Introducción


Las personas que tienen pasión  por algo se dejan llevar de la pasión. Lo que nos apasiona es justo lo que nos da vida. La vida se vuelve “sosa” cuando todo nos da igual. Esto nos hace comprender mejor lo que hoy escucharemos en el Evangelio.
El Reino de Dios es presentado como “una pasión”, cuando uno lo descubre queda enganchado y apasionado…
Es posible que ese Reino de Dios sólo lo descubran unos pocos… A los demás nos basta con encontrarnos con hombres y mujeres que han descubierto el Reino y lo hacen presente ante nuestros ojos… Entonces nos quedamos admirados y nos preguntamos: ¿Cómo es posible que en mundo tan egoísta haya gente tan desinteresada, tan maja, tan entregada a los demás, tan profunda que nos hace ver y gustar la densidad de la vida ordinaria…?