del Papa Francisco
Pensar en que Dios es amor nos hace mucho bien, porque nos enseña a amar, a darnos a los demás como Jesús se dio a nosotros, y camina con nosotros. Jesús camina con nosotros en el camino de la vida.
La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos; es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad. Es justamente Jesús quien nos ha revelado al Padre y quien nos ha prometido el Espíritu Santo.
Dios ha caminado con su pueblo en la historia del pueblo de Israel y Jesús ha caminado siempre con nosotros y nos ha prometido el Espíritu Santo que es fuego, que nos enseña todo lo que no sabemos, que dentro de nosotros nos guía, nos da buenas ideas y buenas inspiraciones. Hoy alabamos a Dios no por un particular misterio, sino por Él mismo, "por su inmensa gloria", como dice el himno litúrgico. Le alabamos y le damos gracias porque es Amor, y porque nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la vida eterna. (S.S. Francisco, 26 de mayo de 2013).
Reflexión
La humanidad entera reclama hombres y mujeres dispuestos a dar su vida, día a día, en el trabajo, en el hogar, en la universidad, en cada espacio cultural; en fin, en donde puedan ser faros luminosos que den luz a las almas perdidas en la vida cotidiana. El mundo está necesitado.
Por eso, debemos confiar y lanzarnos a ser ese faro de Dios para los demás, no teniendo miedo y abriendo nuestro corazón para Él, que es nuestra luz, nuestra fuerza y nuestra salvación. Hoy tenemos que confiar una vez más y mirar el mundo con ojos llenos de fe. Necesitamos ser testigos de Aquél que nos ha amado y que nos ha llamado por nuestro nombre con una sonrisa en el rostro. Y cuando experimentemos nuestra debilidad, nuestra miseria, acudamos a Cristo y a su Madre Santísima. Junto a ellos, nuestra confianza crecerá y se fortalecerá en ese darnos con amor a la Voluntad de Dios y en el constante ser testigos de la fe, aunque las persecuciones morales parezcan ahogarnos.
Propósito
Visitaré a Jesús en la Eucaristía y le pediré la gracia de ser su luz en esta semana para las personas que me necesiten.
Diálogo con Cristo
Jesús, gracias por haberme escuchado y por ser mi mejor amigo, en quien puedo confiar hasta la muerte. Tú sabes que hay momentos en los que me encuentro muchas veces solo, sin saber a quién acudir. Por lo mismo, me acerco lleno de fe a Ti que eres la fuerza en el camino, luz para mis pasos dudosos, y voz en medio del silencio. Jesús, manso y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
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Autor: Libardo Herrera, L.C. | Fuente: Catholic.net
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La paz del Evangelio
26 de Diciembre: San Esteban“Oyendo sus palabras se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia”. (Hch 6,8-9)
“Porque os entregarán ante los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles”. (Mt 10,17-22)
El Evangelio no es para comodones.
Tampoco para vivir tranquilamente.
Es más. La paz y la tranquilidad pueden ser una gran trampa, tanto para la sociedad, como para la misma Iglesia.
Porque hay situaciones de paz y de tranquilidad que pueden ser signos de muerte más que de vida:
Una paz social porque todos nos acoplamos a la realidad injusta, más que paz es un camuflaje de paz.
Una paz sostenida por la indiferencia o insensibilidad, no es paz, sino un pecado de indiferencia donde cada uno vive a lo suyo y no quiere problemas. Es la paz del caracol.
Cierta paz de la misma Iglesia puede ser señal:
De miedo a los que mandan.
De miedo a que a uno le cierren las puertas a un ascenso.
No importa el descontento de los fieles, lo importante es que nos dediquemos a “escuchar” y a “callar”.
No meternos en líos para quedar bien ante todos.
Hay demasiado silencio por miedo.
Hay demasiada tranquilidad por miedo.
Y esa no es paz.
Es una paz de cementerio, donde todo está muy en orden y nadie molesta a nadie. Pero no es la paz que brota de la vida y de la libertad de los hijos de Dios.
La fiesta de hoy, el martirio de San Esteban, nos habla de otra cosa.
Esteban anunciaba el Evangelio sabiendo que creaba disgusto y fastidio.
Desestabilizaba el orden social y religioso de aquel entonces.
Por eso “sus palabras les carcomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia”.
Esto le valió que lo apedrearan y lo mataran.
Y no precisamente los romanos sino la gente de la “sinagoga”, representantes de Dios e intérpretes de Dios.
Por su parte, el Evangelio de hoy no es tampoco un sedante y un calmante, ni una anestesia sino todo lo contrario.
Os entregarán a los tribunales.
Os azotarán en las sinagogas.
Os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten.
Los padres a los hijos.
Se rebelarán los hijos contra los padres y los matarán.
Jesús no anuncia una vida cómoda.
Sino una vida de riesgo.
Una vida de libertad de hijos de Dios.
Pero una libertad al precio de un juicio y una condena, que puede terminar, como en el caso de Esteban, en una muerte a “pedradas”.
La paz no siempre se da en el silencio.
Ni el silencio significa siempre paz.
Ni ciertas paces son signo de vida, sino de muerte.
La paz del Evangelio tiene poco que ver con eso de no crear problemas.
La paz del Evangelio tiene poco que ver con ese “callar” por miedo.
La paz del Evangelio va acompañada, con frecuencia, con el hablar y el disentir.
La paz del Evangelio puede ser fruto de esa libertad de decir lo que uno piensa, respetando siempre el criterio y el pensamiento de los demás.
Esteban era un hombre movido por el Espíritu y era un hombre de paz.
Jesús fue siempre un hombre de paz, pero siempre “signo de contradicción”.
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