Día litúrgico: Lunes XXXII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Lc 17,1-6):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no
vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que
le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que
escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos.
»Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».
Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».
»Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».
Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».
Comentario
Si peca contra ti siete veces al día (...), le perdonarás
Hoy,
el Evangelio nos habla de tres temas importantes. En primer lugar, de
nuestra actitud ante los niños. Si en otras ocasiones se nos hizo el
elogio de la infancia, en ésta se nos advierte del mal que se les puede
ocasionar.Escandalizar no es alborotar o extrañar, como a veces se entiende; la palabra griega usada por el evangelista fue “skandalon”, que significa objeto que hace tropezar o resbalar, una piedra en el camino o una piel de plátano, para entendernos. Al niño hay que tenerle mucho respeto, y ¡ay de aquél que de cualquier manera le inicie en el pecado! (cf. Lc 17,1). Jesús le anuncia un castigo tremendo y lo hace con una imagen muy elocuente. Todavía se ven en Tierra Santa piedras de molino antiguas; son una especie de grandes diávolos (se parecen también, en mayor tamaño, a los collares que se ponen en el cuello a los traumatizados). Introducir la piedra en el escandalizador y echarlo al agua expresa un terrible castigo. Jesús utiliza un lenguaje casi de humor negro. ¡Pobres de nosotros si dañamos a los niños! ¡Pobres de nosotros si les iniciamos en el pecado! Y hay muchas formas de perjudicarlos: mentir, ambicionar, triunfar injustamente, dedicarse a menesteres que satisfarán su vanidad...
En segundo lugar, el perdón. Jesús nos pide que perdonemos tantas veces como sea necesario, y aún en el mismo día, si el otro está arrepentido, aunque nos escueza el alma: «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale» (Lc 17,3). El termómetro de la caridad es la capacidad de perdonar.
En tercer lugar, la fe: más que una riqueza del entendimiento (en sentido meramente humano), es un “estado de ánimo”, fruto de la experiencia de Dios, de poder obrar contando con su confianza. «La fe es el principio de la verdadera vida», dice san Ignacio de Antioquía. Quien actúa con fe logra cosas asombrosas, así lo expresa el Señor al decir: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido» (Lc 17,6).
Oración Colecta
Oh Dios y Padre de todos:
San Josafat empleó su vida y su muerte
para unir en una fe y amor
a los que creen en tu Hijo Jesucristo.
Que tu Espíritu Santo derrame con abundancia su amor
sobre todos los que consideran a Jesús
como el fundamente y sentido de sus vidas.
Que este amor nos una a todos en un vínculo común
de comprensión y respeto mutuo
y nos disponga a vivir los unos para los otros
y a servirnos generosamente,
motivados y ayudados
por nuestro hermano mayor,
Jesucristo nuestro Señor.
Hermanos:Si mi hermano me ofende siete veces en un día, es que la tiene tomada conmigo.Si mi hermano me ofende siete veces al día... dan ganas de soltarle cuatro cosas bien dichas.El Evangelio de Jesús me da «permiso» para reprenderle». Menos mal, y luego perdonarle.
Feliz y bendecido Lunes les deseamos a todos!!!
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Lunes de la semana 32 del Tiempo Ordinario
“Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡hay, del que los provoca! Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndele; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y se siete veces vuelve a decirte: “Lo siento”, lo perdonarás”. Los Apóstoles le pidieron al Señor: “Auméntanos la fe”. (Lc 17,1-6)
Jesús sabía muy bien con qué barro trabajaba.
Jesús era consciente de que sus seguidores no eran angelitos.
Jesús sabía muy bien que seguiríamos siendo humanos.
Porque “la gracia no destruye la naturaleza”.
Me gusta el barro, por más que sea resbaladizo y ensucie las manos.
Pero me gusta el barro por lo moldeable que es.
Y cómo con él se pueden hacer verdaderas obras de arte.
Y Jesús lo sabe.
Sabe que somos frágiles como el barro.
Sabe que somos resbaladizos como el barro.
Aunque también sabe que con el barro de nuestras vidas es posible hacer obras de arte.
Sabe que no somos malos.
Somos sencillamente débiles y frágiles.
Y que pese a nuestra buena voluntad, que a veces también es mala voluntad, fácilmente podemos tener problemas entre nosotros.
Y que, pese a nuestra buena voluntad, podemos ofendernos unos a otros.
Y que, fácilmente pueden darse divisiones.
Y que, no todo es oro molido entre nosotros.
Pero también sabe que somos capaces de restañar esas heridas que nos han hecho nuestros hermanos.
Que somos capaces de perdonar y de olvidar.
Cuentan que uno tenía una vasija de barro preciosa y de gran valor.
Alguien curioso la tomó en sus manos y, en un despiste, se le resbaló y se hizo trizas en el suelo.
Nadie se imagina el dolor de su dueño.
Pero allí había un artista y trató de darle paz y calma.
Deja que yo la arregle.
La llevó a su casa y fue uniendo los pedazos con hilos de oro.
A los pocos días se la devolvió. Era una preciosura.
Imposible imaginarse aquella obra de arte.
Los que la contemplaban se quedaban contemplándola.
Y no faltaron postores y amigos del arte que comenzaron a pujar el precio.
Un precio superior al que tenía antes.
Este es el sentido y la misión del perdón.
La comunidad con frecuencia se hace pedazos con esas ofensas fraternas.
Diera la impresión de que la comunidad familiar, la comunidad religiosa se había quebrado para siempre.
Pero aparece la capacidad del perdón y vuelve a soldar lo que se había roto, con los hilos de oro del perdón.
Y la comunidad que se había quebrado, ahora vuelve a ser una comunidad nueva.
Una comunidad de amor.
Una comunidad de fraterna caridad.
Una comunidad mucho más evangélica.
Claro que, para ello necesitamos pedirle al Señor que “aumente nuestra fe”.
Porque solo la fe es capaz de despertar el amor que perdona.
Porque solo la fe es capaz de restañar las heridas mediante el amor.
Porque solo la fe es capaz de hacernos sobreponer a las ofensas que hemos recibido.
Porque solo la fe nos hace capaces de comprender la debilidad de nuestros hermanos.
Porque solo la fe nos hace capaces de vernos como hermanos a pesar de nuestras debilidades u ofensas mutuas.
El amor que perdona es ese hilo de oro capaz de reconstruir la vasija de nuestra comunidad y hacerla más bella y hermosa que antes. Porque el perdón recrea y reconstruye.
juanjauregui.es